La historia de la Sala Príncipe del Realejo es larga y forma parte del recuerdo de cientos de ya no tan jóvenes que acudían a ella en pleno Campo del Príncipe. Y ahora está en venta por casi 1,5 millones de euros.

En el portal inmobiliario Century21 figura la venta de este local de ocio nocturno, en funcionamiento y adaptado también a sala de conciertos y espectáculos, e indica que es "compatible con edificio de uso turístico" con sus 572 metros cuadrados y más de 600 construidos y 5 baños. Se describe la opción de comprar un pack de tres salas (esta y otras dos en el Centro y zona de San Antón) y "hacerse con gran parte de la oferta de la noche en la ciudad". Tiene licencia con insonorización y aforo de 1.000 personas.

Para reclamo de compradores, se informa que la actual Sala Prince es compatible con uso turístico y se puede "construir alojamiento turístico" dada su ubicación en el 'corazón' del Realejo.

Imagen del interior.

Esta venta es un capítulo más en la larga historia de esta sala, que no ha pasado por pocos problemas urbanísticos, de aforo y con los vecinos. Fueron los propios vecinos, constituidos en la Plataforma de Vecinos del Realejo, quienes iniciaron las protestas y llevaron a la sala a los tribunales contra el aumento de aforo a un millar de personas y el aumento de nivel de emisión sonora concedido por el Ayuntamiento a través de correspondiente licencia. Un periplo judicial que hizo que un juzgado suspendiera cautelarmente la ejecución de este permiso. Los vecinos alegaban su derecho al descanso, que prevaleció frente a los intereses económicos de la mercantil. Finalmente, como recoge el anuncio de venta, tiene la licencia de 100 110 decibelios y el aforo de 1.000 personas. 

Las denuncias se iniciaron en 2017 tras tiempo sufriendo los vecinos el ruido persistente que generaba la discoteca, entonces con un aforo de 251 personas (que se incumplía con incluso desalojos por exceso de aforo), y la intención de ampliarla, para lo que se hicieron obras. El TSJA les dio la razón en mayo de 2021 y ordenó la clausura provisional de la discoteca, que fue levantada pocos meses después por el Ayuntamiento dando por cumplida la sentencia ya que cumplía la normativa, aunque los vecinos criticaron que se hizo el informe con la sala cerrada, por lo que recurrieron. El juzgado les dio la razón por segunda vez ordenando la suspensión cautelar del aumento de aforo la revisión por un técnico imparcial. Mientras eso no se solucionó, se suspendió la ampliación de aforo de la sala, que finalmente se autorizó por cumplimiento de la normativa.