"Los picores no me dejan vivir desde que llegó la espuma"
Un agricultor que estuvo en contacto con el vertido se queja de erupciones y picores en la piel
Su huerto de habas, cebollas y patatas se llenó de aguas de vertido y espumas el día en que se rompió la balsa de depósito de las obras del AVE en el término municipal de Loja. Antonio Gómez Aguilera se metió aquel día en el lodo y estuvo haciendo surcos en el terreno para frenar en lo posible la entrada de los vertidos en sus tierras. Esto se ha estado repitiendo desde diciembre, porque los vertidos de aguas con desechos continúan.
El agricultor asegura que desde entonces tiene en la piel una serie de manchas que le producen mucho picor. Ha sido tratado en Loja de urticaria durante estos tres meses, pero ahora se está sometiendo a otras pruebas analíticas para comprobar la incidencia de este mal que no se le termina de curar.
En el Hospital Clínico de San Cecilio le han realizado análisis de sangre y el médico que lo atendió ha realizado consultas al Instituto Toxicológico Nacional, según consta en el parte médico que aporta Antonio Gómez.
Este hombre tiene un huerto con una pequeña casa en una zona justo debajo de donde se están realizando los vertidos. Él aseguró que la mayor actividad de los depósitos con "camiones cisternas" se produce durante la noche y cuando llueve intensamente.
"En los días de lluvia llegaban muchas espumas y tenía que meterme con mis botas de agua a tratar de contener la entrada al huerto. Desde que empezó esto los picores no me dejan vivir", relata el afectado.
Su terreno tiene ya una parte cubierta por los lodos, pero teme que su pequeña cosecha de productos de huerta se vea afectada por las sustancias químicas que contienen esas aguas y que son las que provocan las enormes espumas. "Yo cultivo cosas para mi familia pero ahora no sé cómo voy a estar tranquilo para darles a mis hijos esas habas o las acelgas", agregó el agricultor.
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