alfredo ramírez fernández. teniente general jefe del Madoc

"Los valores del Ejército no se han quedado por el camino, no caducan"

  • El nuevo responsable del Mando de Adiestramiento y Doctrina asegura que la organización militar, que se adapta a los tiempos, conserva como guías la disciplina, el compañerismo y la profesionalidad

Hace cuatro meses que Alfredo Ramírez accedió a su cargo como teniente general jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra (Madoc), una entidad clave para que los profesionales de la milicia del siglo XXI aprendan los nuevos retos que plantea hoy el universo castrense de la Defensa.

-Casi toda Granada conoce ya al Madoc, sus 17 años aquí dan para algo más que para que se le considere sólo un centro de análisis militar. ¿Hay más novedades en el Madoc? ¿Podría evaluar el desarrollo del nuevo modelo de enseñanza militar?

-El Madoc está ya consolidado en España y, cómo no, en Granada. Me pregunta usted por las novedades... Fundamental ha sido la temática relacionada con la enseñanza. Hace dos años que le dimos inicio -vamos camino del tercero-y resulta algo revolucionario. No en el mundo, porque otros países también lo tienen, pero que en España sí lo es, ya que hay dos titulaciones que se dan la mano, una relacionada con la ingeniería industrial en el Ejército de Tierra, y la propia titulación con su respectiva graduación militar. El Madoc está en constante evolución. Intentamos ser un referente marcando objetivos donde el Ejército se mire. Somos estudiosos observando el modelo a seguir y hacia ahí enfocamos nuestro modelo de enseñanza.

-Usted salió de la academia con rango de oficial en 1975 y por tanto ha observado desde dentro cómo las Fuerzas Armadas se han transformado... ¿Se ha perdido algo en el trayecto? ¿Y qué han ganado?

-El Ejército de 1975 y el actual resultan completamente distintos. Y lo son por muchas razones, ya que ha incorporado profesionalmente la mujer, realiza misiones internacionales, su misión ya es mucho más de guarnición y su enfoque difiere enormemente con el que disponía en 1975. Pero los valores no se han quedado por el camino porque disciplina, compañerismo, valor y profesionalidad están siempre presentes, no caducan en nuestra profesión. Yo los cambios los he ido experimentando vistiendo el uniforme de un modo progresivo, quizá por ello no los he percibido a la velocidad con los que la sociedad civil los ha ido incorporando. Echando la vista atrás, uno observa cuánto se ha cambiado y que lo ha hecho para el bien común de los españoles.

-La profesionalización y adaptación al mundo de los conflictos del Ejército de Tierra, ¿va a la velocidad que necesita nuestra seguridad nacional?

-Creo que sí. Debo insistir en la importancia del Madoc como motor de cambios que guía al resto del Ejército. En este sentido existe una frase lapidaria: "No prepararse para la guerra pasada y no prepararse para la guerra equivocada". Con la primera parte de la frase, esa que nos lleva a las grandes batallas acorazadas de la II Guerra Mundial, se equivoca quien apueste por el análisis. Nuestra labor, la labor del Madoc, es apuntar con el puntero láser y señalar el verdadero -por actual- objetivo.

-¿Son las alianzas con otros países una ventaja para el universo castrense o esconden inconvenientes? Si los hay, ¿cuáles son?

-Ventaja es sin duda alguna. Compartir conocimientos y experiencias en misiones de apoyo mutuo sí que resulta una ventaja. Hay frases que invitan a reflexionar sobre esto último: "Mi admiración por Napoleón que declinó conforme descubrí que siempre luchó contra coaliciones". Quiere decir que luchar contra coaliciones tiene unos graves inconvenientes para ganar un conflicto: lentitud, reparto de cargas y responsabilidades, que se viene abajo conforme el peso de una conjunción de alianzas impone su fuerza. Y en el mundo de nuestros días, si un país no forma parte de una coalición, resulta un modelo anticuado. Esto no quiere decir que formar parte de una alianza no conlleve inconvenientes; claro que los hay. Le pongo como ejemplo que los procesos de toma de decisiones en las alianzas resultan mucho más lentas. Por mi experiencia profesional, en las coaliciones una decisión puede dilatarse mucho, ya que quienes la toman deben de consultar a tal o cual capital y recibir la correspondiente orden. Pero aún así, no formar parte de una alianza hoy carece de sentido en el mundo del siglo XXI.

-¿La crisis económica cómo les afecta? ¿Perdemos fuerza disuasoria frente a presentes y futuros conflictos con los recortes presupuestarios de las Fuerzas Armadas?

-No se puede decir que no perdamos. Siempre se pierde algo con menor presupuesto, pero lo esencial es que no afecte a lo fundamental. Lo accesorio sí que puede eliminarse y, al igual que ocurre en una familia, en época de vacas flacas pues en vez de adquirir tres vestimentas se adquiere una. Mientras no afecte a que no nos llegue para comer, que es cuando realmente afecta, no creo que lleguemos a esos niveles. Al Ejército español le ha tocado experimentar lo que al resto de España. Así, si España tiene en su economía restricciones, pues su Ejército también, y en todos los aspectos como, por ejemplo, nuestros sueldos.

-Se dice que la doctrina (el cuaderno de estudio y análisis) es el motor militar de la transformación, ¿podría explicar a nuestros lectores la razón de su importancia?

