"Hay muchas notarías que están al borde del colapso debido a la crisis"

Acaba de ser elegido para representar a un colectivo al que Gallardón quiere derivar las bodas y divorcios · Su compromiso: velar por el cumplimiento de las normas y el correcto desempeño de la profesión de notario

Salvador Torres, en su notaría de la calle Recogidas.
Salvador Torres, en su notaría de la calle Recogidas.
Yenalia Huertas / Granada

18 de febrero 2012 - 01:00

El pasado día 5 fue elegido decano del Colegio Notarial de Andalucía, sustituyendo en el cargo a Antonio Ojeda, que acaba de jubilarse. Salvador Torres (Madrid, 1964) es notario desde hace 19 años y tiene su despacho en la calle Recogidas, donde transcurre la entrevista. El madrileño contesta a todo amablemente y sin tapujos. Confirma que el 'trasvase' de bodas y divorcios a las notarías planteado por Gallardón ha tenido una buena acogida en el colectivo al que representa, y da fe de que la crisis está afectando, y mucho, al trabajo de los notarios. Como decano, representará a sus 500 compañeros andaluces, 20 de los cuales operan en Granada.

-Enhorabuena por su nombramiento.

-Muchas gracias.

-Era usted el único aspirante. ¿Por qué? ¿Quita mucho tiempo?

-Quita bastante tiempo. Aquí, afortunadamente, estamos dos notarios, y el día que yo falto mi compañero siempre me suple.

-¿Cómo afronta ser la cabeza de su colectivo?

-Con mucho miedo (risas). No, verá, yo he sido hasta ahora vicedecano. Antes había dos colegios notariales: el de Sevilla, que llevaba las cuatro provincias occidentales, y el de Granada, que llevaba las cuatro orientales. Esa situación existía desde la Ley del Notariado, desde 1862. Pero en 2007 el Gobierno hizo una reforma y entendió que debía de existir un solo colegio por comunidad autónoma. Entonces, se fusionaron los dos colegios y se celebraron las primeras elecciones conjuntas a junta directiva. Y ahí yo entré como vicedecano.

-¿Y qué hace un decano de notarios?

-Básicamente lo mismo que otros decanos de otros colegios. Nosotros celebramos junta directiva una vez al mes. Resolvemos todos los expedientes, quejas, impugnaciones... Y aparte de eso, estamos al tanto de la legislación, enviamos comunicaciones a los compañeros y procuramos coordinar todos los servicios del colegio, que son muchos. No olvide que, desde las notarías, hay que estar continuamente enviando partes de todos los testamentos, de todas las declaraciones de herederos. Luego se envían a la comunidad autónoma una ficha de todas las escrituras que se firman para la liquidación de impuestos, y se envía también a todos los ayuntamientos para que cobren la plusvalía... En fin, coordinar todo eso y resolver cualquier problema que se presente.

-¿Cuáles son las mejoras que reivindica el colectivo?

-Básicamente, conseguir que la función se desempeñe correctamente. Evitar los abusos, si es que se producen en algún caso. Como sabrá, todos los meses se celebra en Madrid una junta, donde se reúnen todos los notarios de España: el Consejo General del Notariado, que es el que lleva la política de negociaciones con el Gobierno. A través del consejo se define la política general que se quiere. Y dentro de Andalucía, el decanato o la junta directiva son los que están en contacto con la Junta de Andalucía.

-¿Es que hay notarios que no desempeñan bien su profesión?

-Vamos a ver. La función en general la desempeñamos todos bien, pero hay que evitar ciertos abusos, como la acaparación de asuntos o de grandes clientes. Hay que intentar que el reparto sea más equitativo. Se trata de que las normas que rigen el notariado se cumplan.

-Hablaba antes de que una de sus funciones como decano será la de tramitar las quejas contra los notarios. ¿Hay muchas?

-Bueno, proporcionalmente no son muchas. Si somos 500 notarios, a lo mejor todos los meses podrán entrar diez quejas o así.

