Granada

Donde la tradición manda

bodegas espadafor

De las pocas bodegas que quedan en Granada. Debería estar protegida por saber guardar la tradición y tenerla como seña de identidad. Francisco Espadafor Ramírez abrió las puertas de su emblemático negocio en 1930, cuando los límites de Granada estaban prácticamente en el Triunfo y en Puerta Real. Una época en que la gente llegaba con sus garrafas y vasijas para que se las rellenaran de licor de café o de menta, de vino, de aguardiente de flor de pino, de ponche. Un tiempo en que el flamenco cantado a viva voz por cualquier espontáneo al que asaltaba el duende era la banda sonora de las tabernas y por la Gran Vía pasaban más mulos, burritos y caballos que coches de motor.

Desde entonces, Bodegas Espadafor permanece inalterable. Su magnífico mostrador de mármol y el bello mural del artista Nono Carrillo con una escena de vendimia -recoge desde la recogida de la uva hasta la pisada- han sido testigos del paso de las generaciones. También los carteles taurinos originales, las fotos o los azulejos, hechos a mano sin que haya dos iguales. La familia explica que el primer Espadafor llegó de Sicilia en la corte de Amadeo de Saboya tocando el violín y en Granada se quedó. Fundó una saga en la que destacó la famosa madre Espadafor, que inculcó la pasión por la música a cientos de niñas en Granada, como profesora en el colegio Sagrada Familia. Sus alumnas la adorábamos. También Manuel Espadafor, autor del conocido libro Un siciliano en la Alhambra. El espíritu artístico corre por las venas de los Espadafor y puede palparse en cada rincón de esta simpática Bodega siempre acogedora que pasó de las manos de Francisco a las de su hijo Juan y ahora está a cargo de Miguel Espejo, casado con Nieves Espadafor. La comida es tradicional, casera y hecha con mucho cariño. Normalmente te reciben con una tapa de patatas a lo pobre o de migas, ambas tan delicadas cuando se trata de darles el punto perfecto. Perfectas para acompañarlas con una caña de cerveza. Todos los platos de la carta son ricos pero a la hora de elegir recomiendo el jamón asado con orégano, las croquetas, muy caseras y bien fritas y, por supuesto, las berenjenas con miel, crujientes y deliciosas. Platos de toda la vida, reconfortantes, naturales y nutritivos, de los que gustan a toda la familia.

Otra propuesta que tiene mucho éxito es el queso Camembert frito rebozado en almendra con mermelada de frutos rojos. Para los amantes del queso, puede servir de postre. Como bebida, es muy famoso el vermut de la casa, también el pacharán. Si van con niños, la tarta de huesitos les encantará. Tanto en la barra como en las mesas el trato es excelente. En Bodegas Espadafor siempre reina la alegría y la calidez. Un lugar entrañable.

3 Bodegas Espadafor. Calle Tinajilla esquina con Gran Vía.

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