Las mujeres víctimas de violencia de género presentan secuelas neurológicas que afectan a la memoria, según un estudio de la Universidad de Granada

En la investigación desarrollada en el Centro Mente, Cerebro y Comportamiento, pionero por sus características, han participado 40 supervivientes de violencia de género

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Máquina de resonancia magnética empleada en el estudio.
Máquina de resonancia magnética empleada en el estudio. / R. G.

Pijama, cortina, alfombra, taza... Un listado de 35 palabras que comienza así ha sido la llave que ha permitido profundizar en las posibles secuelas neurológicas que tiene la violencia de género. Un estudio realizado en el Centro de Investigación, Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada (UGR) apunta a que las mujeres supervivientes de violencia de género presentan dificultades en las fases iniciales del aprendizaje. Además, tienen que hacer un mayor esfuerzo cerebral para reconocer palabras. Este esfuerzo, sin embargo, no se traduce en que estén más limitadas que las mujeres que no han sufrido violencia.

"Creemos que es importante poner el foco en este tipo de secuelas", señaló este lunes la investigadora del Centro María Pérez, que en los últimos seis años ha trabajado en este campo de investigación. Forma parte del equipo del Proyecto Believe que desarrolla el centro de la UGR y que analiza las secuelas neurológicas en mujeres supervivientes. Miguel Pérez, investigador principal del estudio presentado este lunes, dio datos que apuntalan la necesidad de profundizar en este tipo de estudios: un 40 y un 70% de las mujeres víctimas sufren golpes en la cabeza. Entre un 50 y un 60% han sufrido estrangulamiento.

Imagen empleada para estudiar las secuelas en mujeres supervivientes de violencia de género.
Imagen empleada para estudiar las secuelas en mujeres supervivientes de violencia de género. / R. G.

El trabajo presentado este lunes estudia cómo la violencia de género afecta a la memoria verbal y al aprendizaje. La idea ahora es evaluarlas y posibilitar tratamientos de rehabilitación como los que se emplean con víctimas de accidentes de tráfico. Este trabajo tiene por tanto implicaciones clínicas.

En la investigación han participado 80 mujeres, la mayoría de Andalucía. 40 de ellas eran supervivientes de violencia de género, derivadas de centros de atención, y el resto, otras 40, conformaron el grupo de control. A todas se les pidió una tarea, memorizar palabras de un listado de 35 vocablos (vela, tenedor, pata, manta, ermita...). Después se les pidió recordar esos términos mientras se les hacía una resonancia magnética. "Esto nos permite ver el funcionamiento del cerebro", aseveró Juan Verdejo, otro de los investigadores del proyecto. "Decidimos estudiar la memoria porque tiene una gran repercusión en la vida diaria", explicó el científico.

"Nos dimos cuenta de que las víctimas tenían más dificultades en el aprendizaje", subrayó María Pérez, que especificó que a mayor violencia sufrida mayor era la dificultad. Algunas de ellas ya manifestaron antes del estudio que tenían problemas para recordar cuestiones cotidianas, como la lista de la compra. Ahora hay un estudio científico que constata que ese problema puede estar ligado con la violencia sufrida. Las mujeres que habían sido víctimas reconocían menos palabras y rindieron peor en el recuerdo libre. A más violencia, peor es el reconocimiento en fases tempranas de aprendizaje.

Isabel Benítez, Miguel Pérez, María Pérez y Juan Verdejo.
Isabel Benítez, Miguel Pérez, María Pérez y Juan Verdejo. / R. G.

Estas secuelas, sin embargo, no implican un peor rendimiento. Las mujeres que han sufrido violencia necesitan un mayor esfuerzo pero eso no implica que tengan menor capacidad, apostilló Verdejo. "Recordaban el mismo número de palabras, pero con mayor esfuerzo". Entre las participantes ha habido mujeres desde 18 a 60 años.

El grupo de investigadores que ha llevado a cabo este proyecto ha desarrollado una iniciativa pionera por cuanto que es la primera vez que se vincula la violencia con el rendimiento de la memoria. "La investigación tiene que seguir en cómo afecta a otros procesos del día a día", adelantó Verdejo.

Además de evidenciar estas secuelas, desde el grupo se trabaja en dar respuesta a las necesidades que puedan tener estas mujeres mediante rehabilitación. Para ello, especificó Miguel Pérez, se emplea un programa basado en realidad virtual, Recognition, empleado en personas con secuelas por accidentes de tráfico en la mejora del rendimiento en la función ejecutiva, la que 'ayuda' a ordenar tareas para poder afrontar una situación. Con programas específicos se espera que se pueda alcanzar un mejor rendimiento que sin tratamiento clínico.

El estudio ha determinado, además, que este tipo de secuelas neurológicas no sólo obedecen a los golpes físicos. "No son la única fuente de daño en el cerebro", avanzó Miguel Pérez. Evidencias previas ya apuntaban a dificultades en la atención y la memoria, pero ahora hay un trabajo científico que muestra cómo funciona el cerebro de una mujer superviviente durante una tarea de memoria.

El trabajo, desarrollado en Granada, tiene carácter internacional y ha sido publicado en el Journal of Interpersonal Violence. La presentación de los resultados se da un día antes del 25 de noviembre, día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. En el acto también participó la investigadora Isabel Benítez, que destacó que "esta fecha nos recuerda la necesidad de seguir investigando" sobre el impacto de la violencia sobre las mujeres.

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