Salud

Engañar al cerebro: El extraño caso de Francisco

  • El Virgen de las Nieves se convierte en pionero nacional con el implante en cirugía de una técnica nueva para un caso excepcional de hipertensión resistente

“Me han quitado caballos”, dice Francisco Ruiz cuando se le pregunta cómo se encuentra tras la cirugía que ha conseguido paliar sus serios problemas de hipertensión.

Ahora mismo se encuentra en proceso de acostumbrarse a la nueva velocidad de galope tras pasar toda su vida acarreando problemas de hipertensión descontrolada. Desde que a los 18 años sufriera su primer infarto (lleva seis) su paso por distintos especialistas ha sido su rutina. Hasta ahora tomaba distintos fármacos y se le han llegado a practicar dos denervaciones renales. Nada de eso funcionó hasta que fue intervenido el pasado 28 de noviembre en el hospital General del Virgen de las Nieves.

“Mi vida ha cambiado mucho, de estar acelerado a vivir relajado totalmente” explica este hombre que ha pasado de tomar 21 pastillas diarias a 2 en tres dosis. La solución a su hipertensión ha llegado gracias a una técnica pionera que a través de un engaño mediante estímulos a su cerebro, consigue que éste regule la tensión de forma ‘natural’. Esta cirugía se ha practicado por primera vez en España para un problema de hipertensión.

Juan Diego Mediavilla García, es su internista y responsable de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular, que junto a Fernando Jaén Ávila, médico de la misma unidad, José Luis Ramos, jefe de servicio de medicina interna y Vicente García Róspide, cirujano vascular y jefe de sección de cirugía vascular del Virgen de las Nieves y Cristina López Espadas, médico de cirugía, lograron hacer del caso excepcional de Francisco, un hito en la medicina actual.

Hay pacientes que son hipertensos resistentes y esta es una técnica indicada solamente para casos muy excepcionales, explica Mediavilla, “no es la panacea para estos enfermos”. Tanto es así, que es precisamente en este hospital donde se ha hecho por primera vez en España aunque ya hay bastante experiencia en Estados Unidos y en Alemania.

La hipertensión refractaria es un concepto que habla de hipertensiones de muy difícil control y en las que los fármacos no consigue frenarla. “Cuando se llega a esa situación no tenemos realmente muchas alternativas” explica Mediavilla. El siguiente paso a seguir por estos médicos fue recurrir a las guías y sociedades que están empezando a proponer métodos más intensos y agresivos.

“En el caso de Francisco, se intentó la denervación de la arteria renal dos veces, a pesar de eso, la respuesta no fue buena y no teníamos alternativas para él” concreta, ya que el caso de Francisco es muy aislado “porque ha pasado por muchas medicaciones, a llegado a tomar una polifarmacia, además en él concurren otras muchas patologías asociadas que le están fastidiando y pueden llevar a un desenlace fatal”.

Con este caso excepcional sobre la mesa, un nutrido y multidisciplinar grupo de especialistas del hospital se pusieron en marcha para buscar una alternativa. “La idea era buscar solución a Francisco, por eso es una excepcionalidad porque gracias a nuestro interés profesional buscamos las posibilidades de poder hacer una técnica alternativa. Nos pusimos en contacto con Alemania para ver si podríamos disponer del dispositivo”.

Luego vino la preparación técnica, una serie de procedimientos, temas administrativos, pasar por varios comités y finalmente un adiestramiento quirúrgico. García Róspide fue el cirujano encargado del procedimiento que se trata de disecar la carótida y colocar en ella un electrodo “para que por estimulos eléctricos estimule los barorreceptores del seno carotídeo y hace como que engaña al cerebro haciéndolo pensar que sube la tensión y este reacciona bajándola”, cuenta este cirujano.

La técnica consiste en dejar en la carótida un electrodo, que se alimenta con una pila colocada dentro del pecho que va unido al electrodo vía subcutánea. “Es un aparato lejanamente parecido a un marcapasos y el electrodo es muy pequeño, de apenas un centímetro”.

Estamos ante una intervención muy complicada porque requiere, además de disecar la carótida, un trabajo multidisciplinar en el que el anestesista tiene que controlar la tensión en todo momento, un papel fundamental porque a Francisco “se le colocaron durante la intervención unos electrodos en la cabeza para ver en qué grado estaba dormido ya que no conviene tenerlo completamente dormido porque si no el estímulo no llega bien al cerebro”, completa Mediavilla.

Por su parte, el doctor Jaén, se muestra orgulloso ya que al ser una unidad de referencia les permite abordar casos muy difíciles, como es este. “Es un orgullo poder contar con un hospital que nos ofrece medios para poder realizar estas técnicas y ser pioneros en este campo.

Por una parte supone mucho trabajo y que podamos formar parte de algo así y que funcione muy bien para nosotros es muy importante. Todo el proceso que nos ha llevado hasta aquí ha sido duro pero aun así lo hemos hecho porque teníamos muy claro que esto iba a funcionar”.

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