Un servicio más que 'vital'
La capital dispone de tres Dispositivos de Cuidados Críticos y Urgencias en los centros de salud de La Chana, Zaidín y Gran Capitán · Funcionan en horario de tarde y los fines de semana las 24 horas
MÁS de 6.000 pacientes al mes, tres ambulancias, seis equipos y atención médica directa los 365 días del año. Estos son los datos que respaldan a los tres Dispositivos de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU) de la capital, situados en los centros de salud de Zaidín, Gran Capitán y La Chana. Tres servicios que cumplen una función básica e insustituible en la atención médica a los usuarios.
El DCCU de La Chana sirve como ejemplo para conocer más a fondo su trabajo. Funciona de 15:00 a 08:00 todos los días menos los sábados, domingos y festivos, que hay actividad las 24 horas para suplir los cierres de los centros de salud. En cada turno, un equipo formado por un médico, una enfermera y un celador-conductor que cubren la atención en el centro y otro formado por otras tres personas (médico, enfermera y conductor) que es el que funciona en la ambulancia y realiza los avisos domiciliarios que se presenten. Porque desde la sala de llamadas del 061, donde se reciben los avisos de atención, se les derivan demandas ya que la ambulancia sí funciona las 24 horas del día. De hecho, los DCCU realizan más salidas al día para atenciones domiciliarias y asumen la mayoría de las urgencias recibidas en el 061. Además, en el DCCU de La Chana hay también en horario de tarde otro médico y enfermera de refuerzo dentro del plan de alta frecuentación por la gripe.
"En el centro vemos unos 80 enfermos al día los días de semana y 140 los fines de semana. Ahora con la gripe hemos llegado a 180, pero ya ha bajado mucho. A domicilio se atienden unos 20 avisos diarios", explica el jefe de servicio de DCCU del Distrito Sanitario Granada, Juan María Ramos, médico de guardia en el dispositivo de La Chana junto a María del Carmen Martínez y Esmeralda Martín. De enfermeras está Dolores Zurita, María José Moles y Ana Rodríguez. En la atención al usuario, Ana María Cantarero. Conduciendo la ambulancia, Santiago Cortés.
Su organización es clara: tiene una sala de espera a la que se accede directamente, una consulta de críticos, donde hay todo el material de reanimación necesario y también se realiza un primer filtro de enfermería dentro de un nuevo protocolo que busca agilizar la realización de pruebas y facilitar el trabajo a los médicos. Dentro, dos consultas de medicina y dos de enfermería para curas. La parte más privada incluye una sala de estar para el personal con todas las comodidades para pasar la guardia y varios cuartos donde pueden echarse un rato durante la madrugada si la actividad asistencial lo permite.
El móvil recibe una llamada, es un aviso y la ambulancia tiene que salir. "Está demostrado. Los datos lo dicen. Los DCCU atendemos más emergencias que el 061 también porque somos más. Las urgencias no demorables (prioridad II) también las atendemos nosotros enteras y también las prioridad II (demorables). En 24 horas se realizan más de 20 salidas", matiza Ramos.
En el centro siguen "inusualmente" tranquilos. Llega un paciente con un corte en el dedo y otro con malestar. Se atienden pronto y se van a casa. "La gente utiliza mucho este recurso. Las cifras hablan. En La Chana vemos unos 2.800 pacientes al mes de media, en Zaidín, 1.800 y en Gran Capitán, 1.600", indica el coordinador. Y todo con muy poca demora, "de una hora como máximo cuando hay mucha gente". Además, tienen solvencia asistencial. "El 96% de las demandas se solucionan aquí. Sólo derivamos al hospital al 3%. En urgencias domiciliarias las cifras cambian y se derivan a Urgencias el 20% de las atenciones".
Las patologías por las que más se acude a las urgencias de centro de salud son la fiebre, gastroenteritis, dolores musculares, mareos, dolor de pecho, dolor abdominal, de oídos, cefaleas. Y en primavera, sobre todo, procesos alérgicos y asmáticos. Además, suele acudir gente joven trabajadora, estudiantes e inmigrantes. En cuanto a los avisos domiciliarios, suelen ser de pacientes incapacitados, enfermos crónicos, que no pueden desplazarse.
En una misma guardia, los dos equipos (el de centro y el de ambulancia) se intercambian en mitad de la noche. Hay que hacer de todo y turnarse. "Aquí el personal es variado. Hay algunos con exclusividad y otros que compaginan el dispositivo con el trabajo en el centro de salud". Porque los médicos son especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria. Las enfermeras rotan más.
Para Ramos, lo más estresante es "la actividad de la calle, aunque también es lo más bonito. Te metes en la casa de la gente, ves cómo viven, conoces aspectos y situaciones que de otra forma no verías y que también te ayudan en el tratamiento a la persona. Lo más duro son los accidentes de tráfico. No sabes lo que te vas a encontrar y es una subida de adrenalina ir dentro de la ambulancia pensando y calculando lo que vas a hacer".
Todos los distritos sanitarios de la provincia tienen DCCU aunque su funcionamiento es distinto ya que "en estos casos ninguna persona va al hospital sin pasar antes por el centro ya que la atención es más cercana, rápida y directa". El de La Chana, además, atiende a los pacientes de las Zonas Básicas de Salud de Maracena, Alfacar y Peligros. También se coordina desde el distrito el DCCU de Sierra Nevada durante la temporada invernal.
En cuanto a los pacientes van cambiando por estación y por día. "En verano viene más la gente de 20:00 a 01:00 y en invierno se adelante y es de 18:00 a 20:00 horas. Los fines de semana son muy potentes. El domingo es el peor día".
Aunque tienen los dormitorios, "casi no da tiempo a dormir. Como mucho dos horas ya que tenemos avisos continuos y pacientes en el centro aunque no con la presión de los hospitales".
También comen allí. "La comida nos la traen del Virgen de las Nieves cada turno. El menú que preparen allí y aquí lo calentamos en el microondas".
Otro trabajo que tienen que hacer es revisar el material de la ambulancia y reponerlo tras cada salida. Pero hay más. En el centro se realiza también la actividad programada los fines de semana y festivos por el cierre de los centros de salud. Ponen inyectables o realizan curas de pacientes que necesitan la atención sanitaria y no pueden esperar el fin de semana.
Una labor constante, silente y muy valiosa ya que cuidan y velan por la salud de las personas, el valor más importante. Llega otro paciente a la sala de espera, la consulta ya está lista. La ambulancia enciende de nuevo su sirena. Ya están en camino.
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