Granada CF-Nápoles | El marcaje

Montoro ordena y el Granada CF dispone

  • Espectacular actuación del medio valenciano, que recuperó e hizo jugar a los suyos con sumo acierto

Ángel Montoro pone un balón en el área visitante.

Ángel Montoro pone un balón en el área visitante. / Antonio L. Juárez / Photographerssports (Granada)

Si alguien, a estas alturas, se pregunta por qué Ángel Montoro es un fijo en las alineaciones de Diego Martínez, ya tiene la respuesta. El centrocampista del Granada CF cuajó ante el Nápoles un partido que quedará grabado para siempre en el imaginario de los aficionados rojiblancos. El valenciano hizo de todo y todo lo hizo bien: recuperó, cedió, asistió, basculó e hizo jugar con sumo acierto a su equipo disponiendo como director de orquesta en una actuación coral.

El regreso

Si Montoro fuese a la guerra, seguramente pediría a Gonalons y Yangel Herrera como compañeros de combate. Tras varias semanas en las que no pudieron coincidir como titulares, el trío de centrocampistas del Granada volvió a ejercer de inicio y capitalizó el juego frente a los de Gennaro Gattuso.

El ‘diecinueve’ nazarí se colocó a la altura de Gonalons a la hora de construir las jugadas y viró hacia el costado izquierdo para dar una salida limpia de balón desde atrás. Su inmaculada comprensión táctica le brindó libertad de movimientos en la medular, apareciendo en diferentes zonas del campo atendiendo a cada una de las necesidades del equipo.

Incontestable

A su completa actuación como ‘todocampista’, Ángel Montoro se intercaló con Herrera para sumar aproximaciones a área rival. A punto estuvo de aumentar a tres la ventaja de su equipo en el minuto 72, cuando disparó desde la frontal tras un mal remate de Jorge Molina. El disparo salió levemente por encima de la portería napolitana.

Completó los noventa minutos para mantener el equilibrio en un equipo que sufrió un severo revés con la sustitución de Gonalons. Herrera y Montoro juntaron el hombro con el recién ingresado al césped Yan Eteki y crearon un inapelable cerrojo contra el que nada pudo hacer un impotente Nápoles.

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