Seis tiroteos en lo que va de verano. O lo que es lo mismo, ni en junio, ni en julio, ni tampoco en lo que va de agosto, los disparos han dado una tregua a la zona Norte de la capital, donde, además, las dos balaceras sucedidas entre el 14 y el 16 de agosto dejaron a tres personas heridas.
La marihuana, la rivalidad entre clanes y las balas. Se trata de tres problemas muy ligados entre sí que mantienen un pulso con las instituciones, que tratan de luchar para erradicarlo, y con muchos de los que viven en esta zona. Y es que son estos últimos quienes cada día sufren las consecuencias de que una parte de sus vecinos manche el nombre de su distrito por culpa de la criminalidad. Así ha ocurrido este verano, en el que el sonido de los disparos ha sobresaltado al menos en seis ocasiones a esta zona.
El primer tiroteo se registró nada más comenzar junio. Como consecuencia no hubo ningún herido, pero dio pie a otro para el que apenas hubo que esperar 48 horas. ¿El motivo? Un enfrentamiento entre clanes por la marihuana.
La madrugada del 2 de junio, la Policía Nacional detuvo a cinco personas a las que se decomisaron varias armas de fuego -dos revólveres del calibre 58, una metralleta 300 tipo G36 y dos armas simuladas- que habían iniciado un intercambio de disparos en la calle Casería del Cerro. Los implicados eran miembros de dos clanes asentados en la zona Norte de la capital, que se escondieron en un inmueble de la calle Perdices donde finalmente fueron arrestados.
Al día siguiente, el domingo 3 de junio sobre las 17:15 horas, el servicio de Emergencias 112 recibió la llamada de un vecino en la que se alertó de que alguien había disparado en una puerta en la calle Molino Nuevo. Sin embargo, esto solo era la antesala de lo que iba a ocurrir 45 minutos más tarde: pistoleros corriendo por los tejados en un intercambio de balas que se desarrolló en la calle Juan Salcedo. Como resultado, cuatro personas fueron detenidas y entre ellas había tres de los arrestados la madrugada del sábado por el tiroteo anterior, que esa misma mañana habían sido puestos en libertad.
En este episodio tampoco hubo ningún herido, si bien, sí que pudo acabar en tragedia, ya que dos balas irrumpieron en el salón de una vivienda de la citada calle, en el que se encontraba un menor en ese momento.
El temor en la zona era tal que, tres días más tarde, la Policía Nacional recibió un aviso sobre otro posible tiroteo en varias calles de Cartuja. De forma rápida, los agentes se desplazaron hasta la calle Rodrigo de Triana, donde se desplegó un amplio dispositivo policial, y se intensificaron las patrullas en los barrios de Almanjáyar, La Paz y Cartuja. Pese a ello, todo quedó en una falsa alarma ya que los agentes no encontraron ninguna prueba de que se hubiese registrado un intercambio de balas.
Antes de acabar el mes, el día 28 de junio, la marihuana volvió a propiciar otra balacera, esta vez en los aledaños de la Comandancia de la Guardia Civil. Sobre las siete y media la mañana, uno de los tres ocupantes de un vehículo de alta gama abrió fuego contra otro coche cuyo conductor, para esquivar los disparos, acabó refugiándose dentro de las dependencias de la Benemérita.
Un mes después, el 26 de julio, el sonido de las balas se desplazó hasta la calle Pintor Joaquín Capulino Jáuregui. No habían pasado ni cinco minutos desde que abriese el centro de salud de Almanjáyar a las ocho de la mañana cuando la Policía Nacional fue requerida. Desde un coche, dos encapuchados dispararon en dos ocasiones contra los ocupantes de otro vehículo, tras lo que ambos se dieron a la fuga.
Precisamente, esta situación fue prácticamente la que se repitió la noche del 13 al 14 de agosto, esta vez entre las calles de Fray Juan Sánchez Cotán y Antón Calabrés, sobre las 00:30 horas, con otra persecución entre coches que también tuvo un intercambio de balas.
En esta balacera hubo implicados un total de tres vehículos; dos de ellos, ocupados por ocho personas en total, abrieron fuego contra el conductor del tercero, que tras iniciar su huida en coche, abandonó el vehículo, que fue hallado con catorce impactos de bala. Este hombre salió ileso, pero dos mujeres que pasaban por la calle Antón Calabrés fueron alcanzadas por las balas. Una de ellas, de 26 años, recibió un impacto de proyectil en el brazo derecho, cerca del codo; la segunda, de 32 años, recibió un disparo en su pierna izquierda.
Pero además, apenas 48 horas después, otro joven de 32 años resultó herido en un segundo tiroteo. Dos encapuchados que viajaban en una moto dispararon contra él en la calle Molino Nuevo, sobre las tres y diez de la madrugada.
De momento no se han practicado detenciones respecto a estos últimos episodios, si bien, la presencia policial persiste en este distrito. Fuentes de la Policía Nacional indicaron que los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) están patrullando en la zona de forma constante, donde además se realizan controles. Precisamente en estos dispositivos se han decomisado en varias ocasiones drogas -entre ellas esquejes de marihuana- a vehículos a los que se les ha dado el alto.
Asimismo, este periódico se puso en contacto con la Subdelegación del Gobierno en Granada para conocer si había previsión de intensificar las medidas de seguridad en la zona ante esta nueva oleada de intercambio de balas. Si bien, de momento no se ha recibido respuesta de la institución.
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