Una técnica elimina el dolor de las fracturas vertebrales en 48 horas
La unidad de columna del Virgen de las Nieves ha operado ya a más de 500 pacientes para estabilizar las fracturas producidas por osteoporosis o metástasis
Desde que comenzaron a realizarla en 2004, la unidad de columna del hospital Virgen de las Nieves ha operado a más de 500 pacientes (unos 50 este año) con la técnica de cifoplastia percutánea, una intervención que permite estabilizar las lesiones y eliminar el dolor en 48 horas. Y el éxito supera el 90%.
Según el traumatólogo Antonio Luis Pérez Abela, esta técnica, que realizan desde 2004 pero que se practica de forma más frecuente desde 2006, "está indicada para las fracturas osteoporóticas de las vértebras de la columna, para las fracturas secundarias por metástasis vertebral, más frecuente en casos de cáncer de mama y prótesis, angiomas y otras lesiones".
Son los propios especialistas de la unidad de columna los que recomiendan la intervención quirúrgica a estos pacientes, que antes no tenían otra opción que "aguantar el dolor". En el caso de las fracturas osteoporóticas se recurría a corsés, reposo y fármacos contra el dolor, y en el de la metástasis se intentaba reducir el dolor con radioterapia y quimioterapia. En los casos en los que no funcionan estas alternativas, se realiza la intervención quirúrgica.
De las operaciones que realizan, el 70% son por fracturas causadas por la osteoporosis.
La intervención es relativamente sencilla. Suele durar unos 45 minutos y no requiere más de tres días de ingreso hospitalario. "Lo mejor es que la gente ya se levanta con mejoras. Se elimina el dolor en 48 horas en la inmensa mayoría de los casos", matizó el facultativo Alfonso Cañadas del Castillo.
Técnicamente, consiste en realizar dos incisiones mínimas de varios milímetros en la piel de la espalda para introducir las cánulas y llegar a la vértebra afectada por ambos lados de la médula espinal. En la parte fracturada se introduce un balón y se hincha para reducir la fractura y colocar de nuevo bien la vértebra. Después, se deshincha el balón y en el hueco que queda se inyecta un cemento biológico compatible con el hueso que al solidificarse evita que se vuelva a producir la lesión ya que el hueso queda en su estado original.
En la intervención, que necesita de pruebas radiológicas para localizar la vértebra lesionada y el estado de la misma, participan habitualmente dos cirujanos, un anestesista y un instrumentista. "El problema que se puede presentar es que haya un escape de cemento que afecte a la médula por lo que es necesario especialistas que puedan resolver fácilmente las complicaciones", aunque estas no son habituales. Además, se suele utilizar anestesia general por la postura en la que hay que colocar al paciente.
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