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No es vicio, es adicción

  • En Granada solo existen 3 casos registrados de comportamiento sexual compulsivo, aunque es una patología tabú en la que no se suele pedir ayuda

No es      vicio,  es adicción

No es vicio, es adicción

La adicción al sexo ya es una enfermedad mental. Antes tildada como vicio, antesala de un estigma. Ahora la Organización Mundial de la Salud la incluye dentro de su catálogo de enfermedades mentales y redondea su profundidad como "comportamiento sexual compulsivo".

Pese a que sigue siendo una patología de difícil diagnóstico por el poco conocimiento social de su envergadura y raíz, en Granada existen tres casos de hombres con adicción al sexo. Es una cifra testimonial debido a que, según explica Blanca Molina, directora del Centro provincial de Drogodependencias de la Diputación de Granada, es una patología que se asocia con un comportamiento 'normal', un apetito sexual alto, aunque se aleja de la soledad y ansiedad real que sufren quienes la padecen.

En el centro que gestiona Molina, trabajan con todo tipo de adicciones aunque se inició para dar respuesta al fenómeno de la heroína en los años 80. A largo de los años, cuando fueron apareciendo nuevos comportamientos adictivos, sus profesionales han tenido que ir ampliando el abanico de actuación. Sucede con la adicción al sexo, que en este caso tiene una incidencia muy baja en la provincia.

Molina remite a los datos de 2017, donde de los más de 6.000 de adictos tratados, tan sólo tres de ellos eran de adicción al sexo. A la razón del mencionado tabú hay que añadir que los casos cuando llegan a los centros de tratamiento "lo hacen no porque la persona vea que tiene un problema". Casi siempre es la pareja o familiar quien hace que la persona dé el paso. Estos, como explica la trabajadora social, no son datos epidemiológicos, ya que no todos los que padecen la enfermedad acuden a tratamiento y en una amplia mayoría no están diagnosticados.

De esta lista de la OMS desapareció la transexualidad hace muy poco y ahora han entrado las adicciones a videojuegos y sexo. La entrada o no en el inventario depende también de cómo se mueve la sociología del momento. ¿Se puede decir que la adicción al sexo es una enfermedad de nuestro tiempo? Desde luego, como afirma Molina, se están produciendo cambios sociológicos importantes en la vida de las personas. En cuanto a las adicciones, hay que explicar que no es tan significativo el tipo de adicción como el detonante o la base común de depresión, problemas de identidad, abusos sexuales sucedidos en la infancia o incluso adicciones a las drogas.

En este caso la persona tiende a buscar una 'automedicación' a ese sentimiento de malestar que tiene subyacente y hay quien lo soluciona tomando drogas, jugando a videojuegos o manteniendo sexo. Por eso, ante estos tiempos donde se registran mayores niveles de estrés y con un anhelo de búsqueda de satisfacción inmediata surge esta 'vía de escape' de la vida moderna. Con el auge de las aplicaciones móviles para conocer personas y, que en la mayoría de casos se anuncian sin tapujos como portales para mantener relaciones, hace que para estas personas se acelere y facilite las conductas sexuales de este tipo.

En Granada el 100% de las personas con comportamiento sexual compulsivo son hombres, en una franja de edad inconcreta, con trabajo estable y vida socialmente afectada aunque sin estar en ninguna situación de marginalidad.

La experta añade que aunque es un factor de riesgo tener esta adicción en cuanto a realizar actos delictivos como violaciones, no tiene por qué estar relacionado ya que "tienen otras formas de conseguir relaciones sexuales". Eso sí, corren el riesgo de tener problemas de salud sexual, como contagiarse con alguna Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) como sífilis, hepatitis C o gonorrea.

En este centro se llevan a cabo tratamientos individualizados, con implicación directa de la pareja. "Esto no se siente como un problema de salud, si no como un vicio", por eso es muy importante hacer un trabajo socio-educativo. La persona que lo vive lo hace en soledad y con estas terapias se intenta reducir la impulsividad, aunque también existen tratamiento hormonales ya que en algunos casos la patología se debe a un exceso de testosterona.

La enfermedad tiene tanto que ver con el tipo de sexo que se mantiene como con la frecuencia, aunque ésta última es donde más se manifiesta la patología. Hay una característica importante: aunque mantengan la relación sexual nunca se sienten satisfechos. "Se mantiene sexo de una manera compulsiva, a diferencia de un heroinómano por ejemplo, que cuando consume la sustancia y le dura el efecto está saciado". En el caso del sexo nunca hay satisfacción.

Otro concepto arraigado y del que no se conoce su naturaleza es el de ninfomanía. Existe una gran diferencia entre esto y adicción al sexo. "La ninfomanía se mueve más en el mundo del mito, no es un nombre científico y es más usual en películas porno", narra Molina, que dice esto porque a nivel estadístico y epidemiológico desmienten la leyenda de la ninfomanía asociada a la mujer en exclusiva. Los datos además lo demuestran: la adicción al sexo alcanza a los hombres entre un 10 y un 12%, mientras que en las mujeres aparece en un 1,6%.

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