"Era una zona de guerra": Bomberos y policías de Granada recuerdan su experiencia en la DANA de Valencia un año después de la tragedia
Efectivos de la provincia ayudaron desinteresadamente durante los primeros meses en una riada que todavía se deja sentir 365 días después
Los bomberos de Granada viven desde dentro la catástrofe valenciana: "Las noticias no reflejan la realidad"
La tarde-noche del 29 de octubre de 2024, un tsunami de agua y barro devastó Valencia en forma de dana. Más de 800 litros por metro cuadrado caídos que fueron al mar arrasando con todo lo que encontraron en localidades como Paiporta, Catarroja, Alfafar, Aldaia o Algemesí, y que convirtieron el lugar en destrucción. Un año después, la situación no se ha normalizado, pero poco a poco mejora gracias a los efectos de la 'otra ola' que llegó tras la destrucción: la de la solidaridad. Una ola a la que se subió Granada con comida, materiales y medios humanos que no dudaron en ir para ayudar en todo lo que hiciera falta.
En el primer aniversario de la mayor tragedia climática ocurrida en España hasta la fecha, los Bomberos de la Diputación de Granada que estuvieron limpiando barro sobre el terreno durante los primeros días y los agentes de la Policía Local de Granada que acudieron dos meses después para seguir ayudando han recordado para Granada Hoy como fue vivir y colaborar en un territorio devastado que todavía hoy no se ha recuperado del todo.
Los bomberos de la Diputación de Granada fueron de los primeros efectivos de emergencias de la provincia en desplazarse. En turnos de relevos y durante sus descansos tras las guardias, no dudaron en ir a la zona devastada a ayudar a lo que hiciera falta. Uno de los primeros en llegar fue Sócrates Castillo, en su día perteneciente al parque de Cádiar, quien se desplegó el sábado 2 de noviembre junto a sus compañeros en la localidad de Alfafar. "Era alucinante estar allí, con todo devastado, desordenado, con barro y caos por todas partes... era un escenario de guerra", recuerda.
Sus primeras operaciones fueron limpiar sótanos anegados, achicar agua de garajes y limpiar mucho lodo con los medios que trajeron desde la provincia. Su ayuda fue altruista, como la de muchos de sus compañeros, que no dudaron en apuntarse y mostrar su vocación para ayudar. "Estuvimos poco tiempo, pero fue muy intenso", rememora. "A la urbanización que llegamos no había llegado nada de ayuda aún, ellos no paraban de sacar agua. Hasta los niños pequeños ayudaban. Los vecinos se nos acercaban porque no podían entrar a limpiar sus bajos o sus locales, y les íbamos ayudando con el manejo de herramientas, sobre todo con las bombas de achique", ha comentado.
Dos días después llegó para ayudar el jefe del parque de Bomberos de Guadix, Miguel Pérez, y la comitiva de Granada llevó más medios. "Te encuentras gente a la que le falta agua, comida, y una situación de catástrofe total. Mucha desinformación, gente que te para por la calle pidiéndote ayuda, y fuimos haciendo lo que pudimos. Llevábamos bombas para sacar agua, palas, picos y nuestra energía. Pensamos que sería sólo sótanos, pero fue todo inundado y había mucho barro", recuerda.
Después fueron reasignados al Centro Comercial MN4 junto a bomberos de Fuengirola, Sevilla, Asturias y Madrid para vaciar su sótano de agua, ya que no se sabía se había víctimas mortales. Al final no fue el caso, pero los días de trabajo fueron intensos buscando cómo vaciar los garajes. "Lo más complicado era ubicar todos los medios y empezar a sacar agua. Una vez que todo estuvo listo, nos dedicamos con un vehículo ligero a ir por las casas para ayudar, se les llevó comida, agua, avituallamiento, colaboramos en sacar agua de cocheras... se prestó auxilio, en definitiva", recuerda.
Ambos coinciden en que fueron jornadas de trabajar sin descanso hasta que el sol se iba, e incluso más. "Fueron los días más intensos de mi vida. Fuimos dándonos relevos con otros bomberos, aprovechando las guardias para ir a ayudar. Todo de forma desinteresada. Nadie se esperaba la magnitud de lo que allí pasó, cuando empezamos a llegar a la zona cero, fue increíble". Pero si volviera al pasar, ambos bomberos coinciden en que volvería a ir. "Creo que hemos aprendido, ahora cuando llegan las alertas, la gente no sale, se cortan clases y se ponen remedios. Esperemos que eso no cambie con el paso del tiempo", concluyen.
Una Navidad sirviendo a oscuras
La Policía Local de Granada no dudó tampoco en acudir, pero ellos llegaron dos meses después para ayudar durante Navidad. Cinco agentes se desplegaron en la localidad de Catarroja en los días previos a fin de año y hasta Reyes, para hacer labores de vigilancia de seguridad y echar una mano con lo que hiciera falta. Un trabajo que fue complejo porque la normalidad todavía no había vuelto pese a haber pasado dos meses, e incluso tuvieron que patrullar por zonas llenas de barro que aún estaban oscuras y no tenían luz.
Juan José Rojas, Jose Antonio Paez, Enrique Ávila, Alberto Rodríguez y Óscar Gallego se hicieron notar desde primer momento, tratando de hacer saber a la gente que estaban allí para ayudar. Los dos últimos recuerdan a Granada Hoy el fuerte choque entre una capital granadina llena de fiestas navideñas y una zona en la que no se celebraba nada. "Nos fuimos de Granada con un gran ambiente festivo y llegamos a una zona devastada, calles ocupadas por militares limpiando, y la gente sin ganas de nada y media localidad a oscuras. Fue un choque muy grande", recuerda Gallego.
"Estuvimos quitando coches todavía afectados, quitando barro de bajos... había habido robos y pillajes y estuvimos con controles y dejando que se nos viera para dar seguridad. Hicimos la compra a los mayores, les llevamos medicamentos, y hubo tres compañeros del grupo que se unieron a la UME y estuvieron limpiando sótanos de barro. Solíamos estar apoyándolos durante unas 12 horas", han relatado ambos agentes.
Ellos se coordinaron con la Policía Local de Catarroja, que también lo perdió todo con la riada: transmisiones, coches y medios materiales. "Fuimos para ponernos a disposición de ellos y a descargarlos de trabajo, porque todos ellos perdieron algo también de forma personal en la dana, y además de luchar por ayudar a sus vecinos ellos también tenían sus dramas personales. Estaban exhaustos sobre todo psicológicamente", recuerda Rodríguez.
Su último servicio fue una cabalgata de Reyes que recorrió todos los municipios afectados. Ellos cortaron el tráfico y dieron seguridad a la comitiva, y recuerdan como fue muy bonito ver a los niños conservando el espíritu navideño pese a todo. "Quiero restar importancia a lo que hicimos nosotros, porque mucha gente lo hizo. Los verdaderos héroes son los que estaban allí día a día, trabajando y limpiando. Y los compañeros de Catarroja hacían una labor maravillosa", recuerdan ambos.
Todavía siguen quedando cosas por hacer, y los cuatro entrevistados no dudarían en regresar para seguir ayudando en todo lo que hiciera falta. Todo para tratar de aportar su grano de arena y llevar luz a donde haga falta. "La población valenciana ha estado muy agradecida con nuestro trabajo. Escuchar a la gente ha sido fundamental, porque íbamos andando y la gente veía nuestro uniforme y entablabas conversación, y florecían las desgracias. Y sólo con un poco de atención les dábamos mucho apoyo anímico. Y eso también hay que restaurarlo cuando pasan catástrofes como esta", han concluido.
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