Perro de terapia con niños

Un perro en el aula: el singular método de adaptación para niños de 3 años del colegio Fuentenueva

  • La técnico en intervención social Irene Maldonado investiga sobre la influencia positiva que tienen los perros de terapia en los primeros días de colegio

  • Gala ha sido una más en la clase de 3 años del CEIP Fuentenueva

Cristina Martínez, jefa de estudios; Irene Maldonado; y Luis Pinto, director del centro, junto a Gala.

Cristina Martínez, jefa de estudios; Irene Maldonado; y Luis Pinto, director del centro, junto a Gala. / Álex Cámara

Las quejas y los lloros suelen ser compañeros de los pequeños en los primeros días de clase, marcados por el estrés que supone formar parte de un grupo nuevo en un espacio por descubrir. Ese desasosiego, en efecto cadena, se transmite al entorno de los niños y es motivo de no pocas preocupaciones entre las familias. Con el objeto de determinar medidas que ayuden en este periodo de tránsito y la experiencia positiva de la intervención con animales en determinados colectivos, Irene Maldonado, adiestradora, técnico en intervención social y dueña de Gala, propuso al CEIP Fuentenueva de la capital un proyecto novedoso. Gala, una golden retriever de dos años y medio, ha participado activamente en el proceso de adaptación de los alumnos de primer año de Infantil, de 3 años, a su nuevo cole.

Poner en marcha esta iniciativa ha llevado un año de trabajo, según destaca el director

Es “fiable, cariñosa, tranquila...”, esgrime Maldonado de su animal. Está perfectamente capacitada para participar en este proyecto. “Desde los dos meses se está preparando” para trabajar y ayudar a los demás. Su principal baza es su capacidad para “soportar muy bien el estrés”, precisamente el ingrediente que más abunda en los primeros días del curso escolar. La influencia beneficiosa de los perros de terapia con niños con necesidades educativas ya estaba documentada, pero no se había abordado en la etapa de adaptación al colegio.

“Se trataba de ver si un perro en clase es un foco de atención motivador”, explica Maldonado. Para ello se determinó que Gala sólo interactuara con una de las dos aulas de 3 años. La otra serviría para determinar si, efectivamente, la presencia de Gala era una ayuda en esos días de cambio. “Una vez que se consiguió que entraran sin lloros se ha trabajado en los objetivos que se establecen en la programación” para ese curso, desde la creatividad a la lectura de cuentos. Las caricias, la expectación de ver a Gala, los cuidados que los niños dieron al animal –eran los responsables de darle de comer y proporcionarle agua– les ayudaron, a su vez, a afianzar su adaptación al aula, señala la adiestradora.

Una niña da de comer a Gala. Una niña da de comer a Gala.

Una niña da de comer a Gala. / R.G.

Gala entró en el cole el mismo día que los alumnos, el 10 de septiembre. Estuvo con los niños las dos horas lectivas con las que se inauguró el curso escolar. En esos días compartió la rutina de forma diaria y a partir de la segunda semana se estableció espaciar la presencia del animal en el aula. Asistió de forma alternativa hasta el pasado viernes 27 de septiembre, cuando finalizó el proyecto. “Se ha pretendido que sea una ayuda” en esos días.

¿El resultado? Los lloros se producían en la fila pero la situación mejoraba cuando los pequeños se encontraban con Gala en el aula. “Por los padres sabemos que los niños han hablado de Gala en casa”, indica Maldonado, incluso los escolares del aula donde no estaba el animal también hacían referencia a la presencia del perro.

Los datos –como, por ejemplo, el número de niños que lloraban– y las actividades de estas tres semanas en el aula serán analizadas por Maldonado –licenciada en Ciencias Ambientales y que ha realizado un máster en Intervenciones Sociales con Animales–, que participa en un proyecto de la Universidad de Valencia, dentro del área de Psicología Básica, junto con la doctora Laura Dolz. También se ha entrevistado a los docentes –en la iniciativa participaron Carmen Ferre y María Luisa Toribio– también se ha recogido la opinión de los padres.

El animal sólo estuvo con una de las dos clases para determinar de qué modo influía en los niños

Desde el centro, su director, Luis Pinto, destaca que poner en marcha este proyecto ha llevado un año de trabajo. “Vamos a seguir”, adelanta sobre el trabajo realizado. “Y si podemos será en los dos grupos”. Pinto califica el proyecto de “ilusionante” y ha despertado el interés del Centro de Formación del Profesorado de Granada, con el que se promoverá que se valore como un proyecto de innovación educativa. Para su puesta en marcha se informó a Delegación, a la Inspección y se buscó tanto el bienestar del animal como el visto bueno de las familias. “La respuesta ha sido muy buena”, indica el director, que destaca la preparación de Gala y de su dueña para abordar este reto. “Hay que tener muy claro el perfil del la persona y del perro”.

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