Granada

El regreso de las Cruces con barra despierta al 'fantasma' del botellón

  • La concentración masiva de personas en Plaza Larga obliga a la Policía Local a desalojar. El tráfico tuvo que ser cortado en el Centro. Los jóvenes aprovechan la celebración para beber.

Miles de personas salieron ayer a las calles de Granada para celebrar el día de la Cruz, una fiesta que este año prometía recuperar la esencia y la tradición para el disfrute de granadinos y visitantes. Sobre si la celebración cumplió o no con estas expectativas hay respuestas muy diversas. Para muchos, la jornada discurrió en un tono alegre, de cerveza, vino, tapa y clavel animada sólo con el sonido de las sevillanas y la reja en torno a la Cruz. Para otros sin embargo, la fiesta despertó el fantasma del botellón que tantas pesadillas ha provocado a Granada.

En distintos puntos de la capital, sobre todo en el casco histórico, en el Albaicín, o en el Realejo se crearon diversos focos de personas reunidas en torno a las características bolsas repletas de botellas. Focos que, a las diez de la noche, cuando el Ayuntamiento había previsto el fin de la celebración siguieron bebiendo en las calles. "Mucha gente se pegaba a los bares para que pareciese que estaban consumiendo pero en realidad estaban bebiendo lo que traían del supermercado o de casa", explicó una joven que dando estos detalles parecía hablar de botellones aunque haya quien quiera llamar a esto de otras manera.

Las líneas de autobús y los taxis tuvieron que ser desviados ante la cantidad de asistentes

Hacia las cinco de la tarde cientos de jóvenes caminaban, bolsa en mano, hacia el barrio del Albaicín. El destino estaba claro: se dirigían hacia Plaza Larga donde el año pasado ya se reunieron para hacer botellón cuando estaba terminantemente prohibido beber en la calle en el Día de la Cruz. La masiva afluencia de personas provocó que hacia las seis de la tarde, los efectivos de la Policía Local se vieran obligados a cortar el acceso a la plaza, cuyo acceso se reguló al más puro estilo discoteca. Se había creado un auténtico tapón en esta zona que obligó a priorizar el tránsito de los vecinos que querían acceder a sus casas. No obstante, hubo momentos en que el tránsito de peatones fue prácticamente imposible. Lo que estos grupos de jóvenes dejaron al marcharse probaba que, el fantasma del botellón había vuelto definitivamente a Granada. En el suelo quedaron tiradas -tras el desalojo-, todo tipo de botellas, bolsas de hielo ya líquido y vasos.

También durante la tarde la afluencia masiva de personas obligó a la Policía Local a cortar un tramo de Gran Vía y de Plaza Nueva, para finalmente cerrar definitivamente el tránsito de vehículos por Reyes Católicos. "Las calles están completamente desbordadas, se ha tenido que desviar el transporte público por Camino de Ronda y los taxis por Cárcel Baja", indicaron fuentes de la Policía Local a las 21:42, a apenas 20 minutos del supuesto fin de la fiesta. Las mismas fuentes no pudieron precisar el número de personas que se concentró en las calles de Granada. Lo que sí destacaron es la "masiva afluencia" que desbordó todas las expectativas y que alcanzó una participación parecida a la de la Noche en Blanco cuando la ciudad reunió a más de 200.000 asistentes. Hacia las 22:00 de la noche las calles permanecían abarrotadas. Esa era la hora límite de las barras. A partir de ahí la fiesta debía disolverse o desplazarse hacia los bares y restaurantes o las discotecas que aprovecharon el tirón de las cruces para organizar fiestas. Sin embargo, los botellones se prolongaron tiempo después mientras los operarios de Inagra iniciaban su dispositivo especial de limpieza. Todo debía quedar en perfectas condiciones. Había que borrar el rastro de esta fiesta.

El equipo de gobierno anunció un refuerzo de los efectivos policiales para controlar la celebración. Además, el área de Medio Ambiente activó un despliegue de 50 operarios de Inagra para garantizar la limpieza de las calles prestando especial atención a las plazas donde este año se instalarán cruces en vía pública.

El plan de limpieza se inició el 2 de mayo con una veintena de operarios que realizaron un refuerzo en la labores de limpieza viaria y recogida de residuos en horario de tarde y noche, cuando se procedió también a la instalación de contenedores papelera por las calles y plazas donde estaba previsto una mayor afluencia de gente, coincidiendo este año con la instalación de cruces con barra en Plaza Alonso Cano, en Poeta Luis Rosales y en plaza Federico Mayo.

Ayer la capital también contó con un dispositivo especial que continuará hoy para devolverle el brillo a la fiesta. Este servicio estuvo coordinado con la Policía Local para atender los focos de "botellón" que se produjeran por la ciudad. De hecho, estaba previsto multar a quienes lo hiciesen con sanciones de entre 300 y 600 euros, así como retirar las mesas y sillas a las terrazas que, aprovechando el tirón de la fiesta, incumpliesen las ordenanzas. Ni se hizo lo uno ni lo otro. Así, lo que queda tras la fiesta es un auténtico interrogante. "¿Qué es botellón y qué no? La RAE lo tiene claro: se trata de una reunión al "aire libre de jóvenes, ruidosa y generalmente nocturna, en la que se consumen en abundancia bebidas alcohólicas". ¿Lo que pasó ayer en Plaza Larga, en el Campo del Príncipe o la Plaza de las Pasiegas lo fue?

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