Un guardia civil retirado asesina a su mujer y después se suicida con un taladro

La fiesta familiar acabó en tragedia. El conocido como Cortijo Herrera, situado a las afueras del anejo motrileño de El Puntalón, fue escenario ayer de uno de los crímenes más espeluznantes que ha vivido la comarca de la Costa de Granada en los últimos años.

Manuel Herrera, un agente de la Guardia Civil de 51 años que ya no ejercía su profesión por motivos psicológicos, presuntamente acabó con la vida de su mujer, Rosario González, de 41, de una manera brutal y posteriormente se quitó la vida. Ambos habían regresado la noche del lunes al cortijo desde la localidad almeriense de El Ejido, donde residían con sus tres hijos, para recoger un teléfono móvil olvidado durante una celebración familiar.

Él, que era natural de la localidad cordobesa de Alhamedilla, tenía una medida de alejamiento previo contra su mujer por una denuncia interpuesta hace meses en la localidad almeriense.

Fueron los padres de Manuel, los dueños del cortijo, quienes, en torno a las diez y media de la mañana, encontraron la dantesca escena: El cuerpo de ella presentaba cortes sangrantes en distintas zonas de su cuerpo -al menos cuatro, según fuentes del caso-, entre ellas en el cuello, el brazo o la pierna que, a falta de la confirmación oficial de la autopsia, acabaron con su vida. Todas ellas se habían producido con una radial.

El supuesto agresor, posteriormente, se habría quitado la vida perforándose distintas partes del cuerpo con un destornillador eléctrico.

Además, la mujer tenía cinta aislante en las piernas que indicaban la posibilidad de que hubiera estado maniatada en los momentos precedentes a su muerte.

Al parecer, toda la familia Herrera había pasado la jornada del lunes disfrutando de una comida en el lugar donde ocurrieron los hechos. Al término de la fiesta, el matrimonio formado por Manuel y Rosario regresó junto a sus tres hijos a El Ejido, donde él trabajaba como vigilante jurado y ella como celadora en el ambulatorio del distrito norte de este municipio almeriense. No obstante, horas después regresarían al cortijo, supuestamente para recoger un teléfono móvil que habían olvidado en el inmueble.

Lo siguiente en ocurrir sería el hallazgo por parte de los padres de Manuel de la escena. Inmediatamente se daba aviso a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, cuya Brigada Judicial abrió una investigación para determinar todos los aspectos relacionados con el supuesto crimen.

A pesar de que el descubrimiento de los cuerpos se produjo en la mañana de ayer, la inspección ocular en el interior del cortijo, así como el levantamiento de los cuerpos se prolongó durante casi diez horas. Los investigadores trataron durante todo el día de descartar la participación de una tercera persona en el crimen, algo que a última hora de la tarde de ayer, según fuentes de la investigación, quedó prácticamente concluido.

Los cuerpos fueron trasladados hasta el Instituto de Medicina Legal de Granada, donde estaba previsto que hoy se les practicase la autopsia a ambos.

La pareja había experimentado diversos problemas que les había llevado a plantearse la separación. Incluso existía una denuncia interpuesta por vecinos de la pareja contra el marido que habría llevado a una orden de alejamiento, según informaron ayer fuentes de la Junta de Andalucía. No obstante, tal y como declaró ayer el padre del hombre fallecido y suegro de la mujer también encontrada muerta, durante la celebración de la comida familiar todo parecía "normal" en el matrimonio.

La consejera para la Igualdad y el Bienestar Social de la junta de Andalucía, Micaela Navarro, atribuyó ayer estas muertes a un nuevo caso de violencia machista: "Todo apunta a que nos encontramos ante un caso de violencia de género, desgraciadamente uno más", lamentó la consejera.