El oscense Marín Sola gana el certamen de poesía de Denia
No es corriente que un mismo autor, en este caso un poeta, sea galardonado en el mismo certamen con el primer premio en dos ediciones diferentes. Esto es lo que le ha pasado al poeta oscense Francisco Javier Marín Sola en el XIII Certamen de Poesía Adolfo Utor Acevedo, convocado por la Casa de Andalucía en Denia (Alicante). En la edición de 2005 obtuvo el máximo galardón con un conjunto de poemas de tema andaluz y en la presente de 2009 lo ha conseguido con un poemario titulado Panorámicas, inscrito en el apartado tema libre en castellano.
Aunque circunstancialmente nacido en Cataluña, Marín Sola desea ser reconocido como "poeta oscense por donde va" ya que sus ancestros están en la granadina ciudad de Huéscar.
Este nuevo logro en su ya larga carrera -son 23 los años que lleva escribiendo poesía pese a su juventud- añade un mérito más a su currículo compuesto de publicaciones diversas entre las que el propio autor destaca la de la colección Fuente del Aire (Andújar 1988), las que él mismo financia y publica en los Cuadernos Mandarina que, según sus palabras es "una colección abierta a todos los caminos y caminantes de la literatura", o las composiciones de periódica en la revista oscense Cuadernillos de La Sagra.
En esta trayectoria han ido surgiendo los premios y reconocimientos a su labor literaria. Entre sus obras, composiciones como: "Dedos afluentes pasan ríos de hojas abajo, /Elena me enseña el amarillo limón de sus Planetas, /Yo, el verde Omeya de mis Niños Mutantes. Sólo falta la primavera a la Judería, como un mar llegando…/Duendeando…
En su poesía la palabra brilla, palpita, se estremece de colores y de significados nuevos, que sólo es posible encontrarlos cuando se bucea profundamente en el mar sin fondo del alma de un poeta como es Francisco Javier. Los términos hasta ahora considerados como prosaicos ascienden a los altares de la poesía por obra y gracia de este oscense, granadino y andaluz, como él mismo se proclama a todos los vientos.
Otras veces, en muchas ocasiones en una magistral elección, el autor espiga vocablos que, convenientemente unidos por su peculiar sintaxis, rozan las más altas cotas de la poesía "agradable, viajera y recreativa con imágenes alcanzables" que él mismo reivindica para su manera de entender este noble oficio de la literatura.
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