Los pilares rotos de una relación

Las desavenencias entre Carlos Marsá y José Julián Romero, fruto de visiones empresariales encontradas, han derivado en un cruce de denuncias, con detectives incluidos, que los mantiene atados a los tribunales

Vista aérea de los terrenos de la Ciudad Deportiva, origen de la polémica.
A. G.-C. R. /Granada

12 de marzo 2008 - 01:00

Los cimientos en los que asentaba la relación de amistad entre el presidente del Granada 74, Carlos Marsá, y su ex-socio y promotor, José Julián Romero, empezaron a tambalearse hace al menos siete años. Corría el año 2001 cuando Carlos Marsá, accionista mayoritario de la sociedad Ciudad Deportiva Granada 92, acordó con José Julián una acción inmobiliaria capaz de reportarles fondos para financiar los clubes CB Granada y CP Granada 74, del que Romero llegó a ser vicepresidente. La idea era construir sobre 10.000 de los 33.000 metros cuadrados de la Ciudad Deportiva una zona comercial, un parking y otros usos deportivos.

Para resolver las dificultades técnicas que conllevaba el proyecto los dos empresarios acordaron registrar toda la instalación a nombre de José Julián Romero, aunque ambos firmaron un documento privado que estipulaba que el propietario del solar era Marsá.

El actual presidente del CB Granada, José Julián Romero, empezó ese año las obras y fue prestando dinero a Marsá a cuenta de los futuros beneficios para que éste financiara sus proyectos deportivos. Pero las discrepancias entre ambos no tardaron en aflorar fruto de dos visiones opuestas tanto por el desarrollo de la obra como por la forma de gestionar el CB Granada.

Tras una ruptura definitiva de relaciones comerciales y personales, que acabó con el club de baloncesto en manos de Romero, las obras quedaron paralizadas en 2002 y el asunto acabó en los juzgados. A partir de entonces se cerró el flujo de ingresos que provocó una gran crisis económica en el Granada 74 y Marsá se propuso buscar una solución que pasaba por la venta de la Ciudad Deportiva aunque la operación tenía un matiz: debía contar con la autorización de Romero.

Casi a punto de cerrar la venta con un empresario almeriense, a finales de 2005 el ex concejal de Urbanismo, Luis Gerardo García-Royo anunció que el Ayuntamiento sacaría los terrenos a venta forzosa. Las paralización en la que había estado sumida la obra, el exceso de urbanización y el uso no deportivo previsto para este solar sirvieron de escudo argumental al ex-concejal para anunciar la operación.

Definitivamente, la amistad había quedado diluida entre denuncias judiciales. Pero los problemas irían a más. El pasado mes de septiembre Marsá denunció ante la Fiscalía del TSJA que la "relación estrecha" existente entre el hasta hace unos meses ex gerente de Urbanismo, Manuel Lorente, y el promotor urbanístico, José Julián, podría generar en beneficios urbanísticos en este último. Para ello introdujo en la historia a un equipo de detectives barcelonés que siguió hasta Japón y fotografió al ex gerente y a José Julián acompañado de sus esposas durante el Mundial de Baloncesto de Japón.

Del informe presentado por Marsá lo más relevante era el hecho de que el empresario fuera el encargado de haber pagado las cuentas, abonar los billetes de avión y financiar las estancias de hotel de Lorente y su esposa.

No tardaron en responder los aludidos. José Julián, además de defender su amistad con Lorente, presentó en la Fiscalía -junto al funcionario municipal-, los documentos que acreditaban que cada uno de ellos había pagado su parte del viaje. Pero la presentación de los documentos no aclaraba el embrollo, porque en noviembre, fue el fiscal el que añadió a la denuncia de cohecho de Marsá la de posible tráfico de influencias, que, en este caso afectarían directamente al promotor.

La investigación que inició Marsá siguió su curso y en ella entró la Policía Judicial que intervino tras una información anónima enviada al fiscal y que hizo que los agentes se llevaran 6 expedientes de Urbanismo relacionados con JJ. Quizás fuera la presión judicial o el cansancio al que aludió, pero Lorente, decidió abandonar su puesto en la Gerencia y marcharse. Ahora, lejos del cargo de mando, le queda enfrentarse a la realidad judicial de final incierto.

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