granada cf | espanyol

Entre pitos y el G19

  • El último partido en Primera en seis años permite a la afición mostrar su disconformidad con la temporada realizada por los rojiblancos

Seis años de disfrute pero también de sufrimiento (para el que no sabe disfrutar), se cerraron ayer en el Estadio de Los Cármenes. Seis años en Primera que pocos podían imaginar que llegarían cuando hace once años el Granada CF estaba en Tercera División. La triste despedida a la mejor Liga del mundo estuvo marcada por la iniciativa anunciada durante la semana del G19, la asociación que aglutina a la mayor parte de las peñas del club, de tomar una serie de medidas contra los jugadores por el descenso. Lo que es curioso es que dicho ente, que mantiene buenas relaciones con la entidad rojiblanca, no pidió una pitada contra el palco y los responsables del Consejo de Administración con la misma intensidad. Pedir la ausencia de cánticos de apoyo o ánimo cuando el equipo de uno está sobre el césped dice mucho. Pero afortunadamente cada uno es libre de hacer lo que quiera y eso fue lo que se vivió en el campo.

El que quiso animó al Granada CF, pitó a los jugadores, alabó a quien quiso y protestó al que le apetecía. El pensamiento único nunca es bueno en ningún ámbito y en el mundo del fútbol menos, donde el 'borreguismo' está a la orden del día. Por ello, en la peor entrada de la temporada y seguramente de los seis años en Primera (10.503 espectadores), hubo quien se tomó el choque de ayer como el momento para demostrar su verdadero granadinismo. El escudo y la entidad están por encima de todo. Los jugadores se irán, los dirigentes también, pero el verdadero aficionado; el que sufre y se alegra; el que llora y se enfada; el que hace esfuerzos en su economía personal para abonarse año tras año… ese, sabe cuando pitar, a quien y cuando. El descenso estaba más que asumido y quizá por ello, era el día de demostrarse a sí mismo que, al margen de la categoría, el amor por unos colores debe primar esté donde esté el equipo. Quizá haya que aprender de la afición de Osasuna que, por cierto, no gozaba este año del título a la mejor de España.

La plantilla acudió al centro del campo al final donde recibió una sonora pitada

Hay quien dice que la afición rojiblanca se ha portado demasiado bien para lo mal que se ha hecho desde todos los ámbitos del club. Lo que está claro es que si desde la cúpula rectora no se ha aprendido de los errores cometidos, es que sus integrantes son muy torpes.

Se coreó tímidamente el once rojiblanco cuando el speaker anunció las alineaciones, siendo Adrián Ramos, ayer capitán, Héctor y sobre todo el granadino Entrena los que se llevaron un aplauso de los seguidores que se dieron cita en la instalación del Zaidín. Con la salida al campo de los jugadores y el himno sonando, se escucharon pitos aunque otros aficionados levantaron sus bufandas para cantarlo. Y eso que el G19 propuso gritarlo con más fuerza que nunca. Se ve que se les hizo mucho caso. Una cosa loca. Como en los toros, hubo división de opiniones. Pero hay símbolos que nunca se deben tocar. Uno de ellos es el escudo y los colores de la camiseta y otro el himno, aunque no sea el de toda la vida.

Los pitos fueron constantes por fases, sobre todo cuando se perdía el balón y algunos jugadores como Lombán o Vezo entraban en contacto con el cuero. Y si encima a los tres minutos se iba perdiendo 0-1, el ambiente no era el mejor. Y pero aún cuando Vezo se marcó el 0-2 en propia puerta, lo que hizo estallar al público al grito de "jugadores mercenarios", "esa camiseta no la merecéis", "directiva dimisión" o "Vieta vete ya". Lo único que calmaba los ánimos eran las intervenciones de Entrena. El tanto de Pereira a los 21 puntos sí se coreó. Por cierto, aspecto que no incluía en el comunicado del G19. A partir de ahí, se tranquilizó el ambiente, llegándose incluso a escucharse los habituales cánticos y algún que otro aplauso.

Poco a poco se fueron calmando los ánimos y es que la gente decidió olvidarse de todo y disfrutar en la medida de lo posible de un partido de fútbol, algo que no volverá a ocurrir hasta finales del mes de agosto. Por ello, era el momento de darle el cariño a jugadores que lo han merecido. Uno de ellos fue Pereira, que se llevó la ovación de la noche al ser sustituido por Jean Carlos, que debutaba. Fue el momento del despertar de la afición, que pidió al unísono que Entrena tirara una falta que el propio futbolista hueteño provocó, pitando a Lombán, finalmente el lanzador, que asumió la responsabilidad. El asturiano fue pitado a partir de entonces cada vez que tocaba el balón. Uche también lo al ser sustituido al igual que Boga al entrar, dejando clara la afición, que se entretuvo con un balón en la grada, quienes han sido sus favoritos y quienes no.

Aunque fue Héctor el que casi sale a hombros. Apodado 'El Litri', el vallisoletano quiso despedirse de la afición dando la vuelta al 'ruedo', pidiendo perdón después de que Tony Adams ordenara a sus jugadores irse al centro del campo a aplaudir a los seguidores. Un gesto que gustó mucho a unos y muy poco a otros, entre ellos a Foulquier, uno de los capitanes, que lo buscó invitándole a entrar en el túnel de vestuarios al entender que se estaba desmarcando del grupo, señalando al resto de la plantilla. Un gesto que resume lo que ha sido un año para olvidar que se cerró como casi siempre este año, con una nueva derrota.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios