Granada

Una veintena de líneas han perdido viajeros desde el estreno del Metro

  • La SN2 que discurre en paralelo al tranvía sufre la mayor caída con un 28% menos de usuarios en tan solo tres meses

  • La N3 que conecta el Cerrillo de Maracena con Marín Ocete pierde 77.552l La reordenación de los autobuses es cada vez más necesaria

La llegada del Metro supuso una auténtica revolución para el transporte público de Granada que los autobuses urbanos todavía no han sabido encajar. En general, todas las líneas han perdido viajeros durante los tres primeros meses de funcionamiento del tranvía con respecto a las mismas fechas en 2016 con una bajada del 10,02% de usuarios, lo que se traduce en 792.684 viajeros menos. Según los datos consultados por este periódico, en total 23 líneas de autobús urbano han perdido usuarios en este plazo lo que demuestra sin duda que la reordenación de las líneas es más necesaria que nunca para ganar competitividad. Dado que no todas coinciden con el Metro en sus recorridos, la explicación de esta estampida de viajeros no solo se puede atribuir al estreno del tranvía. Hay más factores que el Ayuntamiento debe solventar cuanto antes.

La línea que se ha visto más afectada ha sido la SN2. Uno hecho lógico si se tiene en cuenta que tiene un recorrido que discurre prácticamente en paralelo al Metro. Ambos transportes cubren un trazado que circula por enclaves relevantes como la estación de autobuses, el Camino de Ronda en su camino hacia el Zaidín con paradas en Poeta Manuel de Góngora o en el Palacio de Deportes.

En total, esta línea ha perdido 194.345 viajeros entre el 22 de septiembre de 2017 y el 10 de diciembre del mismo año que, comparado con 2016 supone una diferencia del 28,69%. Ante esta situación, el área de Movilidad reajustó las frecuencias. Queda por decidir si se suprime esta línea definitivamente, cuyo recorrido se cubriría con el tranvía ligero y supondría una auténtica lluvia de viajeros al Metro en una ciudad que busca la mayor eficiencia en el transporte público.

Otra de las líneas que ha registrado un descenso acusado es la N3 que conecta el Cerrillo de Maracena con los comedores universitarios situados en Rector Marín Ocete. Parece que los estudiantes que viven en esa zona han hecho un trasvase al Metro pues la N3 ha registrado un descenso del 28,45% lo que supone 77.552 viajeros menos en ese plazo.

La S3 que une Palacio de Congresos con el Zaidín también ha perdido interés para los viajeros con una bajada del 23,20% lo que supone 86.437 viajeros. De nuevo se trata de una línea con varias paradas en el recorrido del Metro como Andrés Segovia, Pintor Maldonado o el Estadio de los Cármenes.

En el caso de las líneas transversales creadas para conectar largas distancias meses después de la implantación de la LAC también ha habido descensos. La SN3 que une Chana-Los Rebites pasando por Camino de Ronda, Recogidas y Humilladero ha bajado un 1,23% lo que supone 5.805 viajeros menos. También la SN5 que conecta la zona Norte con el Zaidín con parada en la estación de autobuses ha perdido 5.805 viajeros respecto a 2016.

El Metro también resulta más atractivo para viajar de noche que los autobuses. Las líneas nocturnas 111 y 121 han perdido un 17,24% y 16,28% respectivamente en los tres primeros meses de funcionamiento del tranvía. Tan solo hay que subir al Metro por la noche los fines de semana para comprobar que numerosas personas lo han convertido en su medio de transporte también para disfrutar de su tiempo libre hasta el punto de que los viernes se producen los picos más altos de viajeros.

La Línea de Alta Capacidad también ha registrado una bajada del 17,49%. Desde el estreno del Metro ha perdido 294.880 viajeros. En este tiempo además ha sufrido varios reajustes que han aumentado su frecuencia en torno a siete minutos según franja horaria dejando a un lado el motivo para el que fue creada: conectar el Violón con Cruz del Sur a gran velocidad con una frecuencia de tres minutos.

Pero además de las citadas líneas, cabe resaltar como la caída de viajeros también se ha percibido en otras como la S0. S1. S3, N1, N4, N5, N6, N7. También la C4, C5, C6 o la SN1 entre otras. En el lado opuesto sorprende el crecimiento de la línea N8 que conecta la Avenida del Hospicio con el Fargue, la N9 que une la Avenida de la Constitución con los Cármenes de San Miguel o la C4 que va desde Isabel La Católica hasta el cementerio de San José. Dado que los meses analizados coinciden con el inicio del curso escolar parece una cifra útil para medir los cambios en el uso de los autobuses urbanos.

El área de Movilidad continúa estudiando estas modificaciones en las líneas de cara a una nueva redistribución para ganar eficiencia y ahorrar. No es de recibo que se mantengan trayectos que pierden viajeros sin parar y que además suponen una duplicidad con el Metro. Sobre todo si se tiene en cuenta que el Ayuntamiento paga a Rober en función de los kilómetros recorridos. Así, se hace necesaria una remodelación urgente de las líneas para dejar de tirar el dinero. En este sentido, la concejal de Movilidad, Raquel Ruz, siempre ha defendido no hacerlo de un día para otro como se hizo con la implantación de la LAC. Es la única forma de que los usuarios se adapten a los cambios del sistema que por el momento se desconocen. Tan solo se sabe la intención del Ayuntamiento de alargar la LAC hasta la Chana y el Zaidín lo cual podría aumentar todavía más la frecuencia haciendo este transporte menos atractivo. También se va a apostar por las líneas transversales para acabar con los incómodos transbordos que levantaron a los granadinos contra el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS).

La conexión de Cervantes con el Parque Tecnológico o la de la Alhambra con el Albaicín a través de un microbús también se encuentran entre las propuestas No obstante habrá que esperar hasta que el Ayuntamiento convoque el Observatorio permanente de la Movilidad. Una reunión que no deja de aplazarse mientras se pierde dinero y los medios de transporte de esta ciudad compiten por los usuarios.

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