"Si el Ayuntamiento no nos paga cogeremos nuestros cinco perros y dormiremos en el salón de plenos". Así resumía ayer Esperanza Iglesias la situación de angustia en la que se encuentra su familia. Desde hace tres años mantienen un conflicto con el Consistorio de Santa Fe por el impago de unos 300.000 euros.
Una casa bajo riesgo de embargo. El próximo día 26 la vivienda familiar saldrá a subasta fruto de la deuda acumulada. Esperanza y su marido Alberto consiguieron anteriormente posponer la puja de su domicilio, pero la fecha del 26 es ya inamovible. "Nos vemos en la ruina salvo que nos abonen como mínimo una parte de lo que nos deben".
El conflicto surgió hace unos tres años. El matrimonio, que reside en Baza, abrió una empresa de servicio de grúa para dar custodia a los vehículos del municipio de Santa Fe. El negocio daba trabajo a dos empleados más, entre los que se encontraba su hijo. Esperanza recalca que la empresa se levantó en tiempos de crisis generando una buena actividad y creando empleo. Sin embargo, fruto de los impagos el negocio está prácticamente cerrado desde hace unos meses y los trabajadores sin fuente de ingresos.
Veinte días de agoniosa espera. Ayer Esperanza conseguía reunirse con el concejal de Hacienda, Infraestructuras y Deportes, José María Aponte, después de no lograr un encuentro con el alcalde de la localidad, Sergio Bueno. Tras la reunión, le queda la "mínima ilusión" de que el Ayuntamiento pague, aunque sea únicamente una parte de lo que le deben. "Después de hablar con Aponte creo que la situación pueda revertirse en los próximos días".
Y es que la propia sección de Intervención del Ayuntamiento reconoce la deuda de 300.000 euros que el organismo mantiene con la empresa. "Incluso con la certificación de Intervención el equipo de Gobierno alega que los impagos no están realmente constatados", subraya.
Así las cosas, el matrimonio se sustenta en la actualidad solo con los ingresos que Esperanza percibe de su trabajo en la Junta. De esta forma, son incapaces de hacer frente a una deuda que puede ponerles de "patitas en la calle" en menos de un mes. Además, Esperanza admite que han sufrido represalias y enemistades con vecinos del pueblo provocados por el conflicto. "No entendemos cómo durante estos tres años no han sido capaces de gestionar los pagos". Haciendo honor a su nombre, a la granadina le queda un halo de esperanza antes del fatídico día 26. "No creo que el señor alcalde sea capaz de dejarnos en la calle".
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