Granada

El nuevo mapa bancario español

EL objetivo económico del sistema bancario es financiar a los solicitantes de crédito con el dinero depositado por los ahorradores. Pero las entidades no deben olvidar nunca que sólo son administradores de fondos de terceros ya que los depositantes siempre son propietarios de sus fondos. Para poder remunerar los depósitos concede créditos cuyos riesgos compensa mediante el cobro de intereses, parte de los cuales se destinan a los depositantes. Es claro que un correcto análisis de los riesgos de impago es fundamental para evitarlos ya que cuando en un mercado no se devuelven los préstamos concedidos resulta imposible remunerar los depósitos al precio pactado previamente. Si la situación se consolida, será imposible hacer frente al reintegro de los depósitos y en ese momento, el sistema quiebra.

En la banca tradicional, los créditos concedidos a clientes siempre eran inferiores a las cantidades recibidas en depósitos, utilizándose la diferencia como coeficiente de caja para garantizar los reintegros de los clientes. Actualmente, la situación ha cambiado [Cuadro I]. Ante esto podríamos preguntarnos, ¿de dónde sale el dinero para financiar? Es claro que las entidades se financian mediante emisiones de deuda e instrumentos complejos cuyos titulares no son depositantes clásicos sino inversores. Esta realidad justificaría que los estados dejaran caer a las entidades quebradas ya que sólo deben garantizarse los depósitos, no las inversiones.

Cualquier economía desarrollada requiere un sistema financiero complejo y solvente que contribuya a la expansión, afianzamiento y evolución de todo el sistema económico. La intermediación bancaria genera un conjunto estructurado de instituciones, mercados, activos y técnicas cuyo objetivo principal es canalizar el ahorro hacia la inversión.

Nuestro sistema financiero no se ha diferenciado en exceso del que existe en el resto de la UE. Se ha basado en la existencia de tres grupos de entidades: Bancos, Cajas y Cooperativas. Aunque se habla de crisis bancaria, la realidad es que la reestructuración financiera sólo afecta a las Cajas de Ahorro.

Primeras ayudas estatales

La crisis financiera se inició en 2007. Su origen está en la concesión de hipotecas a clientes con recursos insuficientes para poder devolverlas, las famosas hipotecas subprime. En España, la tormenta financiera internacional se conjugó con una burbuja inmobiliaria que había alentado de modo irresponsable y suicida el propio sistema bancario al realizar análisis muy laxos de una parte importante de su cartera de préstamos.

Las ayudas estatales se concretaron mediante avales estatales a la deuda emitida por entidades con problemas. Más adelante fue necesario crear el FROB que sólo debía actuar cuando fuera imposible obtener soluciones privadas -fusiones, absorciones o SIP- a los problemas de solvencia de las entidades.

El apoyo público se concretó en préstamos a las entidades con intereses del 7,75%, el primer año y del 8,25% a partir del segundo o bien, con la intervención directa. La pésima situación de CCM y CajaSur obligó a su intervención, saneamiento y subasta. Entre julio de 2010 y febrero de 2011 el FROB aportó 12.866 millones de euros en ayudas [Cuadro II]. Después, en septiembre de 2011 y dada la incapacidad de las entidades para obtener capital privado se exigió la creación de bancos a los que traspasar el negocio de las Cajas. En esta ocasión el FROB nacionalizó tres entidades [Cuadro III] y dio un plazo de 25 días a BMN y Liberbank para cerrar las aportaciones. Caja España Duero no fue nacionalizada al firmar su absorción por Unicaja. BFA-Bankia y Banca Cívica salieron a Bolsa. Sumadas a todas las cantidades, los 3.000 millones que recibió CAM en Líneas de Liquidez, las ayudas sumaban, a fines de 2011, 20.617 millones.

2012. El año de la reestructuración del sistema bancario

En 2012 se aprobaron los RDL 2/2012 y 18/2012 que exigían saneamientos adicionales para compensar el deterioro de las carteras de préstamos con garantía inmobiliaria. En particular, solares y promociones no finalizadas que se estaban convirtiendo rápidamente en activos dudosos.

En mayo, la situación financiera de Bankia se hizo insostenible obligando a su nacionalización. En ese momento, sus necesidades superaban todas las aportaciones realizadas hasta la fecha. Ante esa realidad, el gobierno se vio obligado a solicitar a principios de junio asistencia financiera al Eurogrupo mediante una línea de crédito de 100.000 millones de euros. El Memorando de Entendimiento suscrito por el Gobierno de España establece condiciones específicas para las entidades que requieran ayudas públicas. De hecho, se estimó que las necesidades de recapitalización del conjunto del sistema bancario oscilaban entre los 16-26 mil millones de euros en el escenario base y los 51-62 mil millones en el adverso. A continuación, se encargó el análisis que determinaría las necesidades de capital de cada entidad que realizó Oliver Wyman y que se publicó el 28 de septiembre.

El MOU exigía determinar las necesidades de capital de cada entidad, recapitalizar, reestructurar o liquidar las entidades no viables y segregar los activos dañados para transferirlos a una sociedad independiente, el SAREB o banco malo.