-La palabra doctrina se presta a confusión. En otros idiomas se entiende a la primera, pero en lengua española se presta a tareas de 'adoctrinamiento', que no es nuestro caso. Doctrina hay que entenderla como un conjunto de reglamentos, formación, análisis e ideas encaminadas a un cuerpo doctrinal que contiene 200 reglamentos en distintos niveles que competen al Ejército de Tierra. Por ello nuestro mundo doctrinal está enfocado a la constelación de las ideas y a su estudio profesional. Y Granada, con su Madoc, es el centro neurálgico de las mismas.

-Dicen que el tamaño de un ejército en las guerras del siglo XXI ya no importa, ¿pero tan personificadas y letales son ya las armas de nuevo diseño?

-Si nos trasladamos no a la Segunda Guerra Mundial, sino un poco más allá, a la Primera, veríamos como aquellas grandes masas de soldados en batallas como las de Verdún han evolucionado en una dirección más aceptable, ya que confrontar dos grandes ejércitos resulta muy difícil de observar en nuestros días. Aunque no hay que descartarlo totalmente, es ya muy difícil de contemplar. El enemigo hoy es más asimétrico o no regular, y ello contribuye a que todos los ejércitos del mundo hayan disminuido en número de hombres. En España pasamos de los 300.000 a los 60.000 en el Ejército de Tierra ¿Cual es el límite? Para nosotros estamos en el razonable.

- Teniendo claro el modelo de Ejército a medio plazo, ¿cómo se conseguirá el armamento de nueva generación?

-Es complicado afrontar el armamento de nueva generación, pues implica a programas multinacionales y en plazos largos que oscilan de entre diez a veinte años. Los programas de armamento innovador implican un gran trayecto en el tiempo y en donde la multinacionalidad conlleva retos. Entre ellos, favorecer a las empresas españolas implicadas en su desarrollo.

-El Madoc también es orgánico, ¿qué es eso de las nuevas Brigadas Polivalentes?

-Nuestro mundo está regido ahora mismo por incertidumbres bélicas que necesitan planes de Defensa que se atengan al perfil de un enemigo que no está bien definido. Conviene por ello resaltar que hoy la unidad fundamental es una Brigada. En España va a haber ocho, y serán adaptables a las existentes, como la Paracaidista y otra Acorazada (carros de combate). Buscar, en su adaptación a las amenazas reales, el equilibrio de las brigadas es el reto. De ahí que se llamen Polivalentes, ya que con ello disponemos de mayores opciones.

-Usted ya lleva años residiendo en Granada. Sabe que esta ciudad tiene una personalidad muy acusada y que su historia militar y cultural pervive en el ADN de la misma. ¿Cómo observa la cultura de defensa en su relación con Granada? ¿Observa a los granadinos cómplices en el deber conceptual en la defensa de su país?

-Estoy encantado con estar en Granada. Hace algo más de dos años que resido en Granada y, desde mi punto de vista profesional, es una ciudad donde se respira normalidad, observo que hay integración y que se carece de problemas añadidos. En todos los sentidos, un militar se siente plenamente integrado en Granada.

-¿Cómo valora la integración de los homosexuales en el Ejército español, que se ha producido sin el ruido turbulento de otros países?

-Aquí en España se ha llevado de una manera ordenada y la madurez social no ha ocasionado polémicas que chocasen con el sentido común de los españoles y su aceptación social dentro y fuera de un cuartel. Hoy no cuenta que un militar tenga una determinada religión, o no la tenga, y tampoco su orientación sexual. Los españoles somos un pueblo bastante sabio y viejo para no mirar sino hacia adelante.

-¿Y la mujer con rango de general? ¿Para cuando veremos que las mujeres militares ocupen puestos en el alto mando? ¿Cree que el machismo está al alza o a la baja?

-Siempre hay que ser cautos para afirmar si está a la baja o no. Particularmente, no observo ni veo al machismo en las Fuerzas Armadas. Puede que haya algún caso aislado, como ocurre en el resto del espectro social, y que no sea observado como igualmente ocurre en el resto de la sociedad. Sobre su pregunta acerca de cuándo accederá al rango de general una mujer, pues le diré que cuando toque en el escalafón. No sé cuando tocará, ya que las primeras mujeres militares se incorporaron a finales de los ochenta y principios de los noventa. Ahora el máximo rango ya está en mujeres con estrellas de teniente coronel. Dentro de nada las habrá de general. Tenga en cuenta que aquí medimos la milicia por el uniforme y no por su condición.

-¿Qué pasa por su cabeza y su sentimiento cuando un militar español cae en acto de servicio en un país muy lejano?

-Aquí debo de responderle con el corazón, pues no se puede sino desde el corazón mismo. Yo lo he sufrido, vivido y experimentado por mis destinos -por suerte para mí como militar y con menos suerte para mi esposa- en muchas misiones internacionales. Nuestra profesión es de riesgo y lo asumimos. Pero también somos humanos y, pese al riesgo, una despedida para ir a una misión es una despedida donde siempre te interrogas sobre si será o no la última. Esto es así y como tal hay que asumirlo. A veces hay desgracias en accidentes y acciones de guerra que, cuando suceden, afectan mucho. Afectan a los más allegados: mujer, hijos, abuelos, amigos y también pienso en la persona que va a trasladarle la terrible noticia a ellos. Los militares debemos aceptar nuestro sacrificio como profesionales del riesgo, como también los hay en otras profesiones como bomberos, policías, médicos... o periodistas.

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