-¿Y de qué se queja el ciudadano?

-Muchas veces son cosas que no tienen nada que ver con el notario. Otras, sí. Por ejemplo, hay gente que no está de acuerdo con la factura y quiere saber si está bien aplicado el arancel. Nosotros no cobramos lo que queremos, sino lo que el Gobierno fija en arancel, y en esos casos hay que repasar si se ha aplicado correctamente o no. Hay otras personas que se quejan de que el notario no le asesoró bien.

-Parece que los notarios han acogido muy bien los cambios anunciados por Gallardón, que les permitirá en un futuro celebrar y romper matrimonios de mutuo acuerdo y sin hijos.

-Gallardón ha hablado de ese tema solo, pero es mucho más amplio. En la jurisdicción voluntaria hay una serie de actuaciones donde no hay contienda entre las partes que, históricamente, en este país se atribuyeron a los juzgados. De esa jurisdicción voluntaria ya hay materias que nosotros llevamos desde hace muchísimos años, como los expedientes de dominio, de reanudación del tracto o las declaraciones de herederos. En estos casos, actualmente, puede uno optar entre ir al juzgado o ir al notario.

-¿Y la ley que va a impulsar Gallardón desjudicializaría totalmente esos asuntos?

-Sí, supongo. Lo que pasa es que no hemos visto todavía el texto.

-Pero, ¿será una imposición casarse ante notario?

-No, seguro que no. Lo que harán es quitarle esos asuntos a los jueces. Posiblemente, ellos ya no podrán celebrar bodas, y lo harán los alcaldes o lo haremos los notarios.

-Hay quien piensa que casarse ante notario es muy poco romántico...

-(Risas) ¿Y casarse en el juzgado?

-También hay quien ve en ese 'trasvase' de bodas y divorcios una privatización.

-(Muy serio). Ya, pero no es ninguna privatización. Vamos a ver, nosotros somos funcionarios públicos. Hacemos una oposición. El número de notarios está fijado por el Gobierno y lo que cobramos también. El servicio va a seguir siendo público, y la única diferencia es que ese servicio se pagaba con cargo a los presupuestos generales del Estado y ahora lo van a pagar quienes lo usen.

-Usted dijo que las tarifas serían moderadas. ¿Cuánto costará casarse o divorciarse ante ustedes?

-No lo sé, porque eso lo fijará el Ministerio, pero supongo que será una cantidad moderada, simplemente para sufragar ese servicio.

-Y hablando de dinero, ¿los notarios están notando mucho la crisis?

-Muchísimo. Los documentos que hacemos los notarios son los que hacen los ciudadanos: comparar una casa, pedir un préstamos para un coche... Y cada vez que hay una crisis nos afecta directamente, porque todas esas cosas que dejan de hacer los particulares son las que nosotros dejamos de hacer.

-Pero los negocios cierran y las notarías no.

-No podemos cerrar, claro. Y eso es un problema. El despacho lo tenemos que mantener nosotros: tenemos que pagar el alquiler y a todos los empleados, y si bajan los ingresos, los gastos siguen siendo los mismos. De hecho, hay muchas notarías que están al borde del colapso.

-¿Y cuánto han descendido los ingresos?

-Yo le puedo hablar de este despacho. El año pasado bajamos cerca de un 50%.

-Pues todo el mundo piensa que ganan ustedes mucho dinero.

-Habrá habido notarios que habrán ganado mucho dinero en la época del ladrillo, no le voy a decir que no. Pero eso no es la generalidad del colectivo. La mayoría, con la documentación normal, tiene unos ingresos medios-altos, pero no son millonarios.

-¿Cómo afronta el futuro su colectivo?

-Siempre con esperanza, evidentemente. Yo pienso que una vez se produzca la reestructuración del sistema financiero, empezará a moverse la cosa. Creo que el futuro está en la pequeña y mediana empresa, que es la gran olvidada del Gobierno siempre.

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