Ayer y hoy
  • Meses antes del Concurso de Cante Jondo, se inauguraba el Conservatorio Victoria Eugenia

  • Mientras unos gritaban ¡olé! en la Plaza de los Aljibes, otros ¡Ay! en el Hospital del Refugio

La reina Victoria Eugenia en Granada

La reina Victoria Eugenia. La reina Victoria Eugenia.

La reina Victoria Eugenia.

Fue en Granada hace un siglo y hoy lo recordamos. El año 1922 ha pasado a la historia de la música en Granada por el célebre Concurso de Cante Jondo celebrado en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra en el mes de junio, organizado por el Centro Artístico y con la conocida participación de Falla, Lorca y los demás. En febrero leía García Lorca su conferencia sobre el Cante Jondo, antesala preparatoria del concurso veraniego que engrandeció el cante flamenco y del que tanto sabe Granada.

Pero lo que ya es menos conocido es este otro acontecimiento musical de otra variedad, coetáneo del anterior y de gran importancia; fue la apertura del nuevo centro musical, heredero de la Sociedad Filarmónica de Granada, que quedaría bautizado con el nombre de Real Conservatorio de Música Victoria Eugenia en diciembre de 1921. Nombre que solicitó Emilio Esteban Casares por entonces presidente de la Sociedad Filarmónica de Granada.

Actual sede del Conservatorio. Actual sede del Conservatorio.

Actual sede del Conservatorio. / (Granada)

Tras una ceremonia religiosa en la Catedral, el Conservatorio fue inaugurado en el mes de marzo de 1922, instalado en la calle Aranda (se llamaba entonces Pérez de Herrasti; fue Isidoro Pérez de Herrasti, Conde de Antillón, uno de los promotores de dicha fundación y el que cedió el edificio de su propiedad para la instalación del Conservatorio), cursándose las asignaturas de solfeo, piano, órgano, arpa, instrumentos de arco, madera y metal, música popular, historia de la música, declamación, armonía, composición y música de orfeón. Entre sus profesores figuran ilustres nombres: Pilar Lustau, Rosa Bertuchi, Valladar (Francisco de P.), José Montero, Felipe Granizo…

Fue fácil pedirle el nombre a la reina Victoria Eugenia de Battemberg, esposa de Alfonso XIII (de este prenda, mejor ni hablar) y bisabuela del actual rey Felipe VI, porque acababa de visitar Granada y se marchó muy emocionada y muy agradecida; y no venía precisamente en viaje de placer. Llegaba con la misión muy concreta de girar visita a los hospitales granadinos intentando con ello consolar en algo a los soldados heridos en la Guerra de África.

Placa de la visita real en el Hospital del Refugio. Placa de la visita real en el Hospital del Refugio.

Placa de la visita real en el Hospital del Refugio. / Mayte Caro (Granada)

Visitó el Hospital Militar, recibida, entre otros, por el entonces joven capitán médico Miguel Guirao Gea; inauguró el ropero de Santa Victoria de las monjas del Sagrado Corazón, pero una de las visitas más populares fue la que hizo al hospital de sangre del Refugio por el gran número de personas que se agolparon en la entrada y el recibimiento que ilustres granadinos le hicieron: entre otros, los doctores Fidel Fernández Osuna y Fernando Escobar, profesor de las damas de la Cruz Roja que atendían a los enfermos y que mostró a la reina las radiografías de algunos enfermos señalando sobre ellas los impactos de las balas; el arzobispo Casanova y Marzol, el decano de la Facultad de Letras Eloy Señán, etc., además de todas las autoridades civiles y militares.

Antiguo Hospital Refugio Antiguo Hospital Refugio

Antiguo Hospital Refugio / (Granada)

La reina se acercaba a las camas entablando conversación con los enfermos y manifestando que también su sobrino, el infante don Alfonso, se hallaba enfermo por las heridas de la misma guerra africana; intentaba consolar como podía. Los fotógrafos granadinos Manuel Torres Molina y Luis Henares pudieron recoger el recuerdo gráfico.

Era la Granada de 1922 en la que no todo fueron flamenco y palmas; mientras unos cantaban jondo al compás de la guitarra, otros solfeaban en el nuevo Conservatorio Victoria Eugenia; pero hubo otros que esperaban aliviar sus heridas de una de esas estúpidas guerras con la ayuda del doctor y el consuelo de una visita real. Así mientras unos gritaban ¡olé! en la Plaza de los Aljibes entre palmas y quejíos clamorosos, otros se lamentaban en el Hospital del Refugio con quejíos dolorosos. Y es que los granos de nuestra granada siempre han sido agridulces.

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