El informe de Oliver Wyman

Esta prueba era una necesidad lógica tras la realización del análisis general del sistema y se hizo de un modo detallado. Se utilizaron las bases de datos de las entidades y las del Banco de España, analizándose 36 millones de préstamos y 8 millones de activos de garantías. Igualmente, los auditores verificaron la calidad de los datos, se realizaron 1,7 millones de tasaciones automáticas y 8.000 individuales y se tomaron en consideración los planes de negocio de las entidades para el periodo 2013-15. Se concluyó que las necesidades de capital en el escenario adverso serían de 59.300 millones concentradas en siete grupos bancarios, entre ellos, los que ya controlaba el FROB.

Se establecieron cuatro grupos de entidades.

I.Grupo 0: Entidades que no precisan capital: Santander, BBVA, más Unnim, Caixabank que ya había absorbido Cívica, Kutxabank, Sabadell y la CAM, Bankinter y Unicaja que rechazó la fusión con CEISS. Ibercaja y Popular se integraron posteriormente en este grupo.

II. Grupo 1: Requiere 46.206 millones. Lo integran las cuatro entidades nacionalizadas. Bankia, NCG, Catalunya Banc y Banco de Valencia.

III. Grupo 2: Bancos que requerirán apoyo público. Caja3, BMN, CEISS y Liberbank.

IV. Grupo 3: Los que pasarían al grupo 0 si alcanzaban el capital requerido antes del 30 de junio de 2013.

A finales de 2012 el FROB recapitalizó a todas las entidades del Grupo 1 lo que supuso un desembolso de 36.968 millones una vez deducida la trasmisión de activos problemáticos al Banco Malo. Además, el Banco de Valencia se ha traspasado a Caixabank, ya saneado, con un coste de 4.500 millones. Por último, se procedió a la nacionalización parcial aunque mayoritaria de los bancos del Grupo 2 a los que se aportarán 1.865 millones de euros.

El SAREB se ha constituido con 955 millones de capital y un 55% de capital privado. Ha adquirido mediante emisión de deuda los activos de las entidades del Grupo 1 por 40 mil millones de euros y en el primer trimestre de este año adquirirá los del Grupo 2.

¿Cuánto nos va a costar sanear el sistema?

La mala gestión de las Cajas de Ahorros, que son las que han debido ser intervenidas y rescatadas supondrá un coste de algo más de 112 mil millones de euros más los 130 mil millones ya provisionados por las propias entidades. Sólo la ayuda europea rondará los 75 mil millones en aportaciones directas a los grupos más el banco malo. Pero todo no acaba ahí, aún habrá que ver que determinan los jueces en el espinoso caso de las preferentes. La UE ha aclarado que de producirse un coste extra deberá cubrirse con fondos del estado ya que no habrá ayuda europea adicional.

En fin, por mucho que se niegue, los contribuyentes estamos ya pagando el rescate de las Cajas. La devolución del apoyo financiero de la UE está garantizada por el estado. Por tanto, lo devolveremos los ciudadanos, vía impuestos o vía deuda, que son siempre impuestos futuros. Tampoco es claro que podamos recuperar todo el dinero aportado y hasta hoy, los contribuyentes ya hemos perdido el dinero aportado entre 2010 y 2011 que suma más de 20 mil millones de euros. La experiencia de la anterior crisis bancaria de finales de los setenta y la intervención de Banesto en 1993 nos dicen que, hasta ahora, siempre hemos perdido, aproximadamente, la mitad de lo aportado.

La necesaria reactivación del crédito

No parece que la reestructuración bancaria que aún debe digerirse genere una inmediata reactivación del crédito. Esta necesita una mejora de la situación económica para que crezca la demanda de bienes y servicios. De todos modos, hasta la fecha, el crédito a familias y empresas se ha reducido considerablemente estrangulando la actividad económica. En cambio, la financiación a las Administraciones Públicas sigue, sorprendentemente, aumentando. Una vez más, comprobamos que los ajustes se han realizado con toda la dureza por parte del sector privado y han sido anecdóticos en un sector público que sigue siendo ineficiente e hipertrofiado.

¿Cómo queda el mapa bancario?

Tras la tormenta financiera nos queda un paisaje tan desolado como diáfano. Las Cajas de Ahorros buscaron un negocio muy alejado de su tradición centrada en las clases populares, en las pequeñas operaciones de los Montes de Piedad y en los préstamos a particulares que les aportaban una rentabilidad escasa pero segura. Con muy pocas excepciones las ha hundido la gestión irresponsable de los partidos y los ciudadanos han perdido los beneficios de la Obras Social. Además su desaparición va a generar graves consecuencias sociales en el crédito a particulares y pequeñas empresas y sobre todo, en la labor de la social. Hoy, el Registro del Banco de España solo recoge dos Cajas de Ahorros: Pollensa y Onteniente. El resto son ya, directa o indirectamente, bancos.

Las Cajas Rurales, en cambio, han actuado con su tradicional prudencia. Unas se han acogido al paraguas de Cajamar que supone hoy la mitad del sector; otras se han unido en diversos SIP y algunas como Caja Rural de Granada siguen por ahora en solitario por decisión propia y gracias a su solvencia.

Los bancos tradicionales, Santander, BBVA, Sabadell y Popular han crecido absorbiendo o comprando a saldo las Cajas quebradas en un ejercicio similar al que se dio en la anterior crisis bancaria. A ellos se unen ahora, Caixabank, convertida en primera entidad el país, Kutxabank y, en menor medida Unicaja, que como bancos saneados y solventes liderarán el mercado durante los próximos años.

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