Desde aquella foto fundacional en Moncloa con el presidente Aznar recibiendo a Laura García-Lorca y al alcalde José Torres Hurtado, se han sucedido los rostros que se han puesto en el primer plano hasta conseguir, 15 años después, la llegada del legado. En la Consejería de Cultura se han sucedido los titulares. Desde Carmen Calvo en una fase inicial hasta Miguel Ángel Vázquez, el que estampó su firma en el acuerdo definitivo. Pasando por Rosa Torres cuando se comenzó a edificar el edificio, Paulino Plata cuando los problemas financieros paralizaron el proyecto, Luciano Alonso que no pudo desbloquear la situación o Rosa Aguilar, bajo cuyo mandato se retomaron las negociaciones. Coincidió con la llegada a la Alcaldía de Francisco Cuenca, que en su primera foto como primer edil se desplazó a Madrid para dialogar con Laura García-Lorca. Y diálogo es lo que no ha faltado en estos dos últimos años con la entrada en escena de José Guirao, que sucedió a Juan Tomás Martín como secretario de la Fundación Lorca después de que este, como se confirmó en el posterior juicio, distrajera cerca de dos millones de euros. En la sombra, como ángel de la guarda de la sobrina del poeta, también ha estado el prestigioso abogado Matías Cortés, un negociador inflexible con el que se topó el anterior equipo de Gobierno de Torres Hurtado y su concejal Juan García Montero. Pero estalló el caso Nazarí y, cuando todo estaba encaminado para dirimirse en los juzgados la llegada del legado, se abrió una nueva etapa que ayer, por fin, culminó con un proyecto largamente ansiado.