Un superviviente con más de 7 vidas
Un gato recién nacido atrapado en un pozo es alimentado por la solidaridad de unas vecinas de Calahonda durante 180 días
Dos vecinas de Calahonda se han convertido en heroínas, al menos para el gato Paul. Las dos jóvenes se percataron hace meses de que había un gato pequeño atrapado en un profundo pozo e hicieron todo lo humanamente posible para sacarlo de allí, pues era muy difícil que sobreviviese en aquel agujero. Pidieron ayuda, pero no tenían dinero para hacer frente a unos medios de rescate, así que tuvieron que ponerse manos a la obra para valerse por ellas mismas.
Según relatan, le pusieron cortinas y sábanas, telas de invernaderos, trapos … hasta una cesta o una bufanda, todo para que el animal no pasase frío y se sintiera resguardado. Y, por supuesto, comida. Iban allí cada día para alimentarle. Afortunadamente, el gato tampoco tiró la toalla e hizo por comer, por lo que iba creciendo e incluso engordando. Lo único que conocía a sus 6 meses eran aquellas voces que cada día le visitaban y la oscuridad de un pozo de cinco metros y medio de profundidad.
Todo esta historia se la contaron a Ángela y Sara, dos jóvenes de Calahonda a las que les apasionan "todos los bichos": "yo no me creía que un animal hubiera podido sobrevivir en esas condiciones, hasta que lo vi, es que no sé ni cómo no se mató de la caída tan grande", relata Sara. Estas mujeres pensaron que la situación no podía seguir así y que había que sacar a aquel gato, al que después llamaron Paul, para que pudiera tener una vida en el exterior. De nuevo, hubo varios intentos, como introducir una jaula para que se metiera en ella, pero el animal era reacio a subirse a algo desconocido.
Por fin, un día que el gato estaba durmiendo, bajaron y lo sacaron, pues no se atrevían a hacerlo cuando estuviera despierto. "No sabíamos cómo sería su carácter y temíamos que nos pudiera sacar los ojos", relata Sara. Sin embargo, cuando se despertó y empezó a ganar confianza, descubrieron que la naturaleza es agradecida y que esa situación tan desgraciada para él en vez de haber acarreado una personalidad arisca, había conllevado todo lo contrario. "Es un buenazo", comenta la joven, que puntualiza que "es independiente y sólo deja que lo soben cuando él quiere", como cualquier gato. "Desde el primer momento, se dejaba tocar, era increíble", recuerda.
Así, Sara se lo ha quedado de manera temporal, hasta que alguien lo adopte y espera que sea pronto. De momento, vive en la casa de su madre, donde también hay otros gatitos. Esta amante de los animales comenta que están algunos en una situación problemática por el maltrato al que han sido sometidos: "La gente no se puede imaginar las perrerías que les hacen a los animales, de hecho de 18 gatos que había en la zona sólo quedan 7, los otros los han matado, a unos los queman a otros los apedrean, los ahogan, los envenenan... También están los que ven que les ponen agua y comida a los gatos callejeros para que puedan sobrevivir y tiran los cacharros".
La joven de 23 años hace un llamamiento a alguien que quiera adoptar a este gato de 7 meses y 6 kilos, luchador y bueno y advierte que ya ha sido llevado al veterinario, gracias a la solidaridad también de gente desconocida que a través de facebook ha donado algún dinero para ayudarlas con los gastos. "De España ha habido algo, pero poco, pero unos italianos son los que más han dado". De hecho, la castración ha costado 25 euros, una vacuna 10 y otra prueba más 22. La vecinas han pedido al Ayuntamiento que tape el agujero en el que Paul estuvo encerrado.
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