Una vecina de Motril logra empezar de cero gracias a la Ley de Segunda Oportunidad
El Juzgado de Primera Instancia cancela una deuda de 115.000 euros
El TSJA advierte de los "abusos" de la Ley de Segunda Oportunidad, más allá de los deudores de buena fe
Una vecina de Motril ha logrado que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 haya dictado una sentencia que no solo borra una cifra astronómica de pasivo, sino que le devuelve su dignidad y su futuro: la cancelación total de más de 115.000 euros en deudas gracias a la Ley de Segunda Oportunidad (LSO).
La historia de esta mujer no es consecuencia del despilfarro. Su caída libre comenzó con el demoledor golpe de un divorcio. De la noche a la mañana vio como el 50% de las deudas matrimoniales cayeron sobre sus hombros. Con un sueldo de trabajadora por cuenta ajena de apenas 1.215 euros, la protagonista se enfrentó al dilema de mantener a flote un hogar con un salario , pero cargado con las obligaciones de la deuda surgida tras su divorcio.
Lo que vino después fue el círculo cruel del sobreendeudamiento. Para pagar la hipoteca, la luz o el colegio tuvo que recurrir a préstamos personales, los microcréditos con intereses usureros y las infames tarjetas revolving. En resumen, intentó tapar un agujero abriendo otro hasta que su estabilidad financiera se derrumbó por completo.
Durante años, su vida se convirtió en un infierno de ansiedad. Sin red familiar de apoyo y con la crisis económica elevando los precios de forma brutal, cada mes era una batalla por mantenerse a flote. "Llegó un punto en el que no dormía pensando en las llamadas del banco o en las cartas que encontraba en el buzón. El sueldo apenas alcanzaba para cubrir lo básico. Vivía pendiente de las fechas de cobro y con miedo a abrir el correo electrónico", recuerda. Estaba atrapada por los bancos, que, mes a mes exprimían lo poco que le quedaba.
Cuando la situación fue totalmente insostenible, decidió dar el paso. Acudió a la Asociación Ayuda al Endeudamiento, cuyo equipo jurídico tomó el timón de su desesperada situación. "Este caso ilustra cómo la economía real está hecha de confianza y de fe en el futuro. Cuando una persona se endeuda no lo hace por frivolidad, sino por mantener su proyecto vital. Pero cuando la confianza en poder cumplir se rompe, la ley debe actuar como restauradora de esa confianza", señala un letrado de la asociación.
La Ley de Segunda Oportunidad no es un borrón y cuenta nueva para irresponsables, sino una herramienta de justicia social diseñada para personas de buena fe que, por circunstancias adversas (como un divorcio, una crisis o la enfermedad), quedan atrapadas en un bucle de deuda imposible de pagar. Su beneficio es doble pues libera a la persona de la carga psicológica y el estigma social, y devuelve al ciudadano la capacidad de generar valor social y económico, permitiéndole reincorporarse plenamente a la vida productiva sin el lastre de deudas impagables.
La sentencia del Juzgazo de Primera Instancia ha concedido la exoneración total del pasivo insatisfecho. "Ahora puedo dormir sin miedo. Siento que por fin tengo una segunda oportunidad, no solo económica, sino también personal", señala esta vecina de Motril que ha recuperado la calma, ha reorganizado su vida con sencillez y ha aprendido la lección de la prudencia.
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