Que el problema no sea la oficina
Tres emprendores han habilitado el espacio Cocorocó para que los autónomos puedan alquilar sus puestos de trabajo, compartir salas de reuniones, experiencias e incluso proyectos empresariales
César Acosta es un community manager. Orienta a empresas para que saquen el máximo rendimiento de sus servicios en las redes sociales. Es autónomo, trabajaba desde su casa, pero andaba buscando una oficina económica en la que por ejemplo pudiera recibir a sus clientes y no tener que recurrir a cafeterías para hablar de negocios. Dio con Cocorocó, que nació a principios de año en el número 17 del Portón de Tejeiro bajo el concepto de co-working, que incluye desde oficinas compartidas hasta el impulso de nuevos proyectos de emprendedores.
Acosta ha encontrado su espacio y en poco más de un mes ha doblado su media de ventas. Por 275 euros al mes puede usar este local de 180 metros cuadrados distribuidos en diferentes ambientes los siete días a la semana las 24 horas del día. Dispone de un escritorio, de una sala de trabajo, de otra de reuniones, de una conexión de internet de 50 megas, de correo electrónico, una taquilla, una secretaria, impresora y reuniones con profesionales de diferentes sectores y en unos meses una bicicleta compartida para desplazarse por el centro. "Solo para que se preocupe de su trabajo", apunta la gerente de Cocorocó, May Contreras.
Marcelo Vázquez, de Infoautonomos.com; Rafael Ruiz, de la agencia de diseño Caco, y Melesio Peña, de Ingenia y GMK, son jóvenes emprendedores, los socios mayoritarios y vieron que las nuevas líneas de negocio por la crisis era la oficina compartida. Visitaron varios espacios de este estilo en Madrid, Barcelona, Málaga o Sevilla y exportaron el concepto a Granada, que está cuajando.
Contreras explica que el proyecto también abre la posibilidad de abrir nuevos contactos, nuevos negocios y el asesoramiento para montar una empresa. Los jueves, este local se convierte en un centro de talleres, de actividades y de jornadas que fomentan el autoempleo. "La idea es compartir el día a día del trabajo y al final pueden acabar haciendo negocio".
Y eso ya se ve. Por ejemplo, César Acosta se vale algunas veces de los servicios de un compañero de trabajo, que es diseñador. "Facilita tu labor. A la hora de colaborar es más sencillo estar físicamente que tener que buscar y se agiliza todo", reconoce.
Son veinte los puestos de trabajo que oferta y seis ya tienen nombre y apellidos. Hay un poco de todo desde un agentes de seguros, a un community manager, a un ingeniero de caminos y alguien de marketing. El perfil es un autónomo que está empezando o que lleva un tiempo. De alguna manera, se complementan, se ahorran costes, se asesoran e incluso pueden llegar a compartir clientes cuando las necesidades lo requieran.
Cada uno tiene su llave al local y puede utilizar el espacio según las horas que necesite en cada jornada (mañana, tarde e incluso por la noche y los fines de semana). "Ya se sabe que pasa con los emprendedores y los autónomos, que muchas veces no tienen horarios y tienen mucho que trabajar", precisa May Contreras.
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