El pan, para el paladar y el corazón
Los nutricionistas defienden que este alimento favorece la pérdida de peso y evita enfermedades crónicas si se acompaña de actividad física
Entre las mayores tentaciones que cualquier persona habituada a la dieta mediterránea se encuentra, sin duda, el pan. Una buena tostada por la mañana, un trozo de pan de Alfacar o una de las famosas salaíllas granadinas. Todo un deleite para los paladares pero con una muy mala imagen en la sociedad.
"Desgraciadamente, hay una idea falsa de que el pan engorda, pero nada más lejos de la realidad". Así de claro lo dejó ayer el profesor Ángel Gil, presidente del XX Congreso Internacional de Nutrición que se celebra en Granada con más de 4.000 expertos en la materia. El pan, no sólo no engorda, sino que puede ayudar a adelgazar. Por supuesto, siempre que se consuma con moderación, como cualquier otro alimento, y se combine con una vida sana y algo de ejercicio físico diario.
El pan ha sido durante años la base fundamental de toda alimentación alrededor del mundo, y es especialmente importante dentro de la dieta mediterránea, donde casi es sacrilegio tomar una loncha de jamón sin que lo acompañe un poco de pan con aceite.
Por lo tanto, se puede comer pan sin remordimientos. Además, el profesor aseguró ayer que el consumo de este alimento, "especialmente panes integrales", supone la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares de la diabetes. Gil explicó que hay panes que, por su forma de elaborarse, ayudan a que se genere menos insulina en el cuerpo, por lo que evita enfermedades como la diabetes tipo 2. Entre estos panes, además, destacan especialmente los de Alfacar por su manera artesanal de fabricarse. Además, este alimento "contiene hormonas gastrointestinales que estimulan la sensación de la saciedad".
El presidente del congreso puso un ejemplo para explicar todo esto. "En los últimos años en España ha descendido el consumo de pan. Sin embargo, la obesidad infantil ha aumentado, así que no se puede culpar al pan de este aspecto". Eso sí, Gil admitió que todos los panes "no son iguales", por lo que también "hay que exigir pan de calidad para disfrutarlo".
El profesor también admitió que " todo el error" de considerar al pan como un alimento a evitar en las dietas de perder peso "viene de los científicos" y de lo que creían "hace unos años". Por todo esto, ayer reiteró la necesidad de comer pan todos los días "con moderación" y también "fomentar el que se fabrica con harinas integrales", que tienen más contenido en fibra.
La cantidad diaria recomendable depende de cada persona, su edad, peso y actividad física, pero se puede estimar en unos 150 o 200 gramos cada día de media, según matizó el presidente del congreso.
Gil también aprovechó la oportunidad para pedir más inversión en investigaciones científicas en este ámbito, ya que "sólo con evidencias científicas podemos convencer. La ciencia explica lo que tradicionalmente hemos conocido", defendió. A esta visión se le unió José María Fernández, secretario general de la Unión Internacional de la Panadería, quien aseguró que estaba satisfecho con los resultados del último estudio de Gil.
"Nosotros siempre hemos considerado que se hacía una injusticia con el pan porque es la base de nuestra alimentación", alegó Fernández, quien asumió parte de la culpa que Gil también le achacó por la mala imagen de este alimento básico en la dieta mediterránea. "Los panaderos tienen mucho que ver, porque no todos los panes son iguales y se tiene que tratar de hacer mejores productos. Por ejemplo, el pan de Alfacar tiene mejores resultados científicos que otros con harinas altamente purificadas ", destacó el presidente del congreso.
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