-Este es la primera vez que el PP acude como partido gobernante en la Diputación a Fitur, ¿qué ha cambiado?

-Básicamente, la unión, que hace la fuerza. Los agentes sociales, las instituciones públicas, los medios de comunicación, todos tenemos que ir de la mano porque una industria como la del turismo no puede permitirse el lujo de que cada uno haga la guerra por su cuenta. Hemos marcado un antes y un después en esta edición porque hemos demostrado varias cosas. Primero, que con esfuerzo y con buena voluntad se puede llegar a acuerdos donde ganemos todos y no pierda nadie. En segundo lugar, hemos conseguido presentar un stand maravilloso con mucho menos dinero. En tercer lugar, hemos hecho un recorte importante porque todos los productos de las degustaciones son donados por las Denominaciones de Origen. Por lo tanto, se ha demostrado que con buena gestión y con buena voluntad, las cosas salen.

-¿Cuáles son los objetivos de la Diputación para esta feria?

-Con el Convention Bureau, el objetivo es que esos congresos que lleguen a la ciudad también puedan repercutir en la provincia. En segundo lugar, nuestro objetivo es seguir profundizando en el turismo rural para las comarcas más subdesarrolladas, porque en este momento solamente ahí podemos encontrar lo que necesitan para salir del lugar en el que se encuentran. Yo creo que esa es la clave y la esencia de lo que debe de ser el futuro del Patronato de Turismo.

-Quizá lo que más caracterice a esta edición de Fitur sea el regreso del Ayuntamiento. ¿Qué ha hecho falta para que el Consistorio tomara esa decisión?

-Sentarse en una mesa y hablar. Hasta ahora las circunstancias políticas no habían sido las más propicias, pero ahora ha habido posibilidad de sentarnos y delimitar claramente cuáles son los papeles que deben jugar el Ayuntamiento de Granada y el Patronato Provincial de Turismo. Se ha acotado y eso ha posibilitado que ahora estemos felices. Ha sido un éxito rotundo.

-¿Cuál es el gran proyecto turístico de la Diputación?

-Ahora mismo, a corto y medio plazo, poner en marcha la Escuela Internacional de Turismo Rural, un proyecto pionero en el mundo. Ahora mismo se apuesta por un turismo más especializado en el que pesan los paisajes, la tradición, la gastronomía… Y ahí Granada es la número uno. Es mi proyecto estrella y pasaría por rescatar la gastronomía de Baza, de Huéscar, de tradición morisca…

-Precisamente otra de las grandes apuestas del Patronato es el turismo gastronómico...

-Esto cada vez va a más. Hay que adecuarse a los tiempos y hay que entender que un turista no sólo quiere ver un valle, una iglesia o un lugar destacado, sino que luego quiere comer muy bien y probar productos de la tierra.

-Hace poco el PSOE aseguró que el boicot del Ayuntamiento a la anterior política de la Diputación le ha hecho perder a la provincia 60 millones de euros...

-La situación es tan dramática, tan difícil y compleja, que uno debe pararse a oír las críticas serias, medianamente solventes, que se puedan coger al menos con alfileres. Decir como han dicho que en la provincia en los cuatro últimos años se han perdido 60 millones de euros porque el Ayuntamiento de Granada no puso 30.000 euros, es mofarse de los ciudadanos.

-Al margen del dinero, sí es cierto que el aeropuerto es cada día menos internacional...

-Es lógico, por una cuestión muy simple. Eso se produce por dos motivos. Primero, porque el PSOE en los últimos ocho años ha invertido 2.000 millones de euros en Málaga frente a 10 en el Aeropuerto de Granada. Y segundo, porque el turismo de vuelo barato no funciona igual con una ruina de cinco millones de parados.

-¿Qué política de vuelos se plantea ahora la Diputación?

-Nosotros no podemos apoyar a empresas privadas, no es legal. Además, los estudios que tenemos sobre su repercusión no son favorables. Vuelos baratos había en Almería y ha pasado lo mismo, en Jerez, y ha pasado lo mismo. ¿Por qué? Porque al final el responsable máximo de las compañías de vuelos baratos no es una ONG. Ese señor lo que busca es dinero, y si no es rentable, se larga. Si se han ido no es por un problema de Granada, sino por un problema de negocio. Si no hay negocio, desmonto la línea.