El principal acusado del caso Alhambra sólo admite "compensaciones" de grupos

El guía Francisco C.J., dueño de la agencia Daraxatour, niega haber usado entradas ya cortadas o haber metido a gente sin ellas Rechaza haber pagado favores con comidas

Francisco C.J., el principal acusado, ayer durante su interrogatorio.
Francisco C.J., el principal acusado, ayer durante su interrogatorio.
Y. Huertas Granada

21 de septiembre 2016 - 01:00

El interrogatorio del guía Francisco C.J., dueño de una de las dos agencias implicadas en las supuestas irregularidades en el control de accesos y venta de entradas a la Alhambra (Daraxatour), centró la sesión de ayer del juicio por este presunto fraude, por el que 49 personas se sientan en el banquillo. Era uno de los testimonios más esperados. No en vano el fiscal lo considera una figura clave en esta presunta trama, detectada en el recinto nazarí entre los años 2002 y 2005. Como era de esperar, Francisco C.J. rechazó todas las irregularidades que se le atribuyen.

El guía, que sigue prestando sus servicios en el monumento, trató de explicar al fiscal del caso, Luis Salcedo, y al tribunal de la Sección Segunda que en el monumento existía una especie de "sistema de compensación" en las entradas de los grupos, que "era para todos los guías y para todas las agencias". Gracias a éste, se cedían billetes entre sí para completar sus grupos cuando había cancelaciones. "Yo cedía entradas a otros grupos", admitió el procesado, que se enfrenta a nueve años de prisión por posibles delitos de apropiación indebida, falsedad en documento mercantil y daños al patrimonio histórico.

El procesado aseguró que esas compensaciones eran habituales. "Es lo que todo el mundo hacía", aseveró, rechazando de plano haber metido en el recinto a turistas con billetes usados o haber entrado con más personas de las permitidas en la normativa del Patronato, una normativa que, según dijo, muchas veces el propio Patronato "no cumple". En este punto, garantizó que "nunca ha pasado que gente haya entrado con un tique cortado" y recalcó que entrar sin entrada y sin guía era "imposible".

Con la misma rotundidad negó haber regalado, a cambio de favores, comidas o bebidas a los empleados del monumento en el restaurante que regentaba su cuñada, Pilar A. B.., cuya denuncia dio origen al caso. Sobre ésta, que declaró el lunes y lo acusó de "hacer y deshacer a su antojo", dijo que "miente".

Francisco C.J. aclaró que en las fechas investigadas su actividad principal era la de "guía turístico" y llevaba grupos de empresas. Antes de enrarecerse la relación con su hermano J.C. y Pilar A. B.., gestionaba, de hecho, los de la agencia de éstos (WIT Travel), así como los de "otras 20 agencias como mínimo".

A preguntas del fiscal, rechazó haber revendido billetes. Los tiques, según subrayó, tenía efectivamente un precio -diez euros- si bien "hay unos gastos de gestión de la empresa" y la agencia "factura la entrada a un precio mayor porque tiene que obtener un beneficio".

El guía especificó que sus grupos eran en un 90% asiáticos (coreanos, japoneses y chinos) y que en aquellas fechas -ahora no- se podían comprar las entradas con hasta un año de antelación. Los atentados de las Torres Gemelas, los problemas con los visados y otros incidentes hicieron que no se cumplieran las previsiones. Las entradas de grupo se daban en un solo billete y no en impresiones individuales para cada visitante, por lo que si por ejemplo la entrada era de 20 y sólo había 12, los ocho restantes se cedían a otro grupo para completarla. Era "el famoso me debes y te debo", señaló, dejando claro que "siempre" se respetaba la franja horaria establecida en el billete. Y "los porteros -advirtió- no ponían pegas porque llevaban su tique".

"¿Le daban a usted un trato privilegiado?", preguntó al procesado el fiscal. "¿Eso lo dice usted, no?", contestó. En ese momento, el presidente del tribunal, el magistrado José Requena, le interrumpió para recordar que también lo dicen los informes elaborados por la Policía Autonómica, que fue la que llevó a cabo la investigación. "A mí no me permitieron nada que no se haya permitido a los demás", espetó finalmente el acusado, al tiempo que indicó que "se podían mezclar grupos con visitantes individuales con una entrada de grupo", así como que entre los operadores se hacían favores "para adelantar o atrasar los grupos", a fin de empezar la visita unos por los jardines y otros por los palacios.

"La Policía se equivoca mucho" fue una de las frases que pronunció el guía durante su declaración, en la que también habló sobre la relación que tenía con las dos agencias implicadas. Explicó que Washington Irving nació tras proponérselo su hermano Juan. Él llevaba 18 años en un establecimiento hotelero de la Alhambra y se sumó al proyecto, pero como ni él ni su hermano -que trabajaba en un hotel de la capital- podían figurar, aparecían como administradores un hijo suyo y su cuñada Pilar. Negó, no obstante, que él tomara decisiones y dijo que la empresa le debe "muchísimo dinero" de "facturas de guía", cantidad que podría ascender a 80.000 ó 90.000 euros. "La agencia funcionaba bien, pero no me pagaba; no he tenido ni un céntimo de beneficio", manifestó.

En cuanto a Daraxatour S.L., la empresa vinculada a su familia, que fue registrada por la Policía y donde aparecieron cientos de entradas del monumento, unas cortadas y otras no, precisó que la creó en 2003 "para poder trabajar como autónomo" y que en 2005 era ya agencia de viajes autorizada. Aquellos billetes, según dijo, no eran suyos, sino que "estaba en la tienda que tenía Ezequiel", otro guía, y eran de agencias japonesas que no se usaron.

"¿Había alguien en la Alhambra con un volumen de facturación como el suyo?" fue otro de los interrogantes lanzados por el fiscal. Su respuesta fue tajante e inmediata: "Muchísimos más".

El interrogatorio continúa hoy en el edificio judicial de la Caleta, donde se ha habilitado una sala especial debido al elevado número de acusados. En su mayoría son trabajadores del recinto monumental, cuya "falta de previsión" en la organización del personal por la ausencia de los empleados que estos días están siendo enjuiciados fue criticada ayer por el sindicato UGT en una nota.

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