Cuando en mayo de 2015 el Cuarto Real de Santo Domingo volvió a abrir sus puertas después de dos décadas cerrado al público el monumento aún tenía una asignatura pendiente: el ambicioso proyecto de recuperación dejaba aún sin resolver una tercera fase, en la que se abordaría la zona de los restos arqueológicos anexos al edificio principal. Sobre ellos estaba previsto realizar una construcción que permita su conservación a la vez que su visita y de esta forma enlazar también el Cuarto Real con el Parque Seco de Lucena por ese extremo. Este mismo mes de enero está previsto que comiencen por fin los trabajos de la última etapa de la rehabilitación.

Esta tercera fase contará con un presupuesto de total (IVA incluido) 538.982 euros, que se cofinanciarán en un 25% por el Ayuntamiento de Granada (139.244 euros) y un 75% por el Ministerio de Fomento, según reza en el pliego administrativo del expediente del Cuarto Real.

En estos trabajos se conformará "un contenedor adecuado para la protección y puesta en valor de los restos arqueológicos subyacentes ya excavados, que además permita continuar las excavaciones pendientes con garantía de seguridad y protección para el yacimiento y las personas intervinientes en los trabajos". Además se detalla que el desarrollo de las obras se podrá observar y seguir por los visitantes del recinto del Cuarto Real, que seguirá abierto al público.

El plazo de ejecución previsto es de cuatro meses, tras lo que finalizará por completo la larga historia de la rehabilitación la fuera residencia de Aixa, la madre de Boabdil, que llegó a dejar fuera a los dos arquitectos que resultaron ganadores del concurso de ideas: Javier Gallego Roja y Ramón Fernández Alonso, que llegaron a denunciar a la concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada.

En las dos fases anteriores, se rehabilitó la construcción del XIX para acoger exposiciones temporales. Precisamente, la conservación o el derribo de este edificio agregado a la qubba fue uno de los principales escollos que tuvo que afrontar la rehabilitación del Cuarto Real, aunque no el único. Salvo la parcela que ahora se acometerá, los demás restos arqueológicos quedaron expuestos en la primera planta a través de una pasarela y una zona acristalada, algo similar a lo que puede verse en otros edificios de la ciudad como la Madraza.

En este primer nivel del Cuarto Real, además de dos zonas arqueológicas, se proyectó el espacio de museo sobre la historia del edificio. También en esta planta de entrada, además de la joya del edificio, la qubba -objeto de una restauración anterior-, hay dispuesta una sala de usos múltiples que está dotada con equipo de proyección y sonido para acoger desde conciertos a conferencias, presentaciones o recitales

Un pabellón de acceso sustituyó a la caseta de los guardeses y y sirve de zona control de paso de visitantes. A partir de él se accede al jardín rectangular, que conserva la alberca del XIX, un pequeña fuente original y unas columnas que se mantienen como testimonio de una pequeña pérgola dedimonónica.

En el lateral izquierdo de este jardín se abre otro que enlaza con el Parque Seco de Lucena. Se trata de un jardín romántico que se superpuso al original nazarí y que la Gerencia de Urbanismo decidió mantener porque la vegetación conservada era de esa época y para reflejar las huellas del paso del tiempo en el Cuarto Real.