El principal acusado niega haber causado daños en el patrimonio de la Alhambra

Reconoce que en el monumento unos guías "más flexibles que otros" en las franjas horarias de las visitas

Un momento de la sesión de ayer del juicio por el presunto fraude en la venta de entradas a la Alhambra.
Un momento de la sesión de ayer del juicio por el presunto fraude en la venta de entradas a la Alhambra.
Y. Huertas Granada

22 de septiembre 2016 - 01:00

Cuando prestaba sus servicios de guía a WIT Travel, el principal acusado del caso Alhambra, Francisco C.J., se limitaba a "gestionar" los grupos de turistas que visitaban el monumento, pero "no" se ocupaba de las cancelaciones y confirmaciones de entradas que hacía esta agencia. Su labor era la de gestor y la de guía, y en el desarrollo de su trabajo nunca ha causado daños al patrimonio de la Alhambra, un delito que le atribuye la Fiscalía.

Así lo garantizó durante la sesión de ayer del juicio por el presunto fraude en la venta de entradas y control de accesos al recinto, en la que continuó siendo interrogado, esta vez por la acusación que ejerce la Junta de Andalucía y las defensas del medio centenar de procesados. "Soy uno de los guías que más llama la atención a la gente", subrayó para dejar claro su compromiso con la conservación del monumento.

En WIT Travel -una de las dos agencias implicadas en el presunto fraude-, figuraban su hijo y su cuñada, Pilar A.B., como administradores, si bien ayer desvinculó a su vástago de cualquier decisión relacionada con aquella empresa. "No ha tenido ningún tipo de participación", recalcó. Del mismo modo, indicó que su mujer y su hija no tuvieron capacidad de decisión durante el período investigado en la empresa creada luego por él: Daraxatour, en la que figuraba la última como administradora.

A lo largo de sus manifestaciones, el acusado negó también haber abusado de las relaciones que tenía con el personal de la Alhambra por su continua vinculación con el monumento, reconoció llevarse bien con la que fuera secretaria general del Patronato, Victoria Chamorro, y recordó que él "no" era el responsable del aforo del recinto.

Insistió en que en la Alhambra funcionaba un "sistema de compensación de grupos" que estaba ya cuando él empezó como guía y que "venía de Mateo Revilla". Al igual que hizo el primer día de su interrogatorio, el acusado se aferró a este "método" para justificar que a veces no coincidiera el número de turistas que accedían en un grupo con el de la entrada colectiva, y volvió a negar que metiera a gente si tique o a más de las 30 personas permitidas. "Si me faltaban, intentaba por los cauces legales buscar las entradas", aseveró, a la vez que afirmó que "ese sistema de compensación se daba y se da ahora", así como que "las compensaciones las permitían todos los porteros, todos los días y a todas las agencias de viajes".

El sistema de compensación permitía que los guías se cedieran tiques entre sí siempre dentro de la franja horaria establecida en la entrada, aunque algunos de los controladores del monumento dejaban cierto margen, según admitió el procesado. Precisamente, para mostrar la relación que el acusado tenía con los porteros a la hora de solucionar algunas de las incidencias que se presentaban con los tiques, el abogado de la Junta pidió que se escucharan en la sala varias de las grabaciones telefónicas que hizo la Policía Autonómica. Esta fue la que llevó la investigación de las supuestas irregularidades detectadas entre 2002 y 2005, y la que el 28 de diciembre de 2005 detuvo al guía y registró tanto su casa como las oficinas de Daraxatour.

En este punto de la declaración, el letrado recordó a Francisco C.J. que en su día habló de la existencia de porteros "buenos" y "malos", y pidió que explicara esa diferenciación. El guía dijo que en el recinto había cuatro controladores en concreto (incluidos en el listado de acusados) que eran conocidos como "la guarda pretoriana", por ser "inflexibles" e "intransigentes" en lo que a horarios de acceso se refiere, e insistió en no haber recibido un trato distinto al que reciben sus compañeros.

Precisamente, sobre la actuación de los otros guías acusados fue preguntado por el abogado Vicente Tovar, que lleva la defensa de cuatro de ellos. "No tengo constancia de que se hayan apropiado de alguna cantidad", manifestó, al tiempo que negó haber presenciado que alguno de ellos haya deteriorado el monumento. "Somos los vigilantes de la Alhambra", aseguró en defensa de su gremio.

En cuanto a la relación con su cuñada, Pilar A.B., que fue la que denunció el caso, el guía, que está siendo defendido por el penalista Pablo Luna, aseguró que una vez se rompieron las relaciones, ésta le llegó a decir que "a mí y a Ezequiel -otro guía acusado- nos tenía que destruir". En cuanto a la forma de actuar de ella en WIT Travel, indicó que "hacía lo que le daba la gana", usaba la tarjeta de la empresa y nunca daba explicaciones de las cuentas. A preguntas de su abogado, que aportó documentación que fue impugnada ayer por el fiscal del caso, Luis Salcedo, destacó que ni cuando se le detuvo ni cuando prestó declaración al principio se le informó de que estaba imputado por falsedad, un delito que también le atribuye el fiscal. Es más, adujo que se había enterado "últimamente" de que también estaba encausado por ese ilícito.

Francisco C.J., que se enfrenta a nueve años de prisión, se definió como un buen gestor de grupos. Admitió que las compañías estaban contentas con él y precisó que podía ganar "una media de cinco mil euros mensuales". Actualmente sigue trabajando como guía en el recinto nazarí. El juicio continúa hoy.

stats