El Hospital Real, sede del Rectorado de la Universidad de Granada, está en plena operación verano. Abierto en canal, el vestíbulo de la Sala de Rectores, una de la estancias más señeras del edificio, se transforma en estos meses y aligera de forma notable el peso que durante siglos ha descansado sobre la estructura de este edificio histórico. Construido por orden de los Reyes Católicos e iniciado a principios del siglo XVI, en 1546 sufrió un incendio del que, ahora, se han encontrado huellas. Como si se tratara de una cirugía, los técnicos y arquitectos han desarbolado esta parte del edificio. Ahora, desde lo que es la biblioteca, se puede ver entre los andamios un trocito de cielo.

La obra ha descubierto los jabalcones de madera de pino que sujetan la estructura. Entre el vestíbulo y la biblioteca, el denso muro de ladrillo y mortero que había ha desaparecido. Se pondrá en su lugar una estructura más liviana, más ligera. Parte de la pared será de cristal, una pieza de prácticamente cuatro metros de alto por cuatro de ancho que alargará la visión hasta el fondo de la biblioteca del Hospital Real. El motivo del cambio está en los problemas estructurales que ya mostraba el edificio y que hacían necesaria una intervención. Ésta comenzó en el mes de noviembre y se prevé que finalice a final de este año.

La rectora muestra la obra a Antonio Granados y Rocío Díaz junto al vicerrector Víctor Medina.

La reforma del vestíbulo es una de las dos iniciativas en marcha estos meses en el Hospital Real. Esta obra tiene un presupuesto de 255.934 euros a cargo del Plan Alhambra de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y, cuando culmine, permitirá ver el cimborrio desde lo que antes era una pequeña habitación entre el Salón de Rectores y la biblioteca. Se aliviará la carga (el muro eliminado no tenía un muro que lo sustentara a su vez en la planta baja) y se corregirán las patologías detectadas a consecuencia del exceso de peso. La estructura soportaba un peso de 400 kilos por metro cuadrado, según explicó el director de la obra, Diego Garzón.

En la visita a los trabajos, la rectora, Pilar Aranda, afirmó que "agradecemos muchísimo el esfuerzo que se ha hecho" desde el Patronato de la Alhambra y desde la Junta de Andalucía "para que estas obras pudieran ser financiadas" a cargo a los remanentes del monumento nazarí, el conocido como Plan Alhambra que se puso en marcha hace 18 meses y está dotado con 20 millones de euros. Por su parte, el delegado de Cultura, Antonio Granados, instó al Ayuntamiento de Granada a licitar 15 millones. Se trata, dijo Granados, de "a través de ese dinero generar puestos de trabajo y sobre todo activar nuestro mercado" y expuso a la UGR como ejemplo, ya que la institución tiene sus obras en ejecución. Además de las que se acometen en el Hospital Real, también se actúa en el Albercón, en el campus de Cartuja, intervención que podría estar terminada en septiembre.

Además de los 255.000 euros que se destinan a la reforma del vestíbulo, con el Plan Alhambra se financia el 40% de la reforma del Patio de la Capilla, también en el Hospital Real. Esta intervención supone un coste de un millón de euros, de los que 421.190 proceden del Plan Alhambra. También recibe fondos del 1.5% cultural. Esta obra, cuenta con otro proyecto complementario, explica la institución en una nota, que requiere de otros 630.002 euros, sacados en su integridad de los remanentes de la Alhambra. En la visita a las obras también estuvo la directora del Patronato, Rocío Díaz, que explicó que la "voluntad" de la institución es que se "siga invirtiendo" en la ciudad a través de convenios, aunque expresó la necesidad de que "tenemos que ir recuperándonos, recuperándonos de la pandemia, recuperando todos los visitantes que son necesarios para para poder seguir adelante y para poder llevar a cabo todos los proyectos que también tiene la Alhambra".

Las obras en el Patio de la Capilla deberán estar finalizadas en febrero de 2023. A finales de año, indicó la rectora, el Hospital Real acogerá el encuentro de los directores de los centros del Instituto Cervantes, cita en la que, se espera, ya no habrá andamios en el edificio.