Granada

El repunte de las enfermedades sexuales pone en alerta al SAS

  • Desde 1997 las cifras se han multiplicado por cien

  • El descenso del uso del condón por el menor miedo al sida propicia su propagación

En los años 80 y 90 el miedo al sida transgredía el propio conocimiento sobre la patología y, además de crear una estigmatización falsa, también tuvo como efecto social la concienciación en el uso del preservativo. Más allá de su función anticonceptiva, también supuso un mayor control en las enfermedades de transmisión sexual. Hoy día la medicina consigue tener el VIH controlado y aunque sigue siendo una enfermedad grave y crónica, ya no es mortal y no tiene el final que tenía en las décadas de los 80 y 90.

En cambio, los datos con los que trabaja el Servicio Andaluz de Salud en Granada son preocupantes: en los últimos 20 años la cifra de pacientes con enfermedades de transmisión sexual (ETS) han crecido exponencialmente convirtiéndose en un problema importante.

En 2017 se registraron 105 casos de gonorrea, 137 de sífilis, 113 de herpes y 70 de clamidia

Precisamente la baja mortalidad actual del sida, según varios estudios y profesionales, han generado la pérdida de miedo al VIH y, por lo tanto, la relajación a la hora de protegerse contra las ETS.

Esta es una cuestión global, y en la provincia efectivamente también se está viendo. Son palabras de Isabel Marín, jefa de Salud Pública de Granada. En los últimos diez años se observa un aumento de enfermedades que tradicionalmente se consideran de transmisión sexual: gonococia (gonorrea), sífilis, herpes y clamidia. Aunque, explica Marín, también se observa un repunte de otras patologías que "aunque no son estrictamente de contagio por transmisión sexual, ésta sí supone la principal vía de contagio en nuestros días", hablamos del VIH y la Hepatitis A.

Desde 1997, año en el que el uso del preservativo era extendido, estas patologías presentaban unos datos mínimos. En esa fecha se registró en Granada un solo caso de gonorrea, otro de sífilis, otro de herpes genital y ninguno de clamidia.

Diez años más tarde, los datos hablan de una subida exponencial. En el 2007 el SAS registró 62 casos de gonorrea, 35 de sífilis, 12 de herpes genital y 1 clamidia.

El pasado año, dos décadas después de los primeros datos, las cifras se multiplican por 100. En 2017 (el último año estadístico cerrado) hubo 105 casos de gonorrea, 137 de sífilis, 113 de herpes y 70 clamidea. En lo que llevamos de 2018, hay registrados 21 de gonorrea, 38 sífilis, 50 de herpes y 37 de clamidea.

Isabel Marín hace especial hincapié en las enfermedades que estrictamente se llaman de transmisión sexual, que se creía que podían estar erradicadas o que se presentaban casos muy aislados, en nuestro medio, como la gonorrea, la sífilis o el herpes, pues "hemos visto un incremento preocupante en la última década". "La subida es exponencial y preocupante, el problema es prevenible y hay que reflexionar ante las conductas de riesgo", explica Marín que matiza que son más frecuentes los contagios de estas patologías y que las cifras de contagios de sida es ahora muy bajo "porque el virus se controla muy fácilmente". En 2017 tan solo hubo cuatro casos declarados, "hemos pasado de más de 20 por año de la pasada década a este dato".

La Hepatitis A registró 129 afectados durante el pasado año. "Se va viendo como en los últimos años se va perdiendo el miedo al contagio por eso van apareciendo más casos y hemos tenido un repunte igual en toda europa de la Hepatitis A", agrega Marín. Fue en 2010 cuando se vio un gran repunte de esta patología y ahora, "evidentemente" está bajando.

Según apunta el SAS, el patrón mayoritario que se observa es el de varones jóvenes, menor de 25 años, que tienen múltiples parejas sexuales, que no usan protección y que tienen prácticas entre varones.

Marín explica que hoy día existe otro concepto del riesgo, diferente a generaciones anteriores. El papel de la educación en estos casos es primordial, "pero es difícil cambiar un hábito cuando se tiene asumido en el comportamiento habitual" y reconoce que cuesta mucho hacer llegar este mensaje a la ciudadanía y a la población que más riesgo tiene, pese a que desde Salud promueven campañas específicas, algunas junto a varias ONG.

Antiguamente el perfil era el del hombre que era usuario de la prostitución, que luego transmitía la enfermedad a su pareja. En los últimos 10 años ha cambiado: "Ahora se trata de gente joven con muchos contactos esporádicos". Marín subraya que el diagnóstico y el tratamiento se hace muy complicado en estos casos porque la persona no conoce en profundidad a la pareja sexual.

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