"Los talibanes progres son los que quitan estatuas que no les gustan"
El presidente del PP, Sebastián Pérez, defiende su valor artístico y carga contra Álvarez de la Chica
G. Ortega / GRANADA
Todos los periodistas que fueron a su rueda de prensa esperaban que Sebastián Pérez contestara al fuego con fuego y que replicara de forma al secretario general del PSOE, Francisco Álvarez de la Chica, y en concreto a eso que dijo de que, si el presidente popular le veía interés artístico al monolito de José Antonio, podía llevárselo al salón de su casa, donde, añadió con evidente carga irónica, "no desentonaría con el resto de la decoración".
Todos lo esperaban y nadie salió decepcionado. Pérez tuvo todo un fin de semana para meditar su respuesta y, cuando uno de los asistentes sacó el asunto, le faltó decir aquello tan típico del "me alegro de que me haga esa pregunta".
Fue de menos a más. Empezó defendiendo la trayectoria del autor del monolito, Francisco López Burgos, haciendo especial hincapié en que fue Premio Nacional de Escultura y en que sus obras fueron expuestas en el extranjero en los años sesenta.
Con todo eso quería explicar que el monolito bien podría tener el valor artístico que la semana pasada le negó la comisión de Patrimonio de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta.
Eso último no lo quiso pasar por alto. A su juicio, el dictamen es "una memez y un disparate", tras lo cual se preguntó "qué habría pasado si lo llegamos a decir en el PP" y se lo respondió de inmediato: "Nos habrían acusado de incultos, porque aquí parece que los únicos que pueden opinar son los intelectuales progres".
Todo estaba a punto para que soltara la bomba, el titular de su intervención. Y la soltó: "No vamos a deshonrar la figura de un artista con un acto talibán progresista, porque romper una obra de arte porque no les gusta es lo que hacen los talibanes progres", insistió, por si no había quedado clara a la primera.
De ahí, pasó a los matices. "No estoy de acuerdo con lo que representa esa escultura, pero ojalá tuviera alguna obra de ese artista en mi casa", concedió.
Y del mundo de los matices se trasladó al reino del sarcasmo. "No sabía que De la Chica fuera decorador de interiores", indicó, para agregar que en cambio sí que conocía su amor por la literatura, razón por la cual le chocaba que no hubiera entendido "que cuando decimos que el PSOE se quiere llevar la Alhambra a Sevilla es una metáfora, figura que él debe manejar".
Terminó recitando un par de haikus -poemas minúsculos- escritos y publicados por De la Chica. No para elogiarlos, naturalmente. Fue un colofón irrespetuoso.
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