El pilar del Barranco cumple cien años

Ayer y Hoy

En marzo de 1920 se inauguró el pilar del Barranco del Abogado con reparto de dulces, panes, pitos callados y palmas sonoras

Uno de los actos más vergonzosos de la Historia de Granada.

H. Meersmans (bigote blanco); Arzobispo Messeguer y Martín Flores (bastón).
H. Meersmans (bigote blanco); Arzobispo Messeguer y Martín Flores (bastón).
José Luis Delgado

02 de marzo 2020 - 05:00

En un viejo barrio de estirpe agarena” vivió Paquito Rodríguez, aquel que cantaba a la calle Elvira y a Granada entera. Pero ahora lo que aquí contamos ocurrió en su barrio de estirpe humilde: el Barranco del Abogado, parte del barrio de San Cecilio, habitado en 1920 por mayoría gitana que moraban, más que vivían, pasándolas moradas en cuevas sin agua.

Después de pasar los vecinos siglos sin agua potable, sin que a nadie le diera vergüenza, vieron por fin cumplido su sueño. El rico industrial y propietario del Salón Regio y por entonces concejal del Ayuntamiento Ricardo Martín Flores y el riquísimo dueño del Carmen de los Mártires, el opulento financiero belga Humberto Meersmans, consiguieron el milagro. Dotar al barrio de un modesto pilar para que sus moradores dejaran de buscar agua allá lejos, en el monte, en la fuentecilla de La Parrilla, adonde acudían las mujeres de aquel humilde barrio de más de 500 habitantes con los pesados cántaros y las orondas botijas.

Curiosamente el barrio veía correr a sus pies la Acequia Gorda y por arriba los abundantes caudales que hermoseaban las fuentes, jardines y lagos del Carmen de los Mártires. ¿Qué pensarían los vecinos del barranco ante aquel derroche? ¿Dónde estaba el Ayuntamiento, obligado a abastecer de agua a los barrios? Era el Barranco un barrio sucio, de habitantes poco aseados lógicamente, acuciados por las enfermedades, mientras Granada se interesaba más por los preparativos de los fastos del Cante Jondo y las burguesas tertulias del Rinconcillo. Era la otra Granada de la que hablan menos los cronistas.

Fiesta inauguración del pilar en el Barranco.
Fiesta inauguración del pilar en el Barranco.

Ocurrió la solemne inauguración del pilar el 14 de marzo de 1920 construido en el entonces Camino Nuevo del cementerio. Bendijo el acto el arzobispo José Messeguer. Todas las bien abrigadas autoridades quisieron salir en la foto y en primer plano. Todos fueron recibidos con los honores de la Marcha de Infantes y un público agradecido. Don Ricardo pagó el pilar y unos metros de cañería; el señor Meersmans se comprometió a llevar el agua de su finca y costear las tuberías; pero a cambio pedía que le vendieran a precio justo las tierras por las que atravesaban las cañerías. Don Humberto era generoso pero no tonto. En uno de sus gestos regaló 1.000 kilos de pan a los vecinos del barrio para festejar el evento; ya podían presumir los agraciados desgraciados de tener por lo menos pan y agua. Por su parte el confitero Martín Flores regaló pasteles y vino. Toda una fiesta de generosidad que algunos interpretaron que podría ser útil a la hora de las votaciones. Ganar votos a cambio de caramelos, pan y agua es una práctica antigua, por eso los codazos por salir en las fotos que en su día hizo Torres Molina.

Paquito Rodríguez.
Paquito Rodríguez.

Sobre el pilar se colocó una imagen del Sagrado Corazón y otra de las Angustias y debajo una inscripción en la que se lee: “La construcción de este pilar y la canalización de sus aguas fueron costeadas por los señores Ricardo Martín Flores…y Humberto Meersmans. 14 de Marzo de 1920”. Al acto asistió el alcalde Ortega Molina y toda la flor y nata granadina esperando recibir el enorme agradecimiento de aquel humillado barrio que tenía que aplaudir el tardío regalo del pan y el agua.

Hoy, cien años después de aquel esperpéntico acontecimiento, el paraje del Barranco del Abogado es un lugar de encanto, ocupado por honrados vecinos que gozan de las mejores vistas de Granada. Una descuidada placa recuerda la inauguración del pilar y el lugar de nacimiento de Paquito Rodríguez, aquel que popularizó Así es mi Granada aprovechando la letra de Fernando Lastra. Aunque cuando él la cantaba ya el Barranco tenía por lo menos agua con la que poder aclarar su garganta. (Ver mi artículo El Barranco “El Abogao”, en Granada Hoy. 22, 7, 2007).

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