Planeta Granada

Piononos ¿de Sevilla?... y de Puerto Rico

  • El cartel de una pastelería hispalense con 'piononos made in Sevilla' genera una ola de indignación en Granada por la apropiación cultural

  • El dulce más típico de la provincia da nombre a un plato tradicional boricua, hecho con plátano maduro y que puede probarse en Nueva York

Cuando pensábamos que lo de la apropiación cultural era un debate que atañía solamente a los inventos de Rosalía, resulta que la gastronomía también empieza a ser una cuestión patriótica que crea divisiones entre territorios. En este caso, la guerra no viene por una paella con chorizo como la de aquel chef televisivo Jamie Oliver que enfadó a los valencianos por su concepción británica de ponerle chorizo a la receta. La polémica es de ámbito andaluz y añade sal y pimienta a esa rivalidad que discurre por la A-92 entre Granada y Sevilla. Aunque, por lo general sea una enemistad unidireccional que discurre desde la Alhambra hacia la cierta indiferencia de la capital.

En esta ocasión, la razón asiste a los granadinos en sus quejas pues es de recibo la ola de indignación que se ha generado después de que se haya viralizado el cartel de una pastelería hispalense que vende 'piononos made in Sevilla'. En concreto, fue el granadino Pablo Lacuesta el que durante un viaje por la Andalucía Occidental se topó con esta noticia ante lo que espetó un "¡Lo que faltaba!".

Aunque, como en el caso de los piononos que los hay clásicos, de chocolate y hasta de mandarina, esta nueva polémica sobre la marca registrada del pionono tiene muchos sabores y muchos matices. La comida autóctona es un verdadero 'asunto de Estado' y hasta la marca sevillana de tortas Inés Rosales –con tienda en el centro de Granada– ha querido mediar al verse salpicado en los comentarios señalando que "como representantes de la marca Sevilla, nos preocupan las apropiaciones culturales ilícitas".

La historia del pionono, el auténtico de Santa Fe, se remonta al año 1897 y se ha contado en numerosas ocasiones. Ceferino Isla, como devoto de la Virgen de las Angustias, quiso rendir homenaje al había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción de María, Pío IX (Pío Nono), con un pastel que llevara su nombre y cuya forma recordara a la figura papal: aspecto cilíndrico y algo rechoncho con ese bizcocho humedecido enrollado sobre sí mismo.

Desde entonces son más de 120 años de leyenda y de difusión de la marca Granada a través de su dulce más universal. Aunque, la 'hora del pionono' no es exclusiva del planeta Granada y hay otros lugares que tienen su particular historia con los piononos y no tiene nada que ver con el plagio sevillano.

Por un lado, está la investigación del motrileño Gabriel Medina Vílchez que publicó un estudio según el cual había piononos creados Cádiz que ya se vendían en Madrid en el año 1857, cuarenta años de la creación del pionono que conocemos hoy. Hay referencias en la prensa madrileña de aquella época y además Leopoldo Alas Clarín lo menciona en La Regenta (1884).

Pero todo apunta a que se trata a coincidencias en el nombre que no en la forma y en la composición del pastel. De este modo, la única marca registrada es la del pionono de Santa Fe que en la actualidad imitan en numerosos obradores en Granada y Andalucía con mayor o menor acierto.

Hay otra coincidencia en el nombre. Y es que el pionono también es un brazo de bizcocho salado o dulce con diferentes versiones en países hispanoamericanos. Otra cuestión es la del más famoso pionono de Puerto Rico, un plato tradicional de este país en el que se utiliza el plátano maduro como envoltorio de la carne y el queso para luego freírlo.

El pionono boricua tiene una forma similar al granadino y hace las delicias del cantante Rubén Blades, quien afirmó que "la venta del pionono fuera de Puerto Rico acabaría con la deuda del país". Lo dice alguien que recomienda los mejores sitios de piononos puertorriqueños en Counter & Bodega, en la West 23, entre 8va Av. y 7va Av en el barrio de Chelsea. Para el granadino, ya saben: en cualquier cafetería de Casa Isla acompañado de un pulevilla.

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