La junta de personal del Hospital Universitario San Cecilio de Granada, reunida en sesión extraordinaria el pasado viernes, resolvió no avalar, denunciar y combatir el proceso de fusión de los dos hospitales de la ciudad, ya que, estiman, "este proceso perjudica a los usuarios, merma la calidad de la sanidad y afecta a los profesionales".

El Hospital del Campus de la Salud inició su construcción el 19 de julio de 2002 con un plazo de ejecución inicial de 64 meses. La junta de personal denuncia que, después de pasados 124 meses la obra todavía no está finalizada. Creen que el plan de ejecución se aprobó basándose en las carencias de estructura que presentaba el actual Hospital Clínico y que se diseñó, por tanto, de acuerdo a las necesidades de la población que atendía, es decir, con una cartera de servicios similar a la que presenta actualmente.

"Mientras tanto el viejo hospital sufre una peligrosa situación en el estado de la estructura de sus edificios con múltiples grietas en movimiento, diversas dependencias como: sótanos de cocina y pabellón médico, están literalmente apuntaladas y recientemente una parte del servicio de hemodiálisis ha tenido que cerrarse por desprendimiento del techo", apuntaron.

La fusión que actualmente ha iniciado el SAS, inmerso en un proceso de fusión del Hospital Clínico y el Virgen de las Nieves, tiene como objetivo máximo la disminución del gasto sanitario, fundamentándose en la unificación de los servicios para reducir el número de profesionales y el número total de camas hospitalarias, con el consiguiente aumento en las listas de espera y la deficiente atención al usuario. "Esta fusión de servicios va a suponer un retraso en la apertura y un incremento del gasto en el Hospital del Campus de la Salud derivado de las modificaciones que se harán al unificar los diferentes servicios".

Ante esto la junta de personal del Hospital San Cecilio ha decidido solicitar el inminente traslado al nuevo hospital. Este órgano de representación entiende el proyecto de fusión de los dos hospitales de la capital como un desatino ya que, "no favorece los intereses sanitarios de la población granadina y menosprecia a los representantes legales de los trabajadores".