Granada

Las pulseras no hacen milagros

  • La comunidad científica y los defensores del consumidor niegan las propiedades del producto · "Un holograma es como una fotografía, no puede tener ninguna propiedad enérgetica de la naturaleza"

Desde hace meses una pulsera de silicona con un pequeño holograma está arrasando en las tiendas de deportes, internet e incluso farmacias. El motivo "aumenta la fuerza, el equilibrio y el rendimiento físico", según reza su página web. No sólo hay pulseras, también se venden pegatinas y colgantes que cuentan con este holograma de "efectos pseudomilagrosos". El precio está en torno a los 35 euros y ha alterado a científicos y defensores del consumidor. Ambos colectivos alertan sobre la posible estafa que supone la publicidad del producto, puesto que "un holograma es como una fotografía, no tiene ninguna propiedad energética" indica Javier Hernández, licenciado en Física y profesor de Óptica en la Universidad de Granada (UGR).

Aunque los creadores de este invento, que tiene detrás distintas marcas, afirman que utilizan "sustancias de la naturaleza que reaccionan positivamente en el cuerpo". Científicamente es imposible que un holograma contenga datos que alteren el mecanismo corporal, ya que "un holograma funciona como una cámara, entra luz y sale luz, se utiliza en la vida cotidiana como en cajeros de supermercados o para crear imágenes en 3D, pero sólo transmite datos". Javier Hernández tiene claro que se utiliza un lenguaje pseudocientífico para engañar a los ciudadanos que carecen de estos conocimientos. "Se usa el lenguaje científico para hacer una campaña publicitaria que estafe a los ciudadanos que carecen de conocimientos de medicina o ciencia", explica. Este profesor de la UGR añade que dentro de diez años la gente "recordará estas pulseras como un timo al igual que hace unos 15 años vendían productos para imantar el agua, algo científicamente imposible por las propiedades de este líquido".

En abril Facua-Consumidores en Acción denunció a la marca Power Balance, la primera que comenzó con la venta de pulseras y la más conocida, por atribuir propiedades "pseudomilagrosas" a sus productos. La asociación considera que la publicidad de estos productos vulnera el Real Decreto 1.907/1996 del 2 de agosto sobre publicidad y promoción puesto que esta norma prohíbe la publicidad de productos "que sugieran o indiquen que su uso o consumo potencia el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual, sin ajustarse a los requisitos y exigencias previstos en la Ley del Medicamento".

No existe ningún estudio científico que demuestre que estas pulseras son un engaño pero desde la rama científica aseguran que "la marca es la que tendría que demostrar que el producto funciona, al igual que se ha comprobado la eficacia de los medicamentos que salen al mercado. No merece la pena demostrar que es un timo porque un holograma es imposible que tenga esas funciones", relata Javier Hernández indignado.

Muchos de los vendedores de las 'pulseras milagro' se cuestionan las características que se les atribuyen. "Tenemos el producto porque hay una gran demanda por parte de los clientes pero no me creo que aumenten la fuerza o equilibrio" afirma un trabajador de una tienda de deportes de la capital.

Los colectivos -defensores de consumidores, científicos y empresa- han puesto sus cartas sobre la mesa mientras el producto, quizás por moda, quizás por sus efectos, sigue siendo un éxito entre los ciudadanos.

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