El número de reclamaciones contra el cobro de morosos se dispara

Con la situación económica existente y el aumento del endeudamiento de las familias granadinas, las empresas dedicadas al cobro de morosos están haciendo su particular 'agosto'. Sin embargo, los métodos poco ortodoxos de estas compañías están generando una avalancha de quejas y reclamaciones de los ciudadanos supuestamente deudores de la provincia, según aseguran las organizaciones de consumidores y usuarios de la provincia.

"Nos llega muchísima gente que ha recibido cartas", explica el presidente de Facua-Consumidores en Acción de Granada, Javier Cejuela, quien puntualizó que este aumento en el número de quejas contra las empresas de morosos ya se empezó a notar en 2009, con el agravamiento de la crisis económica entre los granadinos. En la mayoría de los casos se denuncia, por parte de los consumidores, el procedimiento seguido por los trabajadores de estas compañías, como las llamadas telefónicas continuadas, a horas inapropiadas (de madrugada, en muchos casos) y las intimidaciones empleadas por los cobradores. "En algunos casos, hay un grado de hostigamiento tan fuerte a los ciudadanos que incluso podría ser constitutivo de un delito de acoso", según indicaron fuentes de la delegación en Granada de la Unión de Consumidores de Andalucía (UCA).

Pero además de los cuestionables métodos utilizados por este tipo de empresas, las organizaciones advierten de que podrían estar mezclándose entre estas reclamaciones de cantidad por las empresas de cobro de morosos determinadas prácticas ilegales relacionadas con la estafa, amparadas por la amalgama de venta de deudas entre unas empresas y otras. "Los ciudadanos muchas veces no saben si realmente deben o no la cantidad reclamada porque la empresa a la que adeudaban vendió el débito a otra y ésta a una tercera, que es la que ahora lo intenta cobrar, creando confusión entre los supuestos deudores", alega Cejuela.

Y es aquí donde Facua-Granada plantea que pueden surgir las estafas, ya que al final de todo el proceso el consumidor no sabe si tiene que pagar la cantidad o si, por el contrario, se trata de engaño en el que se inventan pequeñas deudas que puedan ser asumidas por los estafados.