Aromas y sabores

Vinos de misa y vinos de sacristía

  • ¿Se han preguntado alguna vez qué vinos toman los sacerdotes durante la Eucaristía? Empezando la Semana Santa, rindamos honores al vino

Vinos de misa y vinos de sacristía

Vinos de misa y vinos de sacristía

Empezamos otra Semana Santa atípica, la segunda desde el comienzo de la pandemia del Covid-19 en España. No habrá procesiones ni actos multitudinarios en las calles pero muchos feligreses católicos se acercarán a los templos para asistir a misa o simplemente rezar unas oraciones en estos días claves para esta religión. Y pensando en ello, me vino a la cabeza el tema de este artículo porque el vino es más que vino: es cultura, tradición y hasta religión.

No cabe duda que el vino juega un importante papel en la historia de la religión Cristiana. Una bebida que se bendice, que aparece en diversos pasajes de la Biblia. Sin duda conocemos el pasaje en el que Jesucristo transforma el agua en vino en una boda celebrada en Caná de Galilea; al igual de su importancia en la última cena, cuando el predicador les recita a sus discípulos “tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre…”.

El vino en el Evangelio es un emblema de bonanza, una parte fundamental de la alimentación junto al pan o al aceite; un símbolo de amistad, de amor entre los hombres. Si bien es cierto, son varias las referencias en las escrituras sagradas que aconsejan beberlo con moderación.

Por ello, el vino de misa, vino de consagrar o vino de comunión es el vino utilizado en las liturgias cristianas y, en particular, en la misa. En el momento de la consagración, el dogma (del griego δόγμα: «doctrina» o «precepto») católico afirma que el vino de misa se convierte realmente en sangre. A este fenómeno se le llama la transubstanciación (transformación de una substancia, el vino, en otra, la sangre de Cristo, perdurando los accidentes del vino: su color, forma, cantidad, gusto, olor...).

«El vino para la celebración eucarística debe ser “del producto de la vid” (Cf. Lc 22, 18), natural y puro, es decir, no mezclado con sustancias extrañas.» (Instrucción General del Misal Romano, 322). Habitualmente, llevan en su etiqueta la leyenda “Apto para la Santa Misa”. En caso de urgencia, puede ser utilizado otro vino, siempre que sea de buena calidad, lo que expresa la dignidad que tiene el culto litúrgico.

Algunos ejemplos de vinos tradicionalmente usados para la misa son mayoritariamente los siguientes en España: Pajarete, Moscatel,  Mistela, Tarragona , Terra Alta

El vino de Misa para consagrar puede ser comprado en distintos envases aunque el más común es la botella de cristal. El cristal es un elemento neutro a la venta, botellas de cristal de 75 cl. de vino de misa. Otro de los envases en el que lo encontramos a la venta es el conocido como bag in box. Este sistema de envasado es relativamente reciente. Se empezó a probar con distintos para conservar distintos líquidos hace décadas. En vista de los grandes resultados que se obtuvieron, se decidió emplear el bag in box para envasar y conservar el vino de misa.

El envase bag in box (bolsa en caja) es un estupendo método para conservar el vino de Misa para consagrar. Es un envase con mayor capacidad que las botellas de cristal. Es posible conservar una mayor cantidad de vino de Misa en perfecto estado. Esto es especialmente interesante para Iglesias con un gran número de celebraciones Litúrgicas. También es importante para determinadas épocas del Año Litúrgico en las cuales celebramos misa de manera más frecuente.

Pero ¡ojo!. No hay que confundir el Vino de Misa con el vino de sacristía. La sacristía (del latín sacre, sagrado) es el lugar donde se revisten los sacerdotes y donde están guardados los ornamentos y otras cosas pertenecientes al culto. Pero en la cultura del vino se conoce así al lugar donde se guardan los vinos más preciados o los consumidos por la familia propietaria de la bodega.

En el ámbito de la denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry se conoce como VORS (del latín Vinum Optimum Rare Signatum) a unos vinos de Jerez de vejez calificada de más de 30 años, que son certificados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, en base a las peculiaridades de su crianza y a un vejez promedio superior a los 30 años. En el año 2000, el Consejo Regulador estableció la regulación y comercialización de esta categoría o denominación de vinos de carácter excepcional, que eran conocidos tradicionalmente como “vinos de sacristía”, pero que pueden ser o no aptos para la Consagración en la Misa.

Algunos de estos vinos los podemos encontrar en tiendas especializadas y en portales de venta de vino en internet.

Que pasen una buena Semana Santa y que no falte buen vino, ni en la Iglesia ni en nuestras mesas.

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