La reducción de plantilla en Inagra impide recoger toda la basura

Las quejas por la falta de recogida de la basura se escuchan ya en varios barrios de la ciudad. Desde Haza Grande a Cartuja pasando por los Pajaritos. Vecinos de estas barriadas se han levantado las últimas semanas con los contenedores repletos de bolsas de residuos. Efectivamente la huelga no ha llegado pero las consecuencias de la merma de 70 empleados que la empresa Inagra empezó a realizar el pasado mes de enero comienza a tener sus primeras consecuencias. Ni que decir tiene que estas consecuencias negativas aumentarían de manera importante si, finalmente, el día 9 de diciembre se materializa la huelga anunciada hace unas semanas.

Y es que los problemas entre los trabajadores e Inagra no se solventan. Ayer mismo se volvió a mantener una reunión en la sede del Servicio de Resolución Extrajudicial de Conflictos (Sercla) previa a la huelga con el fin de alcanzar un acuerdo que evite el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que amenaza a 90 trabajadores. El resultado: se mantienen las posturas y no hay acuerdo entre las partes. La empresa se cierra en banda a una rebaja de sueldo general del 9,5% además de la condonación de una deuda con los empleados pendiente desde 2008.

Por su parte, los trabajadores, que mantienen su actitud para seguir negociando, dicen que no quieren ser los que sufran el recorte municipal de 7 millones y que no entienden porqué si la bajada de sueldos aprobada por el Gobierno se encuentra entre el 0,57% y el 7% -según salario- ellos, tengan que rebajárselo en mayor proporción.

Será pasado mañana, 3 de diciembre, cuando finalice el periodo de consulta y se traslade a la Delegación de Empleo la falta de resolución. A los pocos días, tendrá que ser la Junta la que acepte o no el ERE y arranque la huelga si al final se despide a los trabajadores. Actualmente, la limpieza está al límite.

Fuentes de la empresa cuentan que los operarios de refuerzo con los que ya no se cuenta se encargaban, por ejemplo, de recoger la basura los días de fiesta o algunos lunes por la mañana para aliviar que los contenedores se mantuvieran llenos desde el sábado. Igualmente, se ocupaban de la limpieza viaria en las zonas más conflictivas y realizaban otras tareas extraordinarias.

Ahora, los pocos que hay, se encuentran dedicados a la retirada de la hoja de otoño. Las calles se encuentran repletas del manto amarillo y rojo de las hojas de los árboles. Unas hojas que dejan estampas de gran belleza pero que ocasionan numerosas caídas y resbalones a los viandantes, de ahí que se proceda a su retirada. Con la situación actual, las prioridades mandan pero ya dejan muchas quejas alrededor.