Granada

3.000 personas defienden en la calle "lo intocable"

  • Sindicatos y colectivos sociales reiteran que la educación y la sanidad deben seguir siendo públicas y le recuerdan al Gobierno que no pararán "hasta que les oigan"

Sabido es que las manifestaciones y la lluvia no se llevan nada bien. El mal tiempo tiende a dejar a mucha gente en su casa y al final sólo salen los más concienciados. Así que decir que ayer fueron entre 2.500 y 3.000 las personas que secundaron en Granada la marcha contra los recortes sanitarios y educativos y quedarse ahí sería un error. Para ser más ecuánimes, habría que añadir que esas personas salieron a la calle desafiando a la lluvia. Sin ese condicionante, la cifra, aunque no se puede considerar un fracaso de convocatoria, tampoco se antoja un éxito. Con él, la percepción cambia un poco. O un bastante.

Poco después de las doce del mediodía, la comitiva, encabezada por una gran pancarta con el lema principal -Con la educación y la sanidad no se juega- la comitiva partió de la Plaza del Triunfo. No iban en silencio, pero tampoco armando escándalo. Ni rastro de batucada, de petardos o de cualquier otro elemento ruidoso. Consignas al aire sí hubo, algunas por supuesto dirigidas al presidente del Gobierno -"Se nota, se siente, Rajoy siempre nos miente"- y otra a favor de una huelga general. De otra huelga, como se encargaban de puntualizar los que la reclamaban a voz en grito.

No es que fuera una manifestación triste, pero la lluvia es lo que tiene, que todo se llena de paraguas y esos cacharros necesitan una mano que los sujete, con lo que se pierde capacidad de movimiento y se diluye la concentración. Tienes que estar pendiente de no mojarte, de que no meterle el paraguas por un ojo a nadie y, encima, de corear eslóganes o memorizar la renovada letra del Resistiré, que a estas alturas ya nadie duda que se ha convertido en un clásico para este tipo de citas.

En la cabecera, Manuela Martínez, secretaria general de UGT, sí daba muestras de concentración y de tener el mensaje muy claro. "Estamos aquí mojándonos por nuestros derechos, porque el Gobierno pretende jugar con la salud y la educación de todos nosotros y por eso tenemos que decirle alto y claro que no estamos dispuestos, porque son nuestros derechos y los pagamos con nuestros impuestos", explicó.

Para la sindicalista, el ejecutivo está buscando "falsos culpables" como excusa para recortar derechos. "Nos dicen que el pensionista compra muchas medicinas o que el inmigrante irregular colapsa nuestro sistema sanitario, cuando lo que deben hacer es poner a pagar a los que no lo hacen, que son muchos, en vez de pedir más sacrificios a los que ya hemos hecho bastantes. Que se sacrifiquen los que se llevan el dinero fuera, los sinvergüenzas que se siguen aprovechando de esta crisis", demandó.

Ricardo Flores, secretario general de Comisiones Obreras, se quejó de que se quiera recortar en sectores "que generan igualdad y derechos" y apostó claramente por una sanidad y educación de primera categoría, "que generan conocimiento y que son el futuro".

Añadió una frase contundente - "No pararemos hasta que nos oigan"- que remite inevitablemente a lo que él mismo dijo en la primera manifestación contra la reforma laboral, antes aún de la huelga general. Entonces, Flores pronosticó que no habría sólo una, sino "dos o tres".

El sindicalista también tuvo palabras de apoyo a las treinta asociaciones y ONG que secundaron la marcha de ayer y habían firmado previamente el Compromiso social para el progreso de Andalucía, un heterogéneo grupo que incluyó a colectivos vecinales, de desempleados, de feministas o de periodistas.

También participaron en la marcha partidos políticos (entre ellos Izquierda Unida, con gente representativa como la diputada autonómica Mari Carmen Pérez detrás de una pancarta) y algún dirigente socialista como el diputado nacional Manuel Pezzi. Pudo haber más, pero con tanto paraguas no se distinguen bien las caras y es difícil acertar.

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