¿Cuánto vale la bodeguita secreta del abuelo?

Bodega. ¿Sabemos si tenemos un tesoro en el trastero? ¿O solo una variada colección de vinagres? Merece la pena enterarnos si poseemos un trocito del tesoro de Baco

Margarita Lozano Ruiz

12 de enero 2014 - 01:00

A veces las herencias son difíciles de valorar. A algunos de ustedes les habrá pasado o conocen a alguien que ha recibido en herencia unas botellas guardadas, casi escondidas, en una bodega, un trastero… Esas botellas que su dueño atesoraba como oro en paño pero que el heredero no sabe si son más paño que oro...

A veces es difícil saber su antigüedad y procedencia, puesto que las etiquetas están dañadas, o incluso no tienen etiqueta. Y luego está la frase "el vino mejora con los años" que, aplicada de forma genérica, hace pensar a los poseedores de botellas viejas que tienen algo valioso. Esta frase no sólo no es generalizable sino que es falsa siempre que las condiciones de conservación no hayan sido las idóneas en cuanto a humedad (60-70%), temperatura (12-16 ºC) y ausencia de luz excesiva. Incluso en estas condiciones perfectas, nadie puede asegurar que una botella cerrada hace varios años contenga vino de características superiores al que introdujo el elaborador.

Todos tenemos botellas en algún rincón de nuestra casa, procedentes de cestas de navidad que nunca abrimos, de regalos que no se consumieron en su momento o de compras compulsivas que se quedaron arrinconadas. No son estas botellas a las que me refiero y que si en su momento ya no eran de mucho valor, les aseguro que no hay milagro de la naturaleza enológica capaz de haber convertido esos vinos en piezas de museo o de colección. Ni asegurarles que sean, como mínimo bebibles. Aunque es posible que algunas de estas botellas puedan tener algún valor para un coleccionista.

También una marca u origen famoso hace que el poseedor de la botella pueda creerse afortunado por tener un 'valor seguro' e incluso que esta etiqueta conocida aumente su precio y los compradores se rindan a su prestigioso nombre.

Ante una situación así, lo mejor es acudir a un experto tasador que seguirá unos pasos concretos para determinar el valor de sus vinos. Lo primero será ver el lugar en el que se han guardado esas botellas, ya que, como decíamos anteriormente, las condiciones de temperatura, humedad y luz nos dirán si, en algún caso, las botellas estarían protegidas contra la oxidación y las contaminaciones de hongos, humedades, olores indeseables etc. En segundo lugar se hará un inventario de las botellas con marca, origen y añada y se separarán aquellas que no puedan ser identificadas por tener las etiquetas dañadas. Estas últimas se someterán a un examen comparativo hasta lograr su identificación. Solo en el caso de sospecha de que se trata de un grandísimo vino que puede valer mucho dinero, se podría encargar un peritaje del contenido sin descorchar la botella en un laboratorio especializado. Para las demás, si las bodegas que produjeron esos vinos aún existen, habrá que hablar con los respectivos enólogos para que nos den el valor de la añada que poseemos. Si las bodegas han dejado de existir, el tasador habrá de informarse a través de foros especializados y de coleccionistas.

¿Y después qué? Pues nos encontraríamos ante tres casos diferentes: si en opinión del tasador el vino no supera los 60 euros, mi consejo es que se lo beba, o al menos que abra la botella y vea si está bebible, puede ser una sorpresa y un placer irrepetible; si tiene un valor sentimental (es la añada de un nacimiento o un regalo especial) y el beneficio no es representativo para la economía familiar, no lo venda, un recuerdo no tiene precio; y por último, si realmente documenta que su vino puede tener un valor destacable, póngase en manos de profesionales: el vecino suele saber mucho de muchas cosas, no tanto de estos asuntos (aunque lo pretenda).

Un profesional tendrá en cuenta los posibles "bailes de precios": si ustedes miran, por ejemplo, en internet, se encontrarán con que alguien vendió un vino igual que el suyo por 1.000 euros, pero en otro sitio alguien lo subastó en la red y solo lo vendió por 55 euros (más gatos de envío). Desde luego no es una buena orientación que digamos… El tasador podrá ver las ofertas de distribuidores (difíciles de encontrar y además muy 'secretas'), las tiendas de venta a través de internet, etc.

Por último, las casas de subastas se suman a este negocio, pero solo cuando nos encontramos con vinos realmente extraordinarios, botellas que valen más que muchas joyas. Aunque esto es tan improbable como encontrarnos un Murillo en el trastero… También hay que tener cuidado con los precios a los que se vende al extranjero, ya que una botella de vino española (por ejemplo) puede valer tranquilamente 30 o 50 euros más si se vende en Estados Unidos. Por eso, a la hora de 'tasar' el vino, es necesario también saber donde se va a vender.

Si ningún vino tiene un valor relevante, puede recurrir a venderlos en un solo lote en lugar de las botellas por separado, bajando un poco el precio del total tasado.

Si desea más información, no dude en ponerse en contacto conmigo en el email que aparece en la parte superior de esta página.

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