El vino se viste de largo
Estilo y elegancia. Son fechas de celebraciones y para ello nos ponemos nuestras mejores galas. También el vino se viste de alta costura para las grandes ediciones
MUCHOS son los vínculos entre arte y vino a lo largo de la historia: el vino ha sido siempre fuente de inspiración sobre todo de pintores y escritores. Los grandes diseñadores de moda actuales tampoco son ajenos a esta cuestión: la alta costura tiene en común con el vino el complejo proceso por el que se crean grandes modelos y buenos vinos. En ambos mundos, en la moda y en la enología, es inevitable la sensibilidad -cuanto más mejor, diría yo-, en ambos es necesario el conocimiento y es imprescindible una gran dosis de creatividad, pero teniendo siempre presente que toda libertad creativa está obligada a respetar lo que el mercado demanda, aunque los más atrevidos innovan y crean tendencias. También el vino se contiene en osadas y modernas botellas, se viste con etiquetas innovadoras, con diseños rompedores o clásicos pero sorprendentes. Hoy en día lo de que "el buen paño en arca cerrada se vende" no es aplicable a casi ningún producto, y el vino no es una excepción. Por ello, las bodegas españolas no han dudado en echar mano de grandes diseñadores y modistos para vestir sus vinos.
Una de las primeras en vincular vino y moda fue Bodegas Sonsierra (D.O.Ca. Rioja), en las faldas de Sierra Cantabria, con su vino Pagos de la Sonsierra Davidelfín 2006, con una botella ideada por el diseñador del mismo nombre. Pero fue el vino Perfume de Sonsierra 2007 el que rompió moldes con una botella y un packaging muy especiales, creados también por David Delfín, en los que el vino se presenta como si de un auténtico perfume se tratase. De hecho, Bodegas Sonsierra fue premiada por la organización de Madrid Fusión por su botella Perfume de Sonsierra al mejor diseño e innovación tecnológica. Y además, lanza este vino con un enigmático corto protagonizado por Bimba Bosé, musa y socia del diseñador, y por su modelo fetiche, David Agudo, que bajo la dirección artística de Gorka Postigo, interpretan de manera sugerente y provocativa, al estilo de los anuncios de perfume, la esencia y aroma de Perfume de Sonsierra. Según el propio David Delfín, "la riqueza de las notas olfativas de este vino llevó a plantearlo como si de un perfume se tratase. Siempre hemos soñado con tener nuestro propio perfume y con Perfume de Sonsierra nos hemos acercado un poco más a nuestro deseo". Por supuesto, dentro hay un vino fantástico, cien por cien Tempranillo, con una crianza de dieciséis meses en una selección de treinta barricas bordelesas nuevas de roble francés de ocho tonelerías diferentes, lo que le otorga un amplio abanico de aromas: fresa, grosella y regaliz negro se envuelven en matices torrefactos y de cacao.
Un diseñador que no se conformó con vestir un vino es Roberto Verino. Fueron sus abuelos por parte de madre, cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra (Galicia), quienes engendraron en él la curiosidad por el noble arte de la elaboración del vino. Entendiendo el vino como un placer para compartir comenzó la historia de Gargalo, la bodega del famoso diseñador. El marco del Castillo de Monterrei, rodeado por ocho hectáreas de viñedos, fue el lugar elegido. El valle de Monterrei suponía para Roberto Verino un potencial reconocido por siglos de tradición vitivinícola que debía transformarse en un referente para los vinos de calidad gallegos. La etiqueta es sobria, elegante, un guiño a esos vinos "de siempre" pero con un toque minimalista. Su Viña Verino, elaborado con la variedad Godello, tiene una intensidad aromática marcada por las notas cítricas y anisadas, de flores blancas, heno recién cortado y romero. Detrás aparecen recuerdos de fruta blanca (pera), tropicales (piña) y de fruta de hueso (melocotón) sobre un fondo ahumado.
Y este año el albariño Mar de Frades (D.O. Rías Baixas) se viste de alta costura de la mano de los diseñadores Alvarno. La botella es una explosión de color con elementos geométricos en repetitiva armonía que desvela el azul tan característico de este vino. Los diseñadores interpretan en esta edición limitada una imaginaria puesta de sol a través de elementos del mundo de la moda: el tejido y una cremallera de doble cursor que les representa, para transportarnos un momento único: un vino con aromas tropicales (lichi, mango), hierba recién cortada, albaricoque y flores blancas. Un vino que se reinventa en diseño cada año en ediciones limitadas: recordemos que Mar de Frades ha puesto otros años en manos de diseñadores de relevancia como Miguel Palacio o la modelo gallega Laura Ponte esta creación tan especial. La tradición que envuelve a este vino de la Denominación de Origen Rías Baixas no le impide estar siempre a la última y en continua evolución.
Y aunque no es obra de un diseñador de moda, sin duda una de las botellas mejor vestidas de esta navidad es el cava Cuvée 1872 de Codorníu, serigrafiada con motivos modernistas, un guiño a la primitiva bodega (obra arquitectónica de Josep Puig i Cadafalch, declarada Monumento Histórico Artístico en 1976) y un homenaje a los orígenes del Grupo, ya que 1872 fue el año que Josep Raventós elaboró la primera botella de cava. Recordemos que Codorníu es sinónimo de la historia de una familia de viticultores que se remonta al siglo XVI. Es la empresa familiar más antigua de España y una de las más antiguas del mundo, con más de 450 años de historia. El Cuvée 1872 es un cava blanco Brut Nature de color amarillo pajizo con burbujas finas formando un rosario constante. En nariz aparecen aromas cítricos (pomelo), de fruta blanca (pera, manzana), flores blancas (azahar) y notas de frutos secos. En boca es cremoso, con buena acidez que le da frescura y final de buena persistencia. También existe la Cuvée 1872 Rosé Brut Nature.
Déjense seducir: el arte, la moda y el vino tienen sobre todo en común una cosa: la emoción.
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