Así fue el primer vuelo entre Nantes y Granada, una opción de "turismo directo" que acabó con una parada 'improvisada' en Málaga

El primer vuelo entre el Federico García Lorca y el Atlantique transportaba a franceses dispuestos a descubrir la ciudad, y a españoles que volvían a casa por Navidad

La nueva ruta aérea entre Granada y Nantes ofrecerá 120 vuelos anuales y más de 28.000 plazas entre 2025 y 2026

Llegada del vuelo entre Nantes y Granada con mas de dos horas de retraso tras parar en Málaga
Llegada del vuelo entre Nantes y Granada con mas de dos horas de retraso tras parar en Málaga / ANTONIO L. JUÁREZ / PICWILD

Un bello amanecer de intenso color rojo por encima de las nubes fue el primer regalo en el estreno del primer viaje directo entre Nantes y Granada operado por Volotea, el cual comenzó este jueves. Un vuelo que no se llenó, ya que iba al 80% de la capacidad de la aeronave según la propia aerolínea, pero que iba cargado de ganas de turismo por parte de los viajeros franceses, y de la emoción de volver a casa de los españoles que aprovechaban el estreno de la ruta.

Durante el periodo 2025-2026, la ruta aérea ofrecerá más de 28.000 plazas en dos vuelos directos semanales, los lunes y jueves hasta finales de marzo de 2026 y los martes y viernes a partir de abril de 2026. En total, cada año se moverán 124 vuelos en un acuerdo que se prolongará hasta 2028, según destacaba la Diputación de Granada. Esta nueva conexión aérea es posible gracias a una acción de comarketing desarrollada por la institución provincial y la aerolínea, con una duración de tres años, orientada a la promoción conjunta del destino Granada y al refuerzo de su conectividad internacional. 

Lo que no sabían entonces quienes iban en el avión (ni quien escribe estas líneas, tambíen dentro del aparato) era cuál sería el siguiente regalo: un desvío por densa niebla en Granada, que impedía aterrizar, ni lo que vendría después. Dos horas parados en la pista del Aeropuerto de Málaga, a la espera de poder terminar definitivamente el viaje en Chauchina. A las 11:20 horas se ponía fin a una odisea de "cosas que pasan", como intentaban consolarse los afectados.

El avión despegó poco después de las 07:00 horas, a su hora, de un aeropuerto de Nantes sobre el que caía una fina lluvia. El día anterior, una intensa niebla había afectado a toda la ciudad del Loira, y algún compañero de profesión que también viajaba en la aeronave, entre broma y broma, lo comentaba. "¿Te imaginas que no podemos aterrizar por niebla?". En ese momento, todo eran risas. Pero como dice el popular proverbio: "cuidado con lo que deseas".

La niebla impidió aterrizar en Granada, obligando a cambiar los planes de los pasajeros
La niebla impidió aterrizar en Granada, obligando a cambiar los planes de los pasajeros / ANTONIO L. JUÁREZ / PICWILD

Pasadas las primeras turbulencias al cruzar las nubes, el viaje fue muy suave, perfecto para quienes quisieron dar una cabezada. Quienes no lo hacían, leían o disfrutaban de películas y series. Emerik Caubri, un francés nacido en Nantes pero residente en París, viajaba con su familia a Granada para hacer turismo aprovechando el primer día de vacaciones de Navidad. Ya conocían Barcelona, pero era la primera vez que volaban al sur de España. Se decidiron la ciudad nazarí gracias al vuelo directo.

"No conocemos nada de Granada, venimos a descubrirla por completo en cinco días. Nos decidimos por ella gracias a la disponibilidad del viaje, si no hubiéramos buscado otro destino", destacaba este empresario a Granada Hoy mientras tecleaba en su portátil. Tuvo tiempo de seguir escribiendo mientras el avión paraba en Málaga, mientras decía entre dientes aquello de "son cosas que pasan".

Vuelta por Navidad, con parada a por espetos

Pero el avión también estaba lleno de granadinos que hacían suyo el eslógan de "volver a casa por Navidad" del famoso turrón y recibían el estreno de la ruta con alegría. Una alegría que luego se tornó en resignación al tener la parada. Pese a ello la gran mayoría del pasaje se lo tomó bien, salvo quienes tenían citas ineludibles, que no dudaron en bajarse en la capital de la Costa del Sol y seguir por su cuenta.

Pilar Estévez y su hijo Elai esperando dentro del avión
Pilar Estévez y su hijo Elai esperando dentro del avión / Salva Rodríguez

Pilar Estévez y su hijo Elai aguantaron estoicamente el inconveniente, y entre caramelos de la aerolínea y mandarinas "españolas, por supuesto", pasaron el viaje y la parada. Ella lleva en Francia desde 2016 y el pequeño nació allí, por lo que aprovechaban el viaje para ir a ver a los abuelos y pasar las fiestas en su tierra. Ellos viven en la ciudad de Chemillé, a una hora del aeropuerto de Nantes, por lo que disponer de la conexión les facilita el viaje y no tener que ir a otras ciudades más lejanas para regresar

"Mi padre es de Granada y aprovechamos la ruta para venir a verle, ya que nos venía genial. Tras la pandemia siempre volábamos a Málaga o Sevilla, y en cuanto han puesto el vuelo no lo hemos dudado", relataban ambos, con muchas ganas de llegar.

También volvían a su casa Irene Jiménez, Javier Tomás y la pequeña Inés, que con sus dos años y medio no paraba quieta en el avión y sólo quería jugar ajena a la situación anómala que se vivía en suelo malagueño. Ella granadina y él sevillano, llevan desde 2017 en Les Herbiers, a 45 minutos de Nantes, donde tienen su propia clínica dental. "Siempre íbamos de Nantes para volar a Málaga o a Sevilla, y nos ha venido genial que vuelva a haber una ruta a Granada directa", destacaban, obviando el hecho de la parada en la Costa del Sol.

Irene Jiménez, Javier Tomás y la pequeña Inés volvían para ver a su familia en Navidad
Irene Jiménez, Javier Tomás y la pequeña Inés volvían para ver a su familia en Navidad / Salva Rodríguez

"Estos tres años de vuelo asegurado por la Diputación nos vienen genial. El precio lo hemos visto bien porque estas últimas veces a Málaga estaba caro la verdad", han considerado. La ventaja del vuelo directo para ellos reside en reducir mucho los tiempos de viaje. Sobre todo les viene bien por la pequeña, porque las esperas en el aeropuerto, el propio vuelo y luego coche hasta la ciudad se les hacía muy pesados. El viaje de hoy para ellos quedará como "la excepción que confirmará la regla futura", confiaban.

Juan de Dios Carrillo, de Jaén, volaba a Granada para pasar unos días con amigos antes de volver a su casa por Navidad. No podía evitar flipar con la situación, teniendo en cuenta que su cuerpo llevaba ya el machaque previo de un viaje en tren desde Rennes a Nantes y toda la noche de aeropuerto. Tras estudiar Traducción e Interpretación en la UGR, su primer trabajo como auxiliar de conversación a través de un convenio con el Ministerio de Educación español "da para lo que da", decía resignado.

Juan de Dios Carrillo volvía por primera vez a Granada y Jaén tras dos meses trabajando en Rennes
Juan de Dios Carrillo volvía por primera vez a Granada y Jaén tras dos meses trabajando en Rennes / Salva Rodríguez

"Llevo dos meses, desde octubre. Me ha venido espectacular el vuelo, la verdad. Pese a todo, ahora me es mucho más fácil para volver que ir a otro aeropuerto y viajar con trasbordo en Madrid y coger tren. Quiero que se mantenga porque me viene bien para estar con mi familia y mis amigos. Y también para que vengan a verme, ahora ya no me pueden poner excusas", se reía.

Tras las dos horas de espera malagueña "en la que nos podían haber puesto unos espetos o algo", como decían algunos pasajeros, el avión volvió a despegar y llegó a Chauchina en apenas 20 minutos. Los pasajeros bajaron y ni se sorprendieron al ver a los medios de comunicación presentes, ya conocedores de la expectación por lo que les habíamos contado los periodistas dentro de la aeronave. Todos se llevaron una galleta y botellas de aceite de Granada y Jaén obsequio de ambas diputaciones, pero no se quedaron a la tarta y se marcharon rápido, deseando recuperar el tiempo perdido en la parada 'improvisada'.

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