Todo es posible en Granada

Para la película hubo que buscar cinco telarañas y varias lagartijas

Protagonizada por la bellísima Merle Oberon, su estancia en el Hotel Alhambra fue un espectáculo

Todo es posible en Granada
Todo es posible en Granada
José Luis Delgado José Luis Delgado

Granada, 23 de abril 2018 - 02:33

No sé si fue buena idea hacer una nueva versión de la película Todo es posible en Granada protagonizada por Manolo Escobar en 1982, cuando ya se había filmado nada menos que con Francisco Rabal, acompañado de la guapísima actriz anglo-india (había nacido en Bombay) Merle Oberon, la protagonista, entre otras, de Cumbres borrascosas, basada en la conocida obra de la novelista Emily Brontë. Todo es posible en Granada fue estrenada en el Palacio de la Música de Madrid en marzo de 1954. A Francisco Rabal ya lo conocían los granadinos al venir en varias ocasiones con la compañía Lope de Vega de nuestro paisano José Tamayo. La última vez lo vieron en La cena del rey Baltasar. Aparece también en la película José Isbert, al que no le resultaría desconocido el barrio como antiguo alumno que fue del colegio granadino del Sacromonte.

La llegada de Francisco Rabal y Merle Oberon a Granada en diciembre de 1953 para el rodaje de algunas de las escenas granadinas se convirtió en todo un espectáculo. El todo Granada subió al hotel Alhambra Palace para saludar a la bella actriz que venía acompañada por el director de la película José Luis Sáenz de Heredia. En el salón del hotel se montó un improvisado escenario con cámaras, cables y reflectores luminosos para atender a los muchos periodistas y visitantes curiosos interesados en ver de cerca a la famosa actriz que solo hablaba en inglés, por lo que en la película tuvo que ser doblada.

Pero lo que más asombró a los asistentes al hotel fue la aparición repentina de la impetuosa Lola Flores, acompañada de Cesáreo González, su madre y su hermana Carmen, en el mismo salón, pisando cables, alterándolo todo, repartiendo besos y abrazos. Venía de Sevilla para el estreno de su última película Pena, penita, pena en el Teatro Isabel la Católica. Dice la prensa que apareció "como un meteoro, oscureciendo con sus grandes y luminosos ojos los potentes focos allí instalados por el equipo técnico". Casualidad o no, el caso es que coincidieron en Granada dos acontecimientos protagonizados por dos películas de dos famosos directores: Sáenz de Heredia y Cesáreo González.

Y es que todo es posible en Granada. Con un presupuesto de 8 millones de pesetas se rodaría esta película en blanco y negro, excepto los 12 minutos dedicados al ballet de Antonio con Rosita Segovia en esa espectacular escena del sueño fantástico en la cueva de los prodigios, inspirada en la música de Falla y en los Cuentos de la Alhambra, que fue rodada en color. No era la primera vez que el director Sáenz de Heredia se sentía atraído por Granada. Ya lo hizo cuando estrenó aquí El Escándalo basado en la obra del granadino Pedro Antonio de Alarcón en 1943, protagonizada por Armando Calvo. Ahora, para la nueva película, eran imprescindibles los escenarios del Sacromonte y la Alhambra, lo que ya resultaba más raro fue la petición que el director Sáenz de Heredia le hizo al regidor Antonio Montoya; necesitaba con toda urgencia cinco telarañas y varias lagartijas para una de sus escenas; no fue difícil encontrarlas en el camino del Sacromonte aunque era en diciembre.

Hoy, la nueva versión de la película con Manolo Escobar, dirigida por Rafael Romero Marchent, no sé si le hace un favor a la antigua, porque encima y por si faltaba algo la han aliñado con el popular Porompompero, graciosa cancioncilla pero que nada tiene que ver con Granada, ni con la cueva del Petaca en el Sacromonte, ni con la música de Falla y los arreglos de Ernesto Halffter, aparecidos en la versión original. Estamos acostumbrados. Todo es posible en Granada, hasta que, siendo la ciudad más turística, no tengamos tren. ¿Será esto posible? Pues, sí. Ya te digo. Todo es posible en Granada.

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