El traje de la Tarasca, un homenaje a la belleza de Granada
La Alhambra, el Generalife y los atardeceres resumidos en un look
El traje que luce el maniquí de la Tarasca es un homenaje a la belleza de Granada, a la Alhambra, al Generalife y a sus atardeceres. Así lo ha explicado el diseñador Iván Martín, encargado del diseño de este año, momentos antes de la procesión al recibir la placa y las palabras de agradecimiento de la alcaldesa, Marifrán Carazo, para él y todo el equipo de maquillaje, peluquería y complementos.
El vestido es largo, de color azul, realizado en seda salvaje con plumeti. Tiene cuello de pico, manga larga terminada en grandes lazadas y pequeños volantes en la parte baja.
Según Martín, es el guiño que quería hacer para "devolver a la ciudad la belleza que nos regala día a día", por lo que "está inspirado en el Generalife, la Alhambra, sus flores, con flores de porcelana hechas una a una; el azul que es el color del agua; las chorreras por su movimiento y el cobre del maquillaje y del pelo por los atardeceres.
Mario Álvarez ha sido el encargado del peinado y ha explicado que tras analizar peinados anteriores había visto que ningún año había llevado el pelo cobrizo, por lo que decidió esta alternativa diferente, además de ponerle el cabello suelto con una melena bastante larga. "Ha sido un reto", asegura.
El maquillaje es obra de Rocío García, que le ha dado carácter marcando las cejas, seña de su estilo de maquillaje, además de destacar el pómulo con un bronceado "para que todo el mundo se inspire y se maquille así".
La bisutería es obra de Liliam Urquieta, de almuñécar, que ha agradecido también el haber confiado en ella para este reto.
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