Los nervios en los exámenes tienen las horas contadas
La psicóloga Sagrario López da las claves para enfrentarse a las pruebas con éxito
El fantasma de los exámenes planea en la cabeza de todo estudiante, sobre todo cuando se acercan meses cruciales como febrero, junio o septiembre. En este periodo, los nervios fluyen por todas partes, los alumnos repasan apuntes por las esquinas de las facultades, las bibliotecas se saturan de gente y algunos, incluso, aprovechan el tiempo libre para hacerse chuletas.
Para los universitarios, estas fechas no suelen ser algo gustoso porque supone pasar muchas horas delante de los libros, pero algunos viven este periodo como una auténtica pesadilla que viene acompañada de una gran ansiedad que provoca vómitos, insomnio y dolor de barriga.
Ylenia Avellaneda tiene 24 años, es estudiante de Medicina y le pone voz a un problema que padecen centenares de estudiantes que angustiados acuden a pedir ayuda al Gabinete Psicopedagógico de la Facultad de Psicología. Ella recurrió hace unos meses a profesionales para poner solución a la angustia que le impedía sentarse delante de un examen. "Lo que me pasaba es que lo que tenía en la mente, pensamientos como voy a suspender, para qué me voy a presentar con lo mal que lo llevo... se traducían en síntomas físicos como dolor de barriga, de cabeza, noches sin dormir o vómitos. Como sabía que lo pasaba tan mal, lo que intentaba era evitar la situación y me iba a mi pueblo sin presentarme. Desde que voy a terapia he mejorado muchísimo porque ahora respiro y me enfrento a esa situación que tanto me asustaba. Lo hago temblando, pero lo hago". El caso de María Jesús Madrid es parecido. Ella tiene 26 años, estudia Ingeniería de Caminos y también solicitó el apoyo del Gabinete Psicopedagógico para superar el miedo y los nervios que sentía cuando tenía que presentarse a alguna prueba escrita. "La ansiedad paralizaba mi vida normal de estudiante, algo que me repercutía a otros niveles porque si no llevas bien la facultad, también te influye en todo lo demás. Antes no iba al examen por miedo o cuando me presentaba no obtenía el resultado que quería, por eso, en el gabinete, me han enseñado muchas técnicas para evitar esta situación. Cuando sabía que había un examen me daba dolor de estómago, no podía respirar, no dormía bien durante noches y se me quitaban las ganas de comer".
Así se podrían exponer uno, dos, tres y hasta centenares de testimonios que evidencian que la ansiedad ante los exámenes es algo más común de lo que parece. No solo entre los universitarios, sino en personas que tienen que presentarse a oposiciones como el temido MIR de los médicos, el FIR de los farmacéuticos o las pruebas de Selectividad en estudiantes de Bachillerato. Lo que está claro es que a estos chavales la presión de saber que se lo están jugando todo a una carta les pasa factura. Por eso, y para ofrecer una salida a aquellos que lo necesitan, la escritora y psicóloga Sagrario López Ortega que también forma parte del Gabinete Psicopedagógico de la Facultad de Psicología, ha escrito un libro titulado No pierdas los nervios en los exámenes que se presentó ayer ante los medios de comunicación.
López Ortega advierte que es necesario intercalar la actividad física y las actividades de ocio "saludables" para poder mantener un determinado ritmo de estudio. De esta forma, no se llega al día del examen con el tiempo justo, algo que también genera mucho estrés entre el alumnado. Según la psicóloga "si llegamos al punto de vomitar y a un estado que afecte al organismo, los profesionales estamos para ayudar, para que aprendan a respirar de forma abdominal, a comer adecuadamente y actividades que les sirvan para desconectar y relajarse".
Pero, además de las técnicas de relajación que ayudan a mitigar los efectos fisiológicos que provoca la ansiedad, la escritora también ahonda en la parte que afecta a la psicología humana. "Hay veces en las que nos empeñamos en no ponernos nerviosos ante una situación en la que es normal tener ese estado y esto provoca más nervios".
Hay quien se queda en blanco, quien no tiene las técnicas de estudio adecuadas y quien se da el atracón el último día. Por eso, en el libro se ofrecen pautas para luchar contra el temido olvido, técnicas para repasar, para vencer la ansiedad y para organizarse el tiempo.
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