Fue allá por 1805 cuando Napoleón ordenó al Prefecto de Policía de París crear un lugar donde poder almacenar los objetos encontrados en la vía pública. Así se creó la primera oficina de objetos perdidos, un departamento que sigue vigente hoy en el seno de la Policía Local y que realiza una labor ciudadana valiosa, metódica y tenaz.

Javier López, agente de este cuerpo, es el responsable del área de Objetos Perdidos, cuyo departamento está ubicado en la planta baja del Ayuntamiento de la capital. Junto a otro compañero, López registra cada cartera, DNI, llave o documento extraviado que llega a la oficina en una meticulosa base informática que se actualiza de forma diaria.

Es testigo, además, de infinitas historias cotidianas: la preocupación de quien acude buscando algún objeto, la buena voluntad de quien lo entrega y anécdotas de todo tipo y para todos los gustos.

Aunque en la época estival se ha notado "un ligero descenso" en los registros respecto a años anteriores, la media anual ha seguido aumentando. Así, el responsable explica que en 2009 se han registrado "5.000 objetos", cuando en 2007 se contabilizaron unos 4.789, y en el 2008 un total de 4.938. La mayor parte de los mismos son carteras y DNI, aunque la variedad llega hasta tal punto que, tal y como enseña, ni siquiera falta una dentadura postiza o un corrector dental.

Este servicio en el que López trabaja desde hace tres años tiene una eficacia, según apunta, del 95% entre lo que recibe con respecto a lo entregado. Buena parte de culpa la tiene el hecho de que el departamento no sea un mero almacén, sino parte activa.

"Hacemos todas las gestiones oportunas -las peluquerías y gimnasios son nuestros principales aliados- para localizar a los dueños. Buscamos la documentación y si están empadronados aquí para agilizar mucho los trámites y que así puedan recoger sus pertenencias cuanto antes", explica. Sin embargo, a veces "se echa en falta un poco más de colaboración para que los principales proveedores no se limiten al correo y los compañeros que están en la calle".

Entre las historias más sorprendentes que el agente recuerda figura la de un anciano que perdió su cartera con 250 euros. Intentaron localizarle durante dos años, plazo límite en el que este objeto puede permanecer en la caja fuerte y, cuando ya estaban a punto de devolverlo a la persona que lo llevó al departamento (tal y como estipula la ley) el dueño contestó por fin a la llamada telefónica del agente. Así, dos años después recuperó su cartera con el dinero.

Javier López explica que los objetos que carecen de valor económico, como los bolsos, fotografías o DNI, pueden permanecer en la oficina hasta tres meses. Una vez finalizado este plazo, y tras advertir por carta al dueño de la inminente extinción del mismo, si no se ha personado o no contesta "se entiende que renuncia al documento y entonces se manda a destruir".

Otros muchos productos irán a parar, por ejemplo, a Cruz Roja u otras ONG. De hecho, López ya prepara un paquete de gafas y móviles para entregar a la institución en los próximos